PGV - Edición 493 - Miércoles, 25, octubre, 2023 - La responsabilidad de elegir malos alcaldes - y más temas en PGV

 PGV - PLURIVERSIDAD GLOBAL PARA LA VIDA - PGV

- La universidad grande de la Vida - pluriprofesional, incluyente misionalmente

Escuela de librepensamiento: estudia, crea y gestiona conocimiento en procura de sembrar, cultivar y sostener convivencia global dignificante

***** 

| URGENTE: Hamas ha lanzado una fuerte andanada de cohetes dirigidos al centro de Israel.

 25, 0ctubre, 2023



Fuente: (20) UHN Plus en X: " 🇵🇸🇮🇱 | URGENTE: Hamás ha lanzado una fuerte andanada de cohetes dirigidos hacia el centro de Israel. https://t.co/gBB7LDU7vU" / X (twitter.com) - @UHN-Plus

*****

¿Vive Colombia un proceso de descomposición o de recomposición social?

Hugo Arias C. - IA-PGV-BOT

https://co.images.search.yahoo.com/search/images;_ylt=AwrFeR5MUzhl2uMPCVCrcgx.;_

Este complejo e inusual interrogante podrá tal vez ser respondido, de manera objetiva, por personas con cultura ciudadana bien cimentada y practicada de manera continua.  Todo ciudadano consciente  de serlo y de vivirlo habrá de tener  los elementos idóneos para determinar si su país vive un proceso de descomposición o de recomposición social.    

La historia contemporánea de Colombia ha estado marcada por conflictos armados, tensiones políticas y desafíos socioeconómicos. La pregunta sobre si Colombia vive un proceso de descomposición o de recomposición social es relevante y conlleva una profunda reflexión sobre la dirección que está tomando el país. A continuación, se aborda esta cuestión desde diferentes ángulos:

Descomposición Social:

1. Conflicto Armado Prolongado: El conflicto armado en Colombia, que ha durado más de medio siglo, ha tenido consecuencias devastadoras para la sociedad. Ha generado desplazamiento forzado, pérdida de vidas y de enormes cantidades de recursos públicos  y trauma psicológico. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, más de 8 millones de personas han sido víctimas de desplazamiento forzado desde 1985[^1^].

2. Desigualdad Socioeconómica: Colombia es uno de los países con mayores niveles de desigualdad en América Latina. Según el Banco Mundial, el 10% más rico de la población concentra casi el 40% del ingreso total[^2^].

3. Problemas Relacionados con el Narcotráfico: A pesar de los esfuerzos del gobierno y la cooperación internacional, el narcotráfico sigue siendo un problema que afecta la seguridad y la estabilidad política y social del país.

Recomposición Social

1. Proceso de Paz: En 2016, el gobierno colombiano y las FARC firmaron un acuerdo de paz histórico, lo que representa un paso significativo hacia la recomposición social. Este acuerdo buscó terminar con décadas de conflicto armado y establecer bases para una sociedad más justa y pacífica[^3^].

2. Movimientos Sociales y Juveniles: En los últimos años, Colombia ha visto un resurgimiento de movimientos sociales, especialmente entre los jóvenes. Estos movimientos piden reformas educativas, lucha contra la corrupción y justicia social. Estas movilizaciones representan un deseo colectivo de cambio y transformación.

3. Reconocimiento de la Diversidad: Hay un crecimiento en el reconocimiento y valoración de la diversidad cultural, étnica y sexual en Colombia. Las comunidades indígenas, afrocolombianas y LGBTI están ganando mayor visibilidad y derechos en el escenario nacional[^4^].

Conclusión:

La situación actual de Colombia puede ser interpretada como un proceso dual de descomposición y recomposición. Por un lado, persisten problemas estructurales y tensiones derivadas de años de conflicto y desigualdad. Sin embargo, al mismo tiempo, hay signos claros de renovación y cambio positivo, evidenciados en lo positivo del proceso de paz y en las propuestas prospectivas y de compromiso de movimientos sociales emergentes.

Es fundamental entender que la recomposición social no significa la ausencia de problemas o tensiones, sino la capacidad de la sociedad para enfrentarlos, adaptarse y buscar soluciones constructivas. A pesar de los desafíos, Colombia muestra algunos signos esperanzadores de un futuro más inclusivo y pacífico.

Referencias:

[^1^]: Centro Nacional de Memoria Histórica. "El desplazamiento forzado en Colombia." 2019.

[^2^]: Banco Mundial. "La desigualdad en Colombia." 2018.

[^3^]: Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera. La Habana, 2016.

[^4^]: Comisión Colombiana de Juristas. "Derechos humanos y grupos étnicos en Colombia." 2020.

*****

La responsabilidad de elegir malos alcaldes

La vida de ciudades y aldeas es cada vez más compleja. Las dinámicas de los procesos que se desarrollan en ellas plantean retos y problemas que no se pueden manejar exclusivamente desde el gobierno. Las instituciones municipales cumplen funciones cada vez más variadas, pero nunca suficientes. La fuerza de la sociedad, con su emprendimiento, su sentido de pertenencia, su optimismo, su capacidad creativa, y su sentido de la felicidad y del progreso, marca la diferencia.

A lo largo y ancho del país andan desatadas fuerzas que se manifiestan cada cuatro años, antes de las elecciones. Calles y caminos llevan por estos días el “adorno” de las imágenes de candidatos a los cargos de elección popular en departamentos y municipios. En algunos casos se nota demasiado la apuesta millonaria de campañas que muestran exceso de apoyo económico, de pronto inversamente proporcional a la calidad de las propuestas. O, según algunos, de los personajes.

Las motoniveladoras vuelven a recorrer, estratégicamente, los caminos veredales. En muchos parajes se convoca a reuniones que no son más que bebederos de alcohol para escuchar discursos anacrónicos sobre las desgracias de un país que, a falta de mejores argumentos, se presenta por enésima vez bajo la queja de las tradicionales condiciones de “olvido”, como si la felicidad dependiera del jefecito que llegue a hacer favores.  Poco se dedica a hacer buenas cuentas ni a plantear propósitos de avanzar sobre lo construido.

Para complementar el espectáculo desfilan las encuestas, de manera insistente, de cuando en vez haciendo gala de solemne ignorancia sobre tantas cosas respecto de las cuáles se debería indagar la opinión ciudadana, por ejemplo, en cuanto a sus aspiraciones de calidad de vida, allí donde se vive bien o mal. Y lo hacen con tanto fervor hasta que se llegan a convertir en factores electorales, como si se tratara de una carrera que, según ellas, alguien va ganando o perdiendo, por lo cual hay que apoyarlo o dejar de hacerlo.

Todas esas acciones y fenómenos son parte de un ritual del que muchos se burlan desde el pesimismo tradicional que profesan respecto de nuestras instituciones. Ritual que es mejor que exista y que afortunadamente forma parte, cada vez más arraigada, de nuestras tradiciones de transición hacia una democracia sustantiva.

Esa democracia, mestiza e imperfecta, ha tenido desde principios del Siglo XIX un marco que hemos tratado de mejorar, y que nos pone entre las naciones cuyos logros institucionales son más tempranos que los de muchos países “elegantes” a los que aquí se profesa admiración a ciegas, sin reconocer sus defectos. Porque los pesimistas insisten en que por allá son superiores, mientras aquí somos poca cosa. Con lo cual se desconoce el valor del buen juicio de nuestros propios ciudadanos, que debemos fomentar en un acto continuado de inclusión que buena falta nos hace.

La Constitución Nacional no vacila en proclamar que “Al municipio, como entidad fundamental de la división político-administrativa del Estado, le corresponde prestar los servicios públicos que determine la ley, construir las obras que demande el progreso local, ordenar el desarrollo de su territorio, promover la participación comunitaria, el mejoramiento social y cultural de sus habitantes y las demás funciones que le asignen la Constitución y las leyes”.

Ese catálogo de mandatos inspira un conjunto de obligaciones cada vez más grande y sofisticado, que corresponde a las complejidades de la vida local. Por lo cual es preciso escoger para el oficio de alcalde a quien conozca y tenga ojalá experiencia en el manejo de aspectos fundamentales de los asentamientos humanos, y de la institucionalidad correspondiente. Al tiempo que resulta inútil, cuando no irresponsable, buscar candidatos entre desconocedores de esos temas, por más que hayan brillado en otras actividades, o con programas limitados a dos o tres aspectos de la gran variedad que forma parte de las obligaciones de un alcalde.

Ya se sabe que la clase política toma la forma del recipiente en el que se le ponga. Ese era uno de los temores respecto del proceso de aclimatación, a la hora de dar el extraordinario salto democrático que, antes de la Constitución de 1991, estableció la elección popular de alcaldes. Infortunadamente, fenómenos como el acaparamiento de la burocracia, el dominio de “familias políticas” y los “turnos de asalto al presupuesto” han hecho presencia en muchos casos, con la marca de la corrupción como una especie de “premisa” omnipresente. Como si el control de la administración local fuera un negocio y no un compromiso de servicio.

También entonces se pensó que era mejor avanzar en el proceso de democratización de la vida local, y que, poco a poco, la ciudadanía se iría apersonando de su responsabilidad hasta ser capaz de acabar con los típicos modos de actuar del clientelismo, que en sus versiones renovadas son tan repugnantes como las de siempre. Batalla que todavía no se ha ganado, pero en la cual es preciso insistir, con la convicción de que la honestidad saldrá adelante y que, además de la justicia penal y administrativa, se logren imponer el control y la sanción social como parámetros respetables.

No faltará quien piense que, bajo las condiciones anteriores, todo llamado a votar en conciencia, sin alienar esa cuota del poder de cada ciudadano, no es más que un canto a la bandera. Porque hay quienes en todas las instancias se deleitan con el canto de las sirenas apocalípticas que insisten en que todo anda mal, ha estado siempre mal hecho, y no tiene arreglo. De manera que para nada sirven tantos esfuerzos hechos por nosotros mismos para establecer, poco a poco, y mal que bien, unos parámetros para el desarrollo local que son razonables y también perfectibles.

La realidad del progreso, o del fracaso, del clima de felicidad o de angustia que se viva en un municipio, grande o pequeño, no depende exclusivamente de quien lo gobierne. Si se le deja solo, por más que lo haga bien en materia de servicios, y seguridad, y movilidad y todos esos elementos que salen a la mesa en esos debates que se vuelven reiterativos, no podrá hacer todo aquello que corresponde a los ciudadanos. Nuestras ciudades son como son, no porque algún genio afortunado las haya convertido en una u otra cosa. Pensar, y esperar, que todo dependa del gobierno no es sino concebir y reproducir una mentalidad subalterna, alienada y mendicante.

La participación ciudadana en la consolidación de la democracia local no se debe limitar a concurrir a las urnas y volver cuatro años más tarde a ver qué fue lo que se hizo o se dejó de hacer. Después de la delegación de poder en las urnas viene la tarea de controlar las acciones de los delegatarios del poder ciudadano, y la contribución de cada quién a la realización de esos actos propios que, desde los más simples hasta los más complejos, marcan, mucho más que los gestos de un alcalde, el tono de la vida comunitaria en la cual estamos inmersos por el solo hecho de habitar un asentamiento humano.

El progreso de la democracia es el de la democracia local, que fue donde se originó la idea misma del gobierno del pueblo a través de sus elegidos.

Categorías 

(*) Exembajador de Colombia. Director y moderador del Observatorio de actualidad Internacional de la U. del Rosario. Exrector Universitario. Decano y docente titular en U. del Rosario. Analista y escritor sobre temas de Relaciones internacionales, gobernanza y geopolítica.

Fuentes: El autor y https://blogs.elespectador.com/actualidad/destellos-de-un-mundo-en-mutacion/la-responsabilidad-elegir-malos-alcaldes

*****



Esto es lo que puede hacer la inteligencia artificial en la lucha contra el cambio climático

La IA es capaz de lidiar con grandes cantidades de datos, analizarlos y hacer predicciones para ayudar en la mitigación del cambio climático.

 Publicado por Gloria Delgado IngladaAstrofísica y comunicadora científica


La inteligencia artificial está logrando transformar la realidad. ¿Puede hacer lo mismo con el reto del cambio climático?iStock.

La inteligencia artificial está mostrando desde hace años su poder de transformar la realidad. Se aplica en disciplinas y problemas tan variados como la medicina, la astronomía, y la violencia de género

También se aplica en uno de los grandes problemas globales que debe ser modificado cuanto antes: el cambio climático.

A partir de la industrialización, la emisión de gases invernadero se ha disparado, provocando una serie de efectos en el clima de nuestro planeta que se observan, miden y cuantifican desde hace años.

La temperatura global está aumentando: 1ºC desde finales del siglo XIX. La mayoría de este aumento está concentrado en los años más recientes. Los años 2016, 2020 y 2023 ostentan récords de temperaturas alcanzadas. También la temperatura de los océanos es mayor ahora, alrededor de 0.33ºC. Las masas de hielo están disminuyendo y la cobertura de nieve es cada vez menor. La cantidad de fenómenos extremos, como lluvias muy intensas, está aumentando. Estos son algunos de los efectos que tiene este cambio climático que los humanos estamos provocando en nuestro hogar.

ChatGPT lo tiene claro: las soluciones a este gran problema pasan por el uso de las energías limpias, conservar y reforestar, la sostenibilidad, la educación, la cooperación y la aplicación de políticas efectivas.

Pero, ¿qué más pueden hacer los algoritmos de inteligencia artificial? ¿Cómo se están utilizando?

Existen ya incluso organizaciones como Climate Change IA, fundada en 2019, en la que voluntarios, académicos e industria afirman que la inteligencia artificial es una herramienta indispensable en la lucha contra el cambio climático.

Veamos algunos proyectos que ya son una realidad.

Todos los aparatos eléctricos influyen en el cambio climático.iStock.

Menor consumo energético

Todos los aparatos eléctricos influyen en el cambio climático. No son los responsables principales pero todo suma. Las computadoras pueden emitir hasta 200 gramos equivalentes de carbono por cada hora de uso. Y recuerda, incluso en modo de stand-by, una computadora está consumiendo energía.

En Google, la cantidad de computadoras, supercomputadoras y servidores en funcionamiento es enorme y, por ello, la preocupación por la cantidad de energía consumida. En 2016, DeepMind logró un ahorro en el consumo de energía de los centros de datos de Google de un 40%Lo hizo utilizando el aprendizaje automático para estudiar todos los datos de consumo de los servidores y entender la forma más eficiente de funcionar considerando más de 100 variables.

La mala calidad del aire es uno de los problemas más graves de México y del mundo.iStock.

Monitoreo de la calidad del aire

La mala calidad del aire es uno de los problemas más graves de México y del mundo. Según la OMS casi toda la población mundial (un 99 %) respira un aire de calidad pobre.

Los Sistemas de Monitoreo de la Calidad del Aire (SMCA) permiten medir y conocer en tiempo real los niveles de contaminantes presentes en el aire de 103 ciudades y zonas metropolitanas de México. Después, los algoritmos de inteligencia artificial analizan los niveles de contaminación y realizan predicciones sobre la evolución de estos niveles. Hay muchas grandes ciudades, como Barcelona, en la que se están llevando a cabo este tipo de estudios.


La deforestación disminuye la capacidad de almacenamiento de carbono que tienen los árboles.iStock.

¿Cuántos árboles hay?¿Cuánto carbono almacenan?

Durante la fotosíntesis, los árboles eliminan el carbono de la atmósfera terrestre y lo almacenan. Por ello, es crucial impedir las prácticas, como la deforestación, que disminuye la cantidad de vegetación. Además, es importante conocer cuántos árboles hay en el planeta y cuánto carbono son capaces de almacenar para averiguar su papel en la lucha contra las emisiones de CO2.

La NASA es parte de un equipo internacional que ha mapeado miles de millones de árboles en algunas regiones secas de África (como el Sáhara y Sudán ) para determinar la cantidad de carbono que almacenan.

Los algoritmos usan el aprendizaje automático para identificar árboles individuales utilizando más de 300000 imágenes obtenidas con los satélites QuickBird-2, GeoEye-1, WorldView 3. Previamente fueron entrenados para poder realizar esta tarea obteniendo un acuerdo de un 97 % con los resultados humanos.

El resultado de todo este trabajo es que hay más árboles de lo que se pensaba anteriormente pero que su capacidad de almacenamiento de carbono es menor de lo que los modelos habían predicho.

Observación y predicción

Lo que mejor se le da a la IA es lidiar con grandes cantidades de datos así que se está utilizando el aprendizaje automático para que los algoritmos se entrenen con cientos de miles de datos de satélites y estudios científicos. Así pueden, por ejemplo, detectar dónde se están produciendo emisiones de gases invernadero. Además, los algoritmos usan toda esta información para hacer predicciones sobre, por ejemplo, cuándo se sobrepasará el límite marcado para el aumento global de la temperatura, entre 2033 y 2035

Referencias:

● ChatGPT, OpenAI 

● Sub-continental-scale carbon stocks of individual trees in African drylands. C. Tucker y colaboradores, Nature, 615, 80, 2023. 

● NASA Global Climate Change 

● WHO Ambient air quality database, 2023. 

● Data-driven predictions of the time remaining until critical global warming thresholds are reached. N. S. Diffenbaugh y E. A. Barnes, PNAS, 120, 6, 2023. 

Fuente: https://www.muyinteresante.es/

*****

En PGV: transitamos el camino de la convivencia dignificante, en búsqueda continuada del bienestar para TODOS sobre la Tierra.  

 




Comentarios

Entradas más populares de este blog

TU NO SABES AMAR Poema de Julio Flórez (*)

LA EFICACIA DE LA MISIÓN DE LAS UNIVERSIDADES Por Hugo Arias Castellanos

ADAPTACIÓN DEL TRANSPORTE PÚBLICO AL COVID 19 * Por Carlos Yezid Morales G.