pluriVERSIDAD - Edición 537 - miércoles 27, marzo, 2024 - La convivencia dignificante determinante de la calidad de vida - y más temas

PGV - PLURIVERSIDAD GLOBAL PARA LA VIDA - PGV

- La universidad grande de la Vida - pluriprofesional, incluyente misionalmente

Centro Superior de librepensamiento con responsabilidad y compromiso social: estudia, crea y gestiona conocimiento, en procura de sembrar, cultivar y sostener convivencia global dignificante 

Educar con convicción y rigurosidad para practicar, de manera sostenida, la convivencia dignificante en lo familiar, comunitario, territorial y global es clave determinante del bienestar para todos. Hasta ahora TODOS hemos fallado y hoy tenemos sociedades fallidas. ESTE ES EL PROBLEMA MAYOR !!! - Hay tarea de urgencia y conciencia para todos a una. (hac)

*******

La convivencia global dignificante determinante de la calidad de vida de todos en la Tierra

Hugo Arias Castellanos (*) -IA-PGV- chatGPT

https://co.images.search.yahoo.com/search/images_

La convivencia global dignificante es un concepto que aborda la calidad de las relaciones humanas y su impacto en el bienestar individual y colectivo en la Tierra. 

A lo largo de la historia, diversas corrientes filosóficas, sociológicas y psicológicas han explorado esta relación, destacando su importancia para el florecimiento humano y el desarrollo sostenible de las sociedades. 

En primer lugar, la convivencia dignificante se fundamenta en el respeto justo y mutuo y la valoración de la dignidad inherente de cada individuo. 

Según la filosofía humanista, promover una cultura de respeto justo y mutuo y empatía contribuye a la construcción de sociedades más justas y equitativas. Como sostiene el filósofo Erich Fromm en su obra "El arte de amar", el amor y el respeto son elementos esenciales para la realización personal y la armonía social. Además, numerosos estudios en psicología positiva han demostrado la relación entre la calidad de las relaciones interpersonales y el bienestar psicológico. 

La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby y Mary Ainsworth, resalta la importancia de los vínculos afectivos desde la infancia hasta la adultez, influyendo en la autoestima, la capacidad de regulación emocional y la satisfacción vital. 

En el ámbito sociológico, el sociólogo francés Émile Durkheim señaló la importancia de la solidaridad social en la cohesión de las comunidades y la prevención de la anomia. En su obra "La división del trabajo social", Durkheim distingue entre la solidaridad mecánica, basada en la similitud de valores y creencias, y la solidaridad orgánica, derivada de la interdependencia funcional en las sociedades modernas. Ambas formas de solidaridad están ligadas a la convivencia dignificante y al bienestar colectivo. 

En términos de salud pública, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la importancia de los determinantes sociales para la salud, entre los que se incluyen las condiciones de vida, el acceso a servicios de salud y la calidad de las relaciones sociales. La promoción de entornos saludables y apoyos sociales fortalece la resiliencia individual y comunitaria, reduciendo el riesgo de enfermedades mentales y crónicas. 

Asimismo, la convivencia dignificante es un pilar fundamental para la construcción de la paz y la justicia social en todos los escenarios posibles. 

El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) destaca la necesidad de abordar las causas estructurales de la violencia y la exclusión, fomentando la participación ciudadana y el diálogo intercultural. 

La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible reconoce la importancia de la paz, la justicia y las instituciones sólidas como condiciones indispensables para el desarrollo humano integral. 

En conclusión, la convivencia dignificante es determinante del bienestar en la Tierra, ya que influye en múltiples dimensiones del ser humano, desde lo individual hasta lo colectivo. Promover relaciones basadas en el respeto justo y mutuo, la empatía y la solidaridad es esencial para alcanzar sociedades más justas, saludables y sostenibles. Como sugiere el poeta Rabindranath Tagore, "el amor es la realización suprema a la que puede aspirar el alma humana". En este sentido, cultivar la convivencia dignificante es una tarea urgente y necesaria para el futuro de la humanidad. 

Fuentes de referencia: 

1. Fromm, E. (1956). El arte de amar. Paidós. 

2. Bowlby, J. (1988). A secure base: Parent-child attachment and healthy human development. Basic Books. 

3. Durkheim, É. (1893). La división del trabajo social. Félix Alcan. 

4. Organización Mundial de la Salud (OMS). Determinantes sociales de la salud. Recuperado de https://www.who.int/social_determinants/es/ 

5. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Objetivo de Desarrollo Sostenible 16: Paz, justicia e instituciones sólidas. Recuperado de https://www.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals/goal-16-peace-justice-and-strong-institutions.html 

(*) Ciudadano promotor de Cultura ciudadana para la Convivencia familiar, comunitaria y Global, Director de PGV, PhD (e), Especialista en Administración y Planeación Regional y Urbana, Especialista en Optimización de Sistemas de Transporte.  Catedrático  universitario. Exfuncionario público de nivel directivo y gerencial. 

*******

El delirio de las cuentas propias

Unos cuántos políticos, con alma de dictadores, viven el delirio de hacer interpretaciones de los hechos, y cuentas alegres sobre su poder y sus posibilidades de acción. Para ello interpretan a su acomodo los procesos históricos e inclusive los fundamentos y el sentido de las instituciones. Con lo cual pueden terminar por violentar la voluntad popular, y crear un clima de incertidumbre del cual sacan provecho.

Todos obran con el denominador común de verdades acomodaticias, en realidad falsedades, que pretenden convertir en creencias, así sea por la fuerza. De paso buscan, y a veces consiguen, asfixiar la verdad y dejarla de lado, cuando no combatirla por las malas. Todo para mantenerse en el poder, o retornar a su ejercicio, por encima de sus propios fracasos y equivocaciones.

Les anima un ego mesiánico, que no les deja perder jamás y les obliga a acomodar las razones que sea para justificar sus desvaríos. Insisten en sus “verdades”, contra toda evidencia, con la ayuda de quienes les rodean en la cúspide de una pirámide desde la cual poco importan los verdaderos sentimientos populares, que buscan manipular con interpretaciones a su manera. Algo fácil cuando logran construir creencias a la medida de manadas de incautos que encuentran la satisfacción elemental de escuchar lo que necesitan.

Como si la historia se repitiera en círculos centenarios, el mundo presencia en nuestros días el desfile de una cosecha de “líderes” que no necesariamente son una colección de sabios respetables por la solidez de sus creencias y la calidad de su ejemplo, sino por la astucia de su pensamiento y de sus estrategias. De manera que resulta inevitable recordar el proceso del siglo pasado, que, a estas alturas, en medio de la euforia del final de la primera, generó nada menos que la posterior catástrofe de la Segunda Guerra Mundial.

En los Estados Unidos, un comerciante de inmuebles convertido en jefe político, condenado ya en uno de los casi cien procesos pendientes ante la justicia, por haber inflado engañosamente el valor de sus bienes en el mercado inmobiliario, sigue apegado a sus propias cuentas, según las cuales, sin aportar ninguna prueba, ganó las elecciones presidenciales de hace tres años. Solo que, según él, se las robaron dentro del mismo sistema que él presidía.

Con gestos de Mussolini y vocabulario de pocas palabras, arremete no solamente contra todo el que sea potencial adversario, sino contra las instituciones y en particular contra la justicia de su propio país. De una vez es protagonista de acciones de efecto internacional, cuando anuncia decisiones que tomaría o con su influencia en la negativa del apoyo americano a Ucrania, o el debilitamiento de los vínculos entre los Estados Unidos y Europa. Lo cual puede parecer hoy un chiste, pero, en el mediano plazo traería consecuencias gravísimas para la integridad del bloque occidental, bajo múltiples amenazas que el personaje no ha dado muestras de entender.

En Moscú, un jefe atornillado al poder del Kremlin en lo que va del presente milenio, se las acaba de arreglar para continuar en el oficio por seis años más, con el anuncio de que serán doce, en unos comicios para los cuales no hubo competencia, ya se sabe por qué razones. Retrógrado, con ínfulas de historiador y estratega supremo, busca la reconstrucción del imperio zarista.

Con ese propósito completó ya dos años de guerra contra Ucrania, a costa de la vida de miles de soldados campesinos propios enviados al sacrificio con el argumento de que se trataba de una “operación especial”, destinada a detener el avance de un estado ucraniano “neonazi y drogadicto”, listo a asaltar a la madre patria. Invocación que para los rusos trae el recuerdo de la Gran Guerra Patriótica, que libraron valientemente, a un costo inverosímil de vidas humanas, cuando los atacaron los nazis de verdad. Toda una edificación de creencias impuestas, por la razón o la fuerza, que no admiten discusión. Mientras con su talante guerrista amenaza al resto del mundo con el poderío nuclear de su país, que por el mismo hecho de no haber podido doblegar a Ucrania está claro que ya no es una superpotencia, aunque lo sea en sus propias cuentas.

En Guinea Bisáu, un juvenil presidente, elegido hace tres años en unos comicios cuyo escrutinio no terminó, no se ha detenido en su marcha en contra del parlamento y otras instituciones. Valido de un supuesto intento de golpe de estado en 2022, resolvió disolver el legislativo y disponer el arresto de opositores. Como suele suceder, su primer anuncio fue el de nuevas elecciones. Expediente utilizado por los dictadores como abrebocas que deja a la gente con la boca abierta mientras buscan perpetuarse en el poder mediante la acumulación de funciones, para dar rienda suelta a su deseo de gobernar como les venga en gana.

En Haití, un ex-policía, ahora jefe de pandilla, resolvió convertirse en árbitro de la vida política y de la disciplina de una población aterrorizada y sumida en la anarquía, al ritmo de una violencia sin cuartel. No importa la búsqueda de soluciones políticas. No valen. No tienen cabida, mientras se lucha calle a calle por el predominio de la fuerza, con la esperanza de prevalecer, para luego preocuparse supuestamente de gobernar lo ingobernable. Pero él cree que encarna, o debe encarnar el poder, y esas son sus cuentas, que espera imponer.

En La Habana invocan todavía, como lo han hecho por mucho más de medio siglo, la culpa del imperio yanqui cuando se presentan protestas por el deterioro del nivel de vida. El mismo imperio del que se han declarado orgullosamente independientes, pero del cual parecen depender, de hecho, al punto que sigue siendo según las cuentas del propio gobierno el causante del fracaso de un sistema incapaz de darle de comer a un pueblo al que se le obliga a definirse como revolucionario, siempre y cuando se trate de ejercer la acción revolucionaria contra los yanquis, pero al que se le impide, por la fuerza, ser revolucionario contra el hambre cotidiana

En Tel Aviv, un primer ministro que había arremetido contra el aparato judicial, y se había adornado con la aureola de garante de la seguridad de sus compatriotas, lleva ya más de 170 días y de treinta mil muertos de venganza por el infame ataque del que fueron objeto civiles inocentes el 7 de octubre pasado, y que, a juzgar por los estándares de control establecidos, no ha debido suceder.

Ahora trata al mismo tiempo de liberar a los rehenes y “borrar de la faz de la tierra” al movimiento terrorista que perpetró el asalto y asesinó a más de mil de sus compatriotas. Propósito de eliminación que ha puesto a su país en la contradictoria situación de ganar una batalla estruendosa mientras pierde una guerra, pues, sin perjuicio del juicio de responsabilidades que vendrá en el seno de un estado democrático, cada bomba que destruye hoy hogares palestinos siembra semillas de rencor y venganza cuyos frutos, infortunadamente, se verán más adelante, en la región y el resto del mundo.

Todas estas “cuentas propias”, de políticos alucinados, forman parte de una tendencia inveterada a hacer valer el recuento acomodaticio de hechos y circunstancias, que en ocasiones puede llevar inclusive en estados pretendidamente democráticos a la subversión contra las instituciones desde el ejercicio mismo del poder.

Ante semejante amenaza, allí donde queden espacios democráticos, corresponde a la ciudadanía movilizarse, a fondo y sin reservas, para defender las instituciones, que no pueden ser alteradas según la voluntad de ningún “caudillo” presuntuoso que, ante el fracaso de su gestión política, decide con argumentos advenedizos, populistas y pseudo democráticos, arremeter contra la institucionalidad en busca de cambiarla para conseguir una que sea diseñada a su medida. Síndrome que, en los tiempos actuales, y a la luz de los ejemplos mencionados, recuerda, entre otros, los avances del fascismo, de cualquier color, que hace un siglo trajeron tanta desolación y escribieron con sangre lecciones que no se pueden echar al olvido.

(*) Exembajador de Colombia. Director y moderador del Observatorio de actualidad Internacional de la U. del Rosario. Exrector Universitario. Decano y docente titular en U. del Rosario. Analista y escritor sobre temas de Relaciones internacionales, gobernanza y geopolítica.

Fuentes: El autor y https://blogs.elespectador.com/actualidad/destellos-de-un-mundo-en-mutacion/delirio-las-cuentas-propias 

*******

La curiosidad por la religión se considera una cualidad positiva, según un estudio

Un equipo de investigadores norteamericano revela que la gente ve con buenos ojos a quienes muestran una mentalidad abierta por la religión y la ciencia.

Publicado por 

Pablo MoraPeriodista científico

Creado:24.03.2024 | 18:00

Actualizado:24.03.2024 | 18:00


Las cuestiones existenciales y la búsqueda de respuestas sobre el significado de la vida son una constante en la vida de muchas personas.

Y concretamente, en la sociedad actual, la curiosidad por la religión se puede entender desde una perspectiva positiva, ya que puede reflejar una mente abierta y un interés por comprender las creencias y prácticas de otras personas, así como un intento de fomentar la tolerancia y la aceptación de la diversidad religiosa.


'La Anunciación' de Fra Angelico (Museo del Prado)Wikimedia Commons

Investigaciones anteriores ya habían examinado qué es lo que despierta la curiosidad de las personas y cómo esa inquietud puede ayudar a aprender nueva información. Sin embargo, los psicólogos aún no tenían claro cómo perciben los demás el hecho de mostrar curiosidad en este ámbito.

Ahora, un grupo de investigadores norteamericano ha revelado que personas de diversos orígenes religiosos en Estados Unidos consideran moralmente positiva la curiosidad por la religión, según una nueva investigación publicada en Social Psychological and Personality Science.

Además, los resultados demuestran que los ateos también consideran positiva esta inquietudaunque no tanto como la falta de curiosidad religiosa. Así pues, la conclusión principal de este trabajo es que la gente ve con buenos ojos a quienes muestran curiosidad por la religión y la ciencia.

“Las personas que muestran curiosidad -por la religión o la ciencia- son vistas como poseedoras de otros rasgos de carácter moral”, afirma la autora principal del estudio, Cindel White, de la Universidad de York.

“Se percibe a las personas curiosas como dispuestas a esforzarse para tener éxito en la vida, y además se valora ese esfuerzo por aprender como algo moralmente positivo”, añade.

Para llegar a estas conclusiones, el equipo formado por White y sus colegas, pidió la opinión de un total de 1.891 participantes. Los voluntarios tuvieron que emitir juicios de valor sobre personas que mostraban curiosidad, poseían conocimientos relevantes o carecían tanto de curiosidad como de conocimientos sobre religión y ciencia.

"Adán y Eva en el Paraíso Terrenal" por TizianoMuseo del Prado / Wikimedia

Según los resultados, en líneas generales, los participantes atribuyeron mayor ‘virtud moral’ a las personas que mostraban curiosidad, una tendencia que se mantuvo entre los participantes judíos, protestantes, católicos y otros cristianos.

“En Estados Unidos, las personas que profesan la religión o la fe pueden ser percibidas como anticientíficas y dogmáticamente incuestionables con respecto a las doctrinas religiosas, o estar asociadas a movimientos de este tipo”, afirma White.

“Sin embargo, los participantes con creencias religiosas aprueban que se les hagan preguntas sobre la ciencia, la propia religión y las religiones de otras personas. Esto indica una aprobación general de las personas que desean aprender más sobre cuestiones religiosas y científicas”, subraya.

Musulmán rezando en una mezquitaOZGUR DONMAZ / iStock

Asimismo, los investigadores explican que lo que se evaluó fue “la percepción sobre las personas que son curiosas, no lo que vaticina esa curiosidad ni tampoco cómo se asocia esa inquietud con su nivel real de esfuerzo o carácter moral”. 

Por otra parte, dado que esta investigación se limita a Estados Unidos, el equipo espera que en futuros estudios se extienda a personas de un abanico más amplio de países.

En cualquier caso, la curiosidad religiosa puede ser percibida de manera diferente según la tradición religiosa de los observadores, siendo más positivamente evaluada en aquellas tradiciones que valoran el cuestionamiento y la búsqueda de conocimiento.

Los hallazgos sugieren que esa inquietud puede ser vista como una señal de virtud cuando se percibe como un esfuerzo por aprender información socialmente valorada, mientras que las opiniones negativas pueden surgir cuando se percibe como una amenaza a la cohesión del grupo o la ortodoxia religiosa.

Diversidad cultural y religiosa

De forma paralela, los mismos investigadores están estudiando cómo evalúan los niños de entre cinco y ocho años la curiosidad por la religión y la ciencia.

“El equipo está descubriendo que los niños pequeños también valoran y recompensan positivamente la curiosidad, pero es necesario seguir investigando en este campo para comprender los factores que intervienen en este fenómeno”, apunta White.

Hinduismo. La curiosidad por la religión se considera moralmente positiva, según un estudioiStock

“Es probable que surjan otras cuestiones para investigar, así como contextos culturales o entornos de conflicto dentro de esas comunidades religiosas en los que la curiosidad señale rasgos negativos, como la deslealtad al propio intragrupo”, indica White.

Es importante señalar que el hecho de considerar la curiosidad por la religión como moralmente positiva o negativa puede depender de la perspectiva y los valores individuales.

No obstante, según los expertos, la preocupación por todo lo que rodea a la fe debe suponer un respeto por la diversidad cultural y religiosa y, además, puede llevar a una apreciación más sólida de las diferentes tradiciones, así como ayudar a superar estereotipos y prejuicios.

Y aunque la capacidad de cuestionar y analizar constructivamente las ideas puede considerarse positiva en el contexto de un pensamiento crítico, desde una perspectiva ética es importante tener en cuenta el respeto por la privacidad y la autonomía de las personas en cuestiones religiosas.

“La moralidad de la curiosidad por la religión depende de cómo se exprese y de cómo afecte a las relaciones interpersonales y a la comprensión mutua. Es importante cultivar una actitud de respeto, apertura y diálogo constructivo al tratar estas cuestiones”, concluyen.

Referencia

  • White, Cindel J.M. 'Adults Show Positive Moral Evaluations of Curiosity About Religion'. Social Psychological and Personality Science' (2023)

 Fuente: https://www.muyinteresante.com/ciencia/62517.html


*******


https://co.images.search.yahoo.com/search/images?p=Educar+para+la+convivencia+dignificante







Comentarios

  1. Doc Hugo gracias por compartir esos artículos tan interesantes y ejemplares tes valida informacion saludos

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

TU NO SABES AMAR Poema de Julio Flórez (*)

LA EFICACIA DE LA MISIÓN DE LAS UNIVERSIDADES Por Hugo Arias Castellanos

ADAPTACIÓN DEL TRANSPORTE PÚBLICO AL COVID 19 * Por Carlos Yezid Morales G.