PluriVERSIDAD - Edición 525 - miércoles 14, febrero, 2024 - La hipocresía en el continuado proselitismo electoral - y más temas en PGV
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La hipocresía en el continuado proselitismo electoral
Hugo Arias C. -IA-PGV-chatPGT
El sentido común indicaría "normalmente" que el proselitismo político se fundamentara en la cultura ciudadana para la convivencia comunitaria dignificante; sin embargo y lamentablemente, no es así dado que las arengas y discursos con los que se efectúa el proselitismo electoral tienen, en el fondo, como objetivo escondido y preciso lograr los votos suficientes, casi siempre, para llegar al poder y para sostenerse en él a toda costa, con el fin perverso de disponer de los recursos públicos (los impuestos crecientes y otros) en beneficio propio, de sus allegados y lugartenientes. La acción con visión prospectiva en políticas públicas y proyectos conducentes al bienestar general de los ciudadanos en la realidad no es prioritaria y, por tanto, parece que solo hace parte folclórica, acomodada, promesera y repetitiva de los discursos electorales de derechas, izquierdas, centros, polos, indignados, sectarios, indolentes, creyentes y no creyentes, votantes y abstencionistas, es suficiente ver para creer.
La hipocresía, entendida como la discrepancia entre lo que se dice y lo que se hace, ha sido una herramienta comúnmente utilizada en el proselitismo electoral debido a su capacidad para manipular percepciones y ganar apoyo. En muchos casos, los políticos recurren a la hipocresía para presentar una imagen favorable ante el público, aunque sus acciones contradigan sus palabras. Esta estrategia puede tener efectos significativos en el proceso electoral y en la percepción pública de los candidatos y partidos políticos.
Uno de los ejemplos más destacados de hipocresía en el proselitismo electoral es la promesa de los candidatos de cumplir ciertas políticas o promover ciertos valores durante sus campañas, solo para revertirlas o ignorarlas una vez en el cargo. Esta brecha entre retórica y acción puede erosionar la confianza del electorado y generar cinismo hacia el sistema político en general. Un estudio de Alesina y Rosenthal (1995) encontró evidencia de que los políticos a menudo adoptan posturas más moderadas durante las campañas electorales para atraer a un electorado más amplio, pero luego implementan políticas más extremas una vez en el cargo.
Además, la hipocresía puede ser especialmente efectiva en el proselitismo electoral debido a la tendencia de los votantes a prestar más atención a las palabras que a las acciones de los candidatos. Los discursos y las promesas convincentes pueden influir en las percepciones de los votantes, incluso cuando hay evidencia que sugiere lo contrario. En un estudio realizado por Alvarez y Brehm (1995), se encontró que los votantes eran más propensos a cambiar su apoyo hacia un candidato basándose en sus palabras en lugar de sus acciones pasadas o futuras.
Además de influir en las percepciones electorales, la hipocresía también puede tener efectos duraderos en la política y la gobernabilidad. Cuando los políticos hacen promesas que no pueden o no quieren cumplir, pueden generar descontento entre los ciudadanos y dificultar la implementación efectiva de políticas públicas. La falta de coherencia entre la retórica electoral y la acción gubernamental puede conducir a la polarización política y la desconfianza en las instituciones democráticas.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la hipocresía no siempre es una estrategia efectiva en el proselitismo electoral. Los votantes pueden ser escépticos ante las promesas vacías y pueden castigar a los candidatos percibidos como hipócritas en las urnas. Además, con el aumento del acceso a la información y la transparencia en la era digital, es más difícil para los políticos ocultar sus acciones contradictorias.
En última instancia, la eficacia de la hipocresía en el proselitismo electoral depende de una variedad de factores tales como la cultura ciudadana, la credibilidad del candidato, el contexto político y la percepción del electorado sobre la importancia de la coherencia entre palabras y acciones. Si bien la hipocresía puede proporcionar ganancias políticas a corto plazo, sus efectos a largo plazo en la confianza pública y la estabilidad política son perjudiciales.
En conclusión, la hipocresía ha sido y sigue siendo una herramienta utilizada en el proselitismo electoral debido a su capacidad para manipular percepciones y ganar apoyo. Sin embargo, su eficacia depende de una serie de factores y puede tener consecuencias negativas a largo plazo para la confianza pública y la estabilidad política. Es fundamental que los ciudadanos sean hagan control político en especial en el uso óptimo de los impuestos, sean críticos objetivos con las promesas y acciones de los políticos y exijan coherencia y transparencia en el proceso político y en el ejercicio de cada gobierno.
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Hay políticos que dicen lo que les conviene, con el ánimo de fabricar “verdades” artificiales que sirvan a sus intereses. Hábilmente las ponen a flotar como globos de colores capaces de entusiasmar a quienes crean que lo que ellos digan es palabra sagrada. Adentrados ya en la realidad artificiosa que inventaron, buscan sacar el mejor provecho, como si su oficio fuera jugar con fuego.
Varios jefes políticos proclamaron su victoria, o buscaron sacar provecho, a pesar de un precario resultado, en las recientes elecciones generales de Paquistán. Imran Khan, desde la prisión, reclamó como suyas las 102 curules obtenidas por candidatos que se presentaron como independientes, ya que su partido fue proscrito de la elección. Nawaz Sharif, con 73 curules, que regresó de un exilio donde escapaba de condenas judiciales que le fueron perdonadas para que pudiera competir y ganar, no tuvo problema en decir que fue el vencedor. Un tercero, Bilawal Bhutto-Zardari, con 54 bancas parlamentarias, reclamó que sólo podía haber gobierno con su participación. Los militares, que han sido siempre parte de la comparsa, entraron para exigir unidad nacional, que sería el lema bajo el cual, eventualmente, volverían a tomarse el poder.
Al momento de la independencia y partición de la India Británica, Muhammad Ali Jinnah reclamó la creación de un país para los musulmanes, que quedarían en minoría dentro de la India independiente, así fuese bajo el espíritu de Gandhi. Esa condición minoritaria les mantendría, pensaba, como ciudadanos de segunda clase. Por lo cual se decidió dar vía libre a la creación de Paquistán, la “tierra de los puros”.
Desde un principio, y sin cesar, la trayectoria política de Pakistán ha sido azarosa. Los 76 años de historia contemporánea de ese país, con más de 130 millones de habitantes, han estado dominados por partidos políticos bajo el control de dinastías familiares omnipresentes. De esos partidos han salido casi todos los primeros ministros, elegidos popularmente, de los cuales ninguno ha logrado terminar su mandato. Los militares se han encargado de tumbarlos, y los jueces de condenarlos o perdonarlos, de manera que, mientras los civiles oscilan entre el gobierno, la cárcel y el exilio, las fuerzas armadas han asumido el poder por más de tres décadas.
El jefe político ahora prisionero, Imran Khan, fue hasta hace poco primer ministro. Su carrera política comenzó con su notoriedad como capitán del equipo nacional de Cricket que ganó una copa mundial. Su modelo alternativo de gobierno, inspirado en una variante novedosa de islamismo populista, llegó muy profundo al alma de la gente, fatigada de ver el desfile interminable de los Butto, y los Sharif, uno de los cuáles buscaba ahora ser jefe del gobierno por cuarta vez.
El problema que acabó con el gobierno de Khan, por la vía de la moción de censura, fue el de haberse disputado con el máximo jefe de las fuerzas militares. Si alguien quiere entender a fondo cómo funcionan los procesos del poder en Paquistán, debería conocer cómo se seleccionan, se nutren, se educan y funcionan los ascensos dentro de sus fuerzas armadas. Lo demás, históricamente, son las migajas que quedan para los políticos. Y es ahí donde sobresalen los Bhutto y los Sharif.
Los Bhutto han estado siempre presentes en el escenario, con la bandera del “Partido del Pueblo de Paquistán”, fundado en 1967 por Zulfikar Ali Bhutto, que fue primer ministro y terminó en la horca por sentencia judicial reconocida como políticamente motivada. Su hija Benazir vino a ser más tarde primera ministra, y terminó asesinada, lo mismo que dos de sus hermanos, cuando intentaban adelantar carrera política. Su viudo, Asif Ali Zardari, fue presidente. Y el hijo de ambos, Bilawal Bhutto Zardari era ahora el candidato a primer ministro que quedó de tercero en la votación. Nótese que los Bhutto obligaron a que este personaje llevara primero el apellido materno, para que no perdiera fuerza política el nombre de la familia.
Los Sharif han sido una familia de grandes negocios, metidos exitosamente en la política, a través de su propio partido, la “Liga Musulmana de Paquistán”, al punto que uno de sus miembros, Nawaz, ha sido primer ministro en tres ocasiones, siempre depuesto antes de terminar su mandato, y ahora era el candidato rehabilitado e importado para gobernar por cuarta vez. Su hermano Shehbaz ha sido con anterioridad primer ministro una vez, después de haber sido varias veces jefe de gobierno de la poderosa provincia del Punjab, donde Maryam, la hija de Nawaz, ejerce poder político por cuenta propia. Todo esto sin tener en cuenta la permanencia de la familia, lo mismo que los Bhutto, en el rol de oposición.
Los que mueven las cuerdas del poder hicieron condenar a Imran Khan en una maniobra típica del modus operandi paquistaní. A los motivos tradicionales agregaron ahora la de su “matrimonio ilegítimo” con una reconocida “sanadora” y mística, fervorosa musulmana. Con lo cual sembraron las semillas de una retaliación popular de amplias proporciones. Así, a pesar de haber perdonado e “importado” a Nawaz Sharif, a la prohibición de que Khan fuera candidato, a la proscripción de su partido, el “Movimiento por la Justicia de Paquistán”, al fraude que muchos denunciaron, al cierre temporal de los sistemas telefónicos durante el escrutinio y otra serie de maniobras, el prisionero político terminó ganando el mayor número de curules. Número que, según sus partidarios habría sido estrictamente mayor.
Nawaz Sharif, sorprendido, y que confiaba ganar, mal podría, en términos políticos, aceptar su fracaso. Entonces se proclamó ganador, con el argumento de que los independientes no tenían jefe y anunció que estaba dispuesto a liderar un gobierno de coalición. Candidato a ese pacto: Bilawal, el joven heredero de la dinastía Bhutto-Zardari. A la hora de la verdad, las 102 curules de los independientes fueron lo de menos. Sharif se mantuvo a flote, a pesar de su fracaso electoral, y su clan entró con el de los Bhutto en aquello que los ingleses llaman “horsetrading”, es decir las “negociaciones políticas” entre jefes que desean repartirse el poder.
Antes de que, muy a la manera de la “cultura política” paquistaní, los militares se echaran una vez más el peso del gobierno al hombro, los negociadores llegaron a un acuerdo: los dos partidos tradicionales, dinásticos, formarán un gobierno, junto con algunos partidos muy pequeños, y con la exclusión total de las 102 curules de Khan. La jefatura del nuevo gobierno corresponderá a otro de los Sharif, Shehbaz, el hermano de Nawaz, que comenzará a ser primer ministro por segunda vez, para completar cuatro gobiernos emprendidos por la familia.
Ese es el panorama de un país más pequeño geográficamente que el nuestro, con más del doble de población, con bomba atómica y uno de los diez ejércitos más grandes del mundo, en donde, a lo largo de las siete décadas de su existencia, las instituciones han tenido un valor relativo. En donde mandan a la cárcel, y a la horca, como ya lo hicieron con Alí Bhutto, a un expresidente y ex primer ministro en un juicio prototipo de persecución política, instigada por sus enemigos políticos y militares. Donde dos familias, con partido propio, protagonizan en forma excluyente la controversia política. Donde en asocio de los militares se proscriben candidatos y partidos nuevos, a conveniencia, y si es del caso perdonan judicialmente y traen del exilio un candidato tradicional para que gane las elecciones. Donde suspenden las comunicaciones a la hora de los escrutinios, donde los políticos se las arreglan para seguir en el reparto del botín del estado, y donde los militares reclaman “orden” y están listos a asumir el poder.
Ahí pueden ver los pesimistas, y los alarmistas de oficio, lo que son de verdad rupturas institucionales.
(*) Exembajador de Colombia. Director y moderador del Observatorio de actualidad Internacional de la U. del Rosario. Exrector Universitario. Decano y docente titular en U. del Rosario. Analista y escritor sobre temas de Relaciones internacionales, gobernanza y geopolítica.
Fuentes: El autor y Rupturas institucionales en "la tierra de los puros" | Blogs El Espectador
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El impresionante cambio que ha
tenido la superficie del Sol en tan solo dos años
Historia de Mateo Chacón Orduz • 14, febrero, 2024
Misión Solar Orbiter de la ESA y la Nasa.© Proporcionado
por El Tiempo
Imágenes de la sonda Solar
Orbiter revelan un sol lleno de manchas y erupciones.
El Sol cambió radicalmente en
los últimos dos años. Así lo muestran dos imágenes tomadas en ese lapso por la
sonda Solar Orbiter entre
febrero de 2021 y octubre de 2023.
Y es que a medida que el Sol se
acerca al máximo de su ciclo de actividad magnética, se pueden ver más
explosiones brillantes, manchas solares oscuras, bucles de plasma y remolinos
de gas supercaliente.
El Sol atraviesa un ciclo de
actividad que dura unos 11 años. Está causado por la "dinamo solar",
el proceso que genera el campo magnético del Sol. Al principio de este ciclo
(el mínimo solar) hay relativamente poca actividad y pocas manchas solares. La
actividad aumenta de forma constante hasta alcanzar su punto máximo (el máximo
solar) y, a continuación, vuelve a disminuir hasta llegar al mínimo.
El
mínimo solar más reciente se produjo en diciembre de 2019, apenas dos meses
antes del lanzamiento de Solar Orbiter. Las primeras vistas de la nave
espacial mostraban que en febrero de 2021 el Sol aún estaba relativamente en
calma.
Ahora
que la actividad solar se acerca a su máximo, que se espera para 2025, las
imágenes más recientes de Solar Orbiter, tomadas durante una aproximación al
Sol en octubre de 2023 muestran un aumento sorprendente de la
actividad.
El Sol en febrero de 2021 visto por Solar Orbiter ESA© Proporcionado por El Tiempo
El Sol en octubre de 2023 visto por Solar Orbiter Foto: ESA
Las
imágenes son reveladoras, sostiene la Agencia Espacial Europea (ESA), porque refuerzan las recientes teorías
según las cuales el máximo podría llegar hasta un año antes de lo previsto.
Solar Orbiter ayudará a
predecir el calendario y la intensidad de los ciclos solares. Aunque notoriamente difícil, esto es vital porque la
actividad solar puede afectar gravemente a la vida en la Tierra; las erupciones
extremas pueden dañar las redes eléctricas terrestres e inutilizar los
satélites en órbita.
Las
imágenes fueron tomadas por el instrumento EUI (Extreme Ultraviolet Imager) del
Solar Orbiter. Revelan la atmósfera superior del Sol, que tiene una temperatura
de alrededor de un millón de grados Celsius.
EUI ayuda a los científicos a investigar los
misteriosos procesos de calentamiento que tienen lugar en las regiones
exteriores del Sol. Dado que el EUI observa el Sol en luz ultravioleta, que es
invisible a los ojos humanos, el color amarillo se añade para ayudarnos a
visualizar nuestro Sol cambiante.
REDACCIÓN CIENCIA
Fuente:
Sol:
cambio que ha tenido la superficie solar entre 2021 y 2023 - Ciencia - Vida -
ELTIEMPO.COM
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Las tres teorías más
extravagantes de la ciencia
Muchas
veces la ciencia nos sorprende con teorías que chocan con nuestro sentido
común. Pero hay ocasiones en que realmente esas teorías superan cualquier
índice de extravagancia hasta convertirse en inverosímiles.
Publicado por
Miguel Ángel SabadellAstrofísico y divulgador científico
Creado:13.02.2024 | 16:00
Actualizado:13.02.2024 | 16:00
En ocasiones los científicos proponen teorías que no solo desafían
la lógica, sino que también desafían nuestras percepciones convencionales. A
veces las catalogamos de extravagantes, otras de inverosímiles y, en ocasiones,
imposibles de creer. Estas son tres de ellas; el tiempo dirá si tienen algún
soporte real.
La materia está hecha de cuerdas
unidimensionales
Conocida como la teoría de
cuerdas, su idea básica es muy simple. “Todo el universo, desde la partícula
más diminuta a la estrella más distante, está hecho de un único tipo de
ingrediente: hebras de energía inimaginablemente pequeñas llamadas
cuerdas”, dice el físico teórico Brian Greene. Del mismo modo que las cuerdas
de un violín proporcionan una sorprendente variedad de notas, cada partícula
subatómica nace de uno de los modos de vibración de una única cuerda. “El
universo –añade Greene– es como una gran sinfonía cósmica resonando con todas
las diferentes notas que estas minúsculas cuerdas vibrantes pueden tocar”. Y no
solo eso: la teoría nos dice que estamos viviendo en un universo de 10
dimensiones –9 espaciales y 1 temporal– del cual nuestro universo
observable es una “hoja” –o brana en el lenguaje de cuerdas– de 4 dimensiones.
Brian
Greene, divulgador de la teoría de cuerdas. Foto: Fotor
Se dijo de ella que era un
pedazo de la ciencia del siglo XXI que se había colado en el siglo XX, era la
Gran Esperanza Blanca de la física teórica, la gran estrella rutilante que
unificaría de un plumazo el mundo de las galaxias y el de los átomos. Era la
anhelada Teoría de Todo,
el Grial de la física teórica.
Ahora bien, ya bien entrado el siglo XXI los físicos teóricos han tenido que abandonar aquellos horizontes de grandeza y reconocer, con gran dolor de corazón, que de Teoría de Todo no tiene nada. Los más optimistas se reconfortan pensando que no se trata de “la Teoría”, sino sólo de una aproximación. En la actualidad muchos de los teóricos de cuerdas han adoptado un enfoque utilitario. ¿Cómo? Aplicando las técnicas que han ido desarrollando a problemas de matemáticas puras, o acercándose a otros temas menos grandiosos, como comprender los agujeros negros, o ir en ayuda de la física de partículas y la búsqueda de estados exóticos de la materia. Y así, la teoría de cuerdas ha dejado de ser una teoría de todo para convertirse en una teoría de algo.
La teoría de cuerdas carece de confirmación experimental en los
aceleradores. Foto: Fotor
Vivimos en un universo de
universos
Uno de los científicos que más
ha pensado en el multiverso es el cosmólogo Mark Tegmark, y ha
propuesto una clasificación de los universos que está más allá de nuestro
universo visible, de forma que cada una de los niveles va incluyendo a los
anteriores.
Nivel I
El universo que observamos con
nuestros telescopios no es más que un pedazo insignificante de un pastel mucho
mayor, el universo real. Como cualquier intercambio de información entre dos
zonas del universo se verifica a la velocidad de la luz,
si nuestro universo tiene una edad de casi 14.000 millones de años de vida,
todo punto del cosmos que se encuentre a una distancia superior a 14.000
millones de años-luz estará desconectado de nosotros porque a la luz no
le habrá dado tiempo a llegar a la Tierra.
La situación es similar a la aparición de las distintas etnias
humanas: todas surgieron de un antepasado común en África, pero al emigrar y
distribuirse por todo el globo sin mantener contacto físico entre ellas, cada
una evolucionó siguiendo las mismas leyes naturales pero en función de las
diferencias del entorno: no es lo mismo el norte de Europa que Australia. De
este modo, el universo real se compone de diferentes regiones inconexas entre
sí -y quizá con diferencias significativas entre ellas- llamadas “burbujas Hubble”, que contienen el universo
observable de quienes allí habitan.
Nivel II
El universo está compuesto
en realidad por diferentes universos, todos ellos nacidos de la Gran Explosión y
cada uno con propiedades diferentes y en cada uno de ellos nos encontraremos
con universos de Nivel I. Esto se deriva de la llamada inflación caótica o
inflación eterna. Según ella, en el universo no hubo una única explosión
creadora que involucró a todo el universo real sino que, en todo momento, tenemos una cascada de posibles
universos desconectados unos de otros con características y valores de
las constantes fundamentales (como la carga del electrón) totalmente
diferentes. Dicho de otro modo: vivimos en un megauniverso compuesto de
universos paralelos inflacionarios donde cada uno de ellos alberga su propia
colección de universos paralelos en forma de burbujas de Hubble.
El
universo visible es un trozo del real. Foto: Fotor
Nivel III
Esta vez tenemos que mirar
al mundo subatómico y a una cuestión que aún aguarda solución: el problema de
la medida en la mecánica cuántica. Para entenderlo, imaginemos una caja donde
hemos metido un átomo radiactivo que tiene una probabilidad de desintegrarse
del 50% si pasan 10 minutos. Pues bien, según el físico Hugh Everett cada
vez que el universo se encuentra ante una "alternativa" cuántica, en
este caso que el átomo se haya desintegrado o no-desintegrado, el cosmos entero se escinde en dos, y en una de las
ramas del universo el átomo se ha desintegrado y en la otra no lo ha hecho.
Evidentemente, nadie es consciente de esta multiplicación de universos ni
nadie, salvo en la ciencia ficción, puede viajar de uno a otro.
Nivel IV
El siguiente y último nivel
de multiverso es del propio Mark Tegmark. Es el no va más de universos
paralelos: no solo difieren en la localización (nivel I), propiedades
cosmológicas (nivel II) o estado cuántico (nivel III) sino también en las leyes
de la naturaleza. Son universos con
diferentes leyes naturales que existen fuera del entramado espacio-tiempo al
contrario de lo que sucede en los casos anteriores, donde todos esos universos
viven en la misma tela espaciotemporal. Por supuesto, son imposibles de
visualizar; debemos pensar en ellos como entidades abstractas, “esculturas
estáticas que representan la estructura matemática de
las leyes físicas que las gobiernan”, comenta Tegmark. Y añade: “Los elementos
de este multiverso no residen en el mismo espacio sino que existen fuera del
espacio y el tiempo. La mayoría de ellos carecen probablemente de
observadores”.
¿Vivimos en un universo de
universos?. Foto: Fotor
Y dentro de cada uno de estos
universos surgidos de todas las posibilidades matemáticas autocoherentes
existen las innumerables ramas de universo de Everett y dentro de cada una de
ellas los universos inflacionarios, y dentro de cada uno de estos, las burbujas
Hubble. Y nosotros vivimos en una de esas burbujas.
El agua
tiene memoria
En 1796 el médico alemán Samuel
C. Hahnemann enunció los dos principios básicos en los que se fundamenta
la homeopatía. El primero es la ley de la
similitud: si una sustancia provoca los mismos síntomas en un individuo
sano que una enfermedad, entonces es el medicamento adecuado para ella. El
segundo es la ley de los infinitésimos: cuanto más diluido esté el
remedio mayor es su efecto curativo. La práctica homeopática es tan radical que
en los preparados que vende no hay ni una molécula del remedio que
supuestamente va a curarle. Si la disolución se hace en agua, lo que al final el
enfermo se está tomando es eso, solo agua. ¿Cómo es posible que tenga un efecto
medicinal?
Preparados homeopáticos. Foto:
Fotor
Nadie es capaz de dar una
explicación satisfactoria a la paradoja homeopática. Solo algunos
teóricos de la homeopatía se atreven a decir que el agua es una sustancia tan
extraordinaria que “recuerda” no solo haber chocado con las moléculas del
principio activo homeopático, sino que en ese choque le transfiere las
propiedades curativas. Dicho más sencillamente: el agua tiene memoria.
Tal
explicación, además de contradecir todo lo se conoce sobre estructura molecular
y los principios físico-químicos que han demostrado su validez en incontables
experimentos y son la base de la industria química moderna, encuentra con
muchos inconvenientes. El principal es que esa supuesta “memoria” es,
además de misteriosa, selectiva: el agua únicamente “recuerda” la sustancia
homeopática y a ninguna otra. Eso sin olvidar el hecho que ninguno de los
excipientes utilizados son puros al 100%, sino que contienen trazas de otras
sustancias que también son dinamizadas: ¿por qué no aportan sus también sus
características al preparado homeopático?
Fuente: Las tres teorías más
extravagantes de la ciencia (muyinteresante.com)
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Arranca la nueva turbina
submarina que genera energía con la corriente de las mareas
Historia de Omar Kardoudi • 19 h
La Dragon 12 es una turbina que
genera energía moviéndose como lo hacen las cometas, pero en lugar de volar por
el aire, flota en el mar para aprovechar el movimiento de la marea. Sus
creadores, la empresa sueca Minesto, asegura que su sistema ya está operativo
y ha empezado a generar energía para la red eléctrica.
Después de las placas solares,
los aerogeneradores marinos se están convirtiendo en la solución preferida por
empresas y países para producir grandes cantidades de energía limpia y barata.
Pero esas mastodónticas turbinas, que pueden
llegar a medir lo mismo que un rascacielos neoyorquino, no se pueden
instalar en cualquier parte. Además, el coste y la logística que supone
ponerlas en pie es un freno para muchos potenciales clientes.
Gustosos hemos seguido y seguiremos cumpliendo la misión y tareas correspondientes a Pluriversidad Global para la Vida.- PGV. Necesitamos más lectores, analistas, comentaristas y colaboradores. QUEDAN GRATAMENTE INVITADOS. Sus comentarios nos ayudarán para mejorar y para hacer más útil socialmente este trabajo.
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