PGV . Edición 485 - Miércoles, 27, septiembre, 2023 - ¿Es explicable hoy que solo en la Tierra exista vida inteligente? - y más temas en PGv
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¿Es explicable hoy que, en el conjunto inmenso del Universo o de los Universos, solo en la Tierra exista vida inteligente?
Hugo Arias - IA-PGV-BOT
Comparando la existencia humana individual o colectiva y las dimensiones holísticas de la Tierra con la desconocida inmensidad del Universo o del posible número de Universos, somos casi nada o nada. Lo cual, induce a preguntar seriamente si, en la actualidad, ya hay o no hay evidencias concretas sobre la existencia de vida inteligente por fuera de la Tierra.
Se deja para más adelante la inquietud sobre por qué el Terrícola dominante, inventa y usa innumerables formas de destrucción de la vida en la Tierra y ha sido incapaz aún de expandir "su vida inteligente" en la inmensidad por fuera de nuestro Planeta.
La pregunta de si existe vida inteligente más allá de la Tierra ha fascinado a la humanidad durante milenios. Si bien no se tiene una respuesta definitiva, se han propuesto varias teorías y argumentos. Aquí se presentan algunos puntos clave:
1. La paradoja de Fermi:
Enrico Fermi, un famoso físico, formuló la pregunta: "¿Dónde están todos?". Considerando el vasto número de estrellas en nuestra galaxia, muchas de las cuales deberían tener planetas similares a la Tierra, se esperaría que la vida inteligente hubiera surgido en otros lugares y nos hubiera visitado ya. Pero no hemos visto evidencia de ello (Fermi et al., 1950).
2. Principio de mediocridad o principio copernicano:
Este principio sugiere que no hay nada especial en la Tierra, y por lo tanto, es probable que existan otros planetas con vida inteligente. Basado en la idea de que la Tierra no ocupa un lugar especial en el Universo, uno podría esperar que la vida sea común (Sagan, 1995).
3. Zona habitable:
Un factor importante en la búsqueda de vida es la existencia de zonas habitables, regiones alrededor de estrellas donde las condiciones pueden ser adecuadas para la vida tal como la conocemos. El descubrimiento de exoplanetas en zonas habitables ha aumentado con el telescopio Kepler y otros instrumentos (Borucki et al., 2011).
4. La hipótesis del filtro de la Gran:
Esta hipótesis sugiere que hay algún paso en el desarrollo de la vida que es extremadamente improbable, actuando como un "filtro". Podría ser el salto de la vida no viviente a la vida, de la vida simple a la vida compleja, o incluso el desarrollo de la tecnología (Hanson, 1998).
5. Autodestrucción:
Otra posibilidad es que las civilizaciones inteligentes tienden a autodestruirse antes de poder expandirse por la galaxia, ya sea por guerra, catástrofes ambientales o tecnológicas (Shklovskii & Sagan, 1966).
6. Estamos buscando de la manera incorrecta:
La vida extraterrestre podría ser tan diferente de nosotros que no la reconoceríamos incluso si la viéramos. Nuestros métodos actuales de búsqueda, como el SETI, se basan en señales de radio, pero es posible que las civilizaciones avanzadas utilicen tecnologías completamente diferentes (Siemion et al., 2013).
7. Recientes descubrimientos:
Hasta la fecha de corte en septiembre de 2021 lo publicado y conocido, no se había encontrado vida extraterrestre confirmada. Sin embargo, se han descubierto signos tentadores, como las atmósferas de algunos exoplanetas que pueden ser compatibles con la vida, o el fosfano en la atmósfera de Venus, aunque su interpretación sigue siendo objeto de debate (Greaves et al., 2020).
El fosfano es un gas incoloro, inflamable, que explota a temperatura ambiente y que huele a ajo. Pequeñas cantidades se producen naturalmente provenientes de la degradación de materia orgánica. Es levemente soluble en agua y extremadamente venenoso. Wikipedia.
Conclusión:
La pregunta sobre la existencia de vida inteligente en el universo sigue sin respuesta. Las teorías y descubrimientos recientes solo sirven para aumentar el misterio y la fascinación con este tema. A medida que la tecnología avanza y nuestra capacidad para explorar el universo se expande, es posible que estemos más cerca de resolver este enigma.
Referencias:
- Fermi, E. et al. (1950). "¿Dónde está todo el mundo?". Sin publicación conocida.
- Sagan, C. (1995). "Pale Blue Dot".
- Borucki, W. J. et al. (2011). "Características de planetas en la zona habitable detectados por Kepler".
- Hanson, R. (1998). "El Gran Filtro".
- Shklovskii, I.S., & Sagan, C. (1966). "Vida inteligente en el universo".
- Siemion, A. P. V. et al. (2013). "Búsqueda de vida inteligente".
- Greaves, J. S. et al. (2020). "Fosfina en la atmósfera de Venus".
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Eje de la Tierra se está inclinando y los humanos tienen
responsabilidad: conozca la razón
Historia de Juan Manuel Acosta •25,
septiembre, 2023
Eje de la Tierra se está inclinando y los humanos
tienen responsabilidad: conozca la razón© DrPixel
Antes que nada, lo primero que
hay que saber es que el eje de
rotación de la Tierra es la línea imaginaria sobre la cual gira
este planeta en su movimiento. Gracias a esto, existe el paso del día a la
noche, la formación de corrientes oceánicas, las estaciones y vientos.
A esto, hay que sumar que el año
2023 va directo a convertirse en el más caluroso en la historia, según el Servicio
de Cambio Climático de Copernicus de la Unión Europea.
De acuerdo con los expertos,
todo se genera como consecuencia de las altas
temperaturas y para agregar al listado de cambios en el mundo,
el mismo eje de la Tierra se
esté inclinando.
De acuerdo con una investigación
publicada en 2023 por Ki-Weon Seo y sus colegas en Geophysical
Research Letters, los seres
humanos han bombeado tanta agua
del suelo subterránea que provocaron que el eje esté
cambiando su comportamiento.
Entre 1993 y 2010, esta
actividad se incrementó y por consiguiente, aumentó el nivel de mar provocando
que los polos se
desplazaran cerca de 2.6 pies, es decir 0.79 metros.
“Cada masa que se mueve sobre la
superficie de la Tierra puede cambiar el eje de rotación”, comentó
Ki-Weon Seo en el medio Nature News.
¿Cómo se llegó a la conclusión?
Para llegar a este afirmación,
los investigadores usaron un modelo informático para observar los efectos de
diferentes factores en el desplazamiento de los polos. Así las
cosas, al no incluir la eliminación de aguas subterráneas en el
modelo, las predicciones no coincidieron con el nivel de cambio.
Ahora bien, al considerar la
cantidad de agua bombeada, más de dos billones de toneladas entre
los años mencionados anteriormente, el modelo se ajustaba a las observaciones
del mundo real.
“El número exacto de agua
bombeada no importa, lo que sí es el volumen es tan grande que puede
impactar a la deriva polar de la Tierra”, indicó Manoochehr
Shirzaer, geofísico de Virginia Tech citado por New Scientist.
¿Cómo se produjo esta
inclinación?
Tenga presente que el eje de
rotación de la Tierra siempre ha tenido una leve inclinación,
por lo que las acciones humanas como el consumo excesivo de agua
subterránea y el derretimiento de los glaciares a
raíz del calentamiento global han acelerado de manera considerable su
desplazamiento.
Este comportamiento de la masa
de agua en la Tierra podría conllevar a un impacto
directo en la rotación más pronunciaso, a pesar de
que anualmente este tiende a cambiar por factores externos diferentes a la
influencia humana.
Efectos de la inclinación
Si bien el desplazamiento no ha
sido lo suficientemente grande para tener un efecto directo sobre las estaciones, esto
podría conllevar a otras consecuencias en “patrones y variaciones mínimas del
giro del planeta que son claves para los sistemas de navegación por
satélite que guían a aviones, misiles y aplicaciones de mapas, según
se mencionó en un artículo del diario The New York Times.
Fuente: Eje
de la Tierra se está inclinando y los humanos tienen responsabilidad: conozca
la razón (msn.com)
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Un mundo “desapartado”
Contar con un mundo unido es utopía de desconocedores de las verdaderas posibilidades de progreso de la condición humana. Aún así, la idea sirve todavía como quimera de imperialistas radicales, de ilusos sin experiencia, o al menos de optimistas irredimibles, que es lo mejor.
La Asamblea General de las Naciones Unidas debería ser, con semejante
nombre, punto de encuentro de gobernantes del mundo entero para hablar de
asuntos de interés común, que sí que los hay. Pero nadie puede obligar a uno u
otro estado a concurrir a ese foro y mucho menos a hablar de una u otra
materia. Así que cada quién se aparee allí a decir lo que bien le parezca.
La reunión se anuncia como un “encuentro de los líderes del mundo” que
en realidad no tiene lugar. Ya se sabe, y lo repetimos cada septiembre, que la
Asamblea queda convertida en pasarela de gobernantes que hablan allí casi
siempre ante un salón desocupado o somnoliento, a sabiendas de que el mundo no
los escucha, porque no le interesa lo que digan o dejen de decir. De manera que
los destinatarios del mensaje terminan por ser sus compatriotas, que lo reciben
con emoción similar a la de ver a un familiar en la televisión.
No obstante, la convocatoria a los gobernantes del mundo no merece
semejante condena a la esterilidad. La falta de interés, y el precario valor
político de lo que allí se diga, denota una falla en la vigencia de una organización
que exige modificaciones que hay que conseguir antes de que los hechos
conduzcan a su completa inocuidad.
Con motivo de la reciente asamblea, algunos pensaron que en el mundo
existe una profunda división por la guerra de Ucrania. Problema de ricos que
puede salpicar a los pobres, que miran el espectáculo de una guerra costosa con
la que nada tienen que ver. Otra vez los poderosos dedicados a la práctica de
uno de sus deportes favoritos, la guerra, que se pueden dar el lujo de costear,
o que disfrutan como productores de armas, negocio “lícito” que produce mejores
ganancias que el peor de los ilegales.
Sin perjuicio de los llamados de rigor al cese de esa guerra, en la
asamblea de este año se puso en evidencia una vez más la creciente distancia
entre Norte y Sur. Circunstancia que no pasó desapercibida en medio de la
carrera sin reglas entre los países que compiten por ser potencias del siglo
XXI. Para ellos, aparte de su confrontación directa, resulta interesante
participar en la competencia por conseguir la amistad, interesada, de quienes
tienen necesidades, pueden adquirir compromisos que impliquen buenos negocios,
y votan en el seno de organismos internacionales.
Desde la perspectiva de estos últimos, no se puede equiparar la guerra
de Ucrania, motivada por la ambición de uno de esos personajes que afloran cada
rato como monstruos de pantano, con la crisis climática o la persistencia de la
desigualdad, el déficit de bienestar, la pobreza el hambre y la enfermedad en
amplios sectores de la humanidad.
Para nadie es un secreto que el mundo ha cambiado, como lo demuestra la
desaparición de la inmundicia en la que vivían las capitales imperiales
europeas hace apenas dos siglos. Por lo cual no se debe incurrir en la
indecencia de ignorar la persistencia de esos problemas en otras partes, ni
hacer oídos sordos a los reclamos que surgen en busca de ayuda, más allá del
tradicional discurso antiimperialista, en busca de un lugar decoroso en el
mundo de mañana.
El problema es que, si bien las Naciones Unidas son escenario de
reclamos, altisonantes o desordenados, folclóricos o desesperados, en busca de
un arreglo más equitativo de las cargas del desarrollo, allí no se dan
necesariamente las discusiones de verdad entre quienes pueden actuar.
Discusiones que se tramitan más bien en toda una serie de foros, agrupaciones y
convites, que van del G7 al G77 mas China, que para esos efectos juega en el
equipo del Sur.
Resulta preocupante, como expresión espontánea y de pronto involuntaria
desprecio hacia las Naciones Unidas, el hecho de que, de los cinco miembros
permanentes del Consejo de Seguridad, cuatro no se hubieran hecho presentes,
con sus gobernantes titulares, en la asamblea que acaba de concluir. Como si no
quisieran asistir a una fiesta de otra casta, que no merece su atención. Sólo
asistió el presidente de los Estados Unidos, anfitrión geográfico de la
reunión.
Para completar el espectáculo, la reunión de Consejo de Seguridad,
inmediatamente posterior a la asamblea, contribuyó a producir una nueva muestra
de inutilidad de la Organización. Se discutió sobre la guerra de Ucrania.
Entonces Rusia, agresora y violadora de la propia carta de Naciones Unidas,
neutralizó cualquier discusión, en ejercicio del poder de veto que mantiene, a
pesar de que ya no es la Unión Soviética, superpotencia vencedora de la Segunda
Guerra Mundial, sino una de sus partes, con sueños de poder que ya no tiene,
incapaz de derrotar a una de sus antiguas hermanas, a la que previamente había
despojado, “por las buenas”, de su armamento nuclear, con la aseguranza de su
protección.
Todo esto, poco a poco, con diferentes intereses y desde distintos
rincones, parecería abrir paso a la idea la agrupación formal del tumulto del
“sur global “. Concepto que molesta a muchos e ilusiona a otros, y que, planteado
en términos de confrontación, correspondería a la tradición de los movimientos
revolucionarios de hace más de medio siglo, y podría terminar en el desencanto.
Mientras avanza, entre pocos países, y bajo la sombrilla aparente de la
noble causa del cuidado ambiental, una feroz competencia por el mercado de los
automóviles eléctricos, se acelera la presencia de la inteligencia artificial
en beneficio de ciertos sectores de la población mundial, y aumenta la
distancia de estos respecto de los demás, sumidos en problemas que se agravan
día a día. Con lo cual crecen las posibilidades de crisis que terminarían por
empujar hacia nuevas improvisaciones de arreglos institucionales que se vienen
a consolidar después de una tragedia. Como pasó en dos ocasiones el siglo
pasado.
Resulta inútil, anacrónico, y hasta pernicioso, insistir en la
inamovilidad de las Naciones Unidas bajo su forma actual. Son desorientadoras
esas simulaciones que tanto entusiasman a nuestros jóvenes respecto de una
organización cada día más anacrónica e inútil, pero también más necesaria. De
manera que, al tiempo que se promueve su reforma en el escenario de la vida
política internacional, el ejercicio a realizar con ciudadanos y líderes del
futuro debería ser el de fortalecer el caudal de nuevas ideas sobre la forma de
adecuar ese antiguo logro institucional de la humanidad a las circunstancias
del Siglo XXI, sin castigar a quienes hacen las cosas bien, ni dejar relegados
a quienes también las pueden hacer.
El concepto de “desapartar” aparece en el Quijote.
(*) Exembajador de Colombia. Director y moderador del Observatorio de actualidad Internacional de la U. del Rosario. Exrector Universitario. Decano y docente titular en U. del Rosario. Analista y escritor sobre temas de Relaciones internacionales, gobernanza y geopolítica.
Fuentes: El autor y https://www.blogger.com Entrada:
Edición (blogger.com)
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Publicado por Pablo
Mora – Periodista científico
25, sept., 2023
El
brillante filósofo alemán consideraba que pasamos gran parte de nuestra vida
anhelando una “satisfacción duradera”. ¿Pero cómo entendía el concepto de
felicidad este pensador misántropo y pesimista?
A finales de
septiembre de 1860 el filósofo Arthur Schopenhauer apareció
muerto en su sofá con una sonrisa en la cara. Paradójicamente, los biógrafos
siempre han recalcado todas las tragedias de su vida, pero al final, parece que
supo ser feliz.
La obra de
este filósofo no destaca precisamente por cándidos
pensamientos con los que acompañar el paso de los días. Aunque tampoco se
reduce a solo una amarga visión de la vida. Lo que transmite su forma de pensar
es la convicción de que cada día es un nuevo comienzo.
¿Pero cómo
entendía la felicidad este filósofo misántropo y pesimista? Para
Schopenhauer, lo que enturbia e incluso convierte en desgraciada parte de
nuestra vida, es la búsqueda de la felicidad y la firme esperanza de que esta
debería aparecer en cualquier momento.
Para él, la
juventud se basa en una aspiración insatisfecha a ser feliz. Mientras que, en
la segunda parte de nuestra vida, cuando entendemos que la felicidad es
una quimera, aspiramos más a una simple ausencia de dolor que al placer.
Según
Schopenhauer, el optimismo nos presenta la vida como un estado deseable
y la felicidad humana como su objetivo principal. “Cada cual cree tener el
más legítimo derecho a la felicidad y el placer; ahora bien, si no los logra,
como suele ocurrir en realidad, entonces cree que está siendo víctima de una
injusticia”, expresaba en uno de sus textos.
Asimismo, añadía: “Solo hay un error innato y consiste en que creamos que estamos aquí en el mundo para ser felices […] Todo en la vida da testimonio de que la felicidad terrenal está destinada a ser frustrada o reconocida como una ilusión”.
De hecho,
este filósofo alemán consideraba que los aparentemente felices lo son
por lo general, solo en apariencia, o bien representan infrecuentes
excepciones. “La vida se presenta como un fraude continuado, tanto en lo grande
como en lo pequeño. Si la vida promete algo, no lo cumple, a no ser para
mostrar cuán poco deseable era lo deseado”, aseguraba.
Para este
teórico, esa imposibilidad de “satisfacción duradera” y la negatividad
de toda felicidad se debe a que la voluntad, más que el simple motivo
de existir, constituye un afán que carece de objetivo y fin. Esa carencia de
finalidad, según Schopenhauer, la encontramos también en otras manifestaciones
como el tiempo o el espacio.
“Nadie es feliz, sino que anhela durante toda su vida una supuesta felicidad, que raramente alcanza y, cuando lo hace, es solo para verse decepcionado”, anotaba en uno de sus escritos. Para este filósofo, cuando llegamos a la muerte, “resulta completamente indiferente si fuimos o no felices en una vida que no fue más que un presente fugaz”.
Por eso,
Schopenhauer insta a que intentemos conseguir ver lo que poseemos de la misma
manera que lo veríamos si nos fuese arrebatado. “Sea lo que sea (propiedad,
salud, amigos, amante, mujer, hijo), la mayoría de las veces apreciamos
su valor solo cuando lo hemos perdido”.
Y agrega:
“Ante la vista de todo lo que no tenemos, nos preguntamos «¿Cómo sería si lo
tuviera?» y así se nos hace evidente nuestra carencia. Pero en lugar de
eso, lo que deberíamos hacer es preguntarnos a menudo ante aquello que
poseemos «¿Cómo sería si lo perdiera?».
«Una vida para soportarla y
anularla»
Aunque
Arthur Schopenhauer afirmaba que la vida no era propiamente para «saborearla,
sino para soportarla y anularla», y la veía como algo que «está mejor detrás
que delante de nosotros», ciertamente la suya no fue tan mala.
De padre
comerciante y madre escritora, nació en Danzig en 1788 en una familia
acomodada. En 1805 comenzó, contra su voluntad, una carrera comercial como
aprendiz alentado por su padre. Pero la muerte de éste (al parecer, por
suicidio) le permitió prepararse para los estudios superiores e ingresó en la
Universidad de Gotinga (Alemania) como estudiante de medicina en 1809.
Ya de joven, entró en contacto con personalidades de su época como Goethe. Además, empieza a interesarse por las filosofías de Platón y Kant, que serían la chispa de su verdadera vocación.
Más tarde,
su trayectoria como profesor universitario estuvo marcada por su confrontación
con Hegel, quien gozaba de gran popularidad. A pesar de su dedicación, se le
niega la cátedra, y su rivalidad con Hegel le acarreó mala fama dentro del
mundo académico.
En 1818,
publicó su obra más importante, “El mundo como voluntad y representación” (Die
Welt als Wille und Vorstellung), en la que desarrolla su filosofía
fundamental. En esta obra, Schopenhauer argumenta que la voluntad es la fuerza
impulsora detrás de todas las acciones humanas y que el sufrimiento resulta de
la insatisfacción de los deseos.
A pesar de la relevancia de su obra, Schopenhauer no logró obtener la atención ni el reconocimiento que esperaba durante su vida. Su filosofía pesimista no estaba de moda en su época. Cuando su mejor obra o, como él la llamaba, su “querida hija” fue ignorada por la sociedad, Schopenhauer lo justificó con que no era una creación para su época, sino para tiempos venideros. Y no se equivocaba, con el paso de los años, esta se convertiría en una de las obras más admiradas.
Tras
diversos viajes a Italia e intentos poco fructíferos de impartir clases en la
Universidad de Berlín, se instaló definitivamente en Fráncfort, donde vivió
gran parte de su vida en soledad y relativo aislamiento.
Sin
embargo, en sus últimos años, ganó cierta notoriedad y atrajo a un
pequeño grupo de seguidores. Schopenhauer falleció el 21 de septiembre de
1860 a los 72 años en Fráncfort. Hoy, sigue siendo uno de los
pensadores más influyentes del siglo XIX.
Referencias:
- Schopenhauer, A. 'El arte de sobrevivir'. Herder (2011)
- Fernández, T.; Tamaro, E. 'Biografia de Arthur Schopenhauer'.
Biografías y Vidas. (2004)
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….las
cosas van a seguir igual, pero peores.
Por Jorge Reyes Pulido
Docente Universitario en la UPTC (Tunja)
26, septiembre, 2023
La irrupción del Coronavirus marcó un hito para
la humanidad en 2020. En nuestra generación difícilmente hubo alguien que
hubiera imaginado vivir el confinamiento impuesto a la humanidad por un microorganismo.
La globalización, sueño del hombre desde hacía años, contribuyó a que su
desplazamiento fuera veloz y que no conociera fronteras, no respetara razas y
no tuviera en cuenta credos ni religiones. El tapabocas se convirtió en el referente
universal, el lavado de manos y el distanciamiento social obligaron a los
hombres a cambiar hábitos de higiene y a pasar a un ritual que impuso a la
humanidad su práctica cotidiana.
Tal vez fue en el plano existencial donde se
produjo un giro de casi 180°: pasamos
del “Tener” al “Ser” y volvimos, en cierta forma, al concepto de claustro, a la
vida monacal, y al encierro obligatorio. En nuestra infancia era muy difícil
entender cómo las monjas y los monjes de claustro podían vivir entre cuatro
paredes. Su vida giraba en torno a su relación con Dios, y su dedicación a la oración
los llevaba a entregar su existencia al Señor, hecho que les permitía vivir
plenamente felices sin las angustias del mundo exterior. Todo lo que poseían en
su celda era unos pocos haberes que estaban al servicio de su vocación. No experimentaban ambiciones consumistas, y el
tener no era importante para ellos. Primaba,
entonces, el Ser, la vida interior, dentro de sí.
Pero una vez superada la época de la pandemia,
calificada por algunos como apocalíptica, la humanidad volvió a sus prácticas atávicas.
La guerra reapareció en Europa recordando los horrores vividos hace un siglo
que dejaron un balance de 100 millones de muertos, la destrucción de ciudades y
la pérdida de tesoros arquitectónicos irrecuperables. De nada ha servido que los europeos sean los
descendientes de los grandes filósofos y de los "conceptores" de la democracia, las
ambiciones expansionistas y la obsesión de poder han dado al traste con el
sueño de una vida en paz. De nuevo, jóvenes inocentes van al campo de batalla
a ofrendar sus vidas por ideales que complacen a dirigentes de grandes
potencias,
cuyo aparato bélico se ve favorecido por la demanda de armas, cada
vez más sofisticadas y más letales.
La condición humana parecería inmodificable a
través del tiempo. Los seres humanos han vivido, con contadas excepciones, prisioneros de sus intereses. Ciertos pueblos africanos creen que el animal más parecido al
hombre es la hiena. Según la leyenda, la hiena se caracteriza por su eterna
sonrisa, su voracidad y por su saliva (todo lo que toca lo corrompe o lo
oxida). Las hienas siempre atacan en grupo: cuando ven en la planicie una
manada de elefantes los hostigan haciéndolos huir. La manada sacrifica al más
débil para preservar la especie, las hienas lo atacan por todos los flancos, lo
derriban y empiezan a tragar desaforadamente. En la medida en la cual van
comiendo cavan un túnel en la carne del elefante hasta saciar su voracidad. Lo
único que la hiena no entiende es que cuando empieza a tragar su vientre tiene
un volumen y cuando cree haber saciado su apetito tiene otro, lo cual le impide
salir, muriendo con el elefante.
Situación que
aplica para explicar la ambición del hombre quien, a través de la historia, con
su apetito insaciable y su voracidad logró llevar a la quiebra a Pan Am, Braniff,
Eastern, General Motors, Daewoo, El Banco Nacional Suizo, en el plano
internacional, y en el plano nacional Colpuertos, Telecom, Paz del Rio, el
Seguro Social, entre otros, instituciones que fueron devoradas por la
corrupción, el desgreño administrativo y la voracidad de los sindicatos.
¿Cómo explicar que
el Banco Nacional Suizo, con 168 años de existencia en manos de los
economistas mejor formados, haya quebrado? ¿Cómo explicar que el Silicon
Valley Bank, cerrado por inadecuada liquidez e insolvencia, haya
dejado en la miseria a muchos de sus clientes? Los problemas de un solo banco
pueden afectar la confianza de los inversores en todo el mundo, los bancos son interdependientes, como lo mostró la
crisis financiera de 2008-2009 y la quiebra del Banco Lehman Brothers.
¿No son estos bancos e
instituciones quebradas los elefantes de las sociedades que se han desarrollado
al amparo de los “paraísos artificiales” donde lo que vale es el tener y no el
ser? Instituciones que fueron dirigidas por híper especialistas de la economía
y de la gestión de empresas, egresados de las Universidades más reputadas del mundo y con una
trayectoria, a veces meteórica, cargada de promesas para revolucionar el mundo al amparo del dinero fácil y de la
creditocracia. Frecuentes y dolorosas
quiebras hemos visto, en los últimos años,
que siguen dejando sin respuesta a las preguntas que se hacen las víctimas sobre el destino que tuvieron los miles de
millones de dólares que desaparecieron (cálculos optimistas hablan de la
pérdida de casi 163.000 millones de dólares en solamente dos bancos, el Banco
Nacional Suizo y el Silicon Valley Bank), sin que ninguno de los responsables aclare de manera convincente lo que realmente sucedió. La gestión
divisiva, la exposición costosa a compañías financieras de frágil solidez, y
los sórdidos casos de lavado de dinero de los capos de la droga, y de los
evasores de impuestos generaron la desconfianza de los clientes, dejando ver que,
en la actualidad, para dirigir los
bancos - en muchos casos - no es la experiencia la que vale sino la
competencia, algo que las universidades han dejado de
lado en la formación de los economistas y de los administradores de empresas
ante las exigencias de un mundo que evoluciona a pasos agigantados en cuestión
de minutos. ¿Seguirán nuestras universidades copiando estos modelos
educativos para lograr su acreditación y reconocimiento?
Hacia el año de 1880, las grandes
potencias (los estados más ricos) se reparten el mundo para ejercer dominio y
opresión de manera directa (política, militar y económica) o de manera
indirecta formando semi-colonias u otros tipos de relación de dependencia y
subordinación. Surge la noción de
neo-colonialismo y la División Internacional del Trabajo. Las antiguas colonias
acceden a su “libertad” después de cruentas luchas para expulsar a los europeos
que las habían dominado y subyugado durante siglos. Los países subdesarrollados
en este nuevo orden devienen mono productores y se ven obligados a generar la destrucción
del modo de enfrentamiento con la naturaleza para extraer las materias primas que son enviadas a los países que las habían
sometido para ser manufacturadas. Hacia 1930 hay una modificación de la
dependencia y surge el modelo de ruptura: pensadores, políticos, escritores
–entre otros- inician una lucha que da
vida a un espacio caracterizado por la oposición heteronomía (norma interna) vs. Autonomía, para
liberarse del modelo externo como modelo
que liquida la originalidad y que propende
por un
modelo disruptivo que rompa la dependencia en todos los órdenes - económico,
tecnológico, educativo y especialmente cultural -, aupada por el surgimiento
del poder anglo-americano en el mundo. En
la relación de dependencia, el discurso dependiente está ligado a una clase social, tiende a reafirmar la dependencia, mientras
que su contraparte, el discurso de ruptura rompe (intenta) las condiciones de
dependencia. La preocupación, para muchos intelectuales, gira en torno al camino a
seguir para llegar a la universalización. En Francia se escribe sin tener en cuenta
el mundo externo y en Colombia se hace para hacerse conocer en Paris.
En Colombia
el modelo de dependencia ha tomado plena vigencia vía bachillerato
internacional y doble titulación en las universidades. Hoy los bachilleres
y los profesionales miran más hacia el exterior que a nuestra realidad, tan
necesitada de sus aportes para buscar salidas a la miseria y la pobreza, que
hoy caracteriza nuestros campos y ciudades. La situación actual de la educación
(instrucción), ha llevado a muchos países, incluida Colombia, a buscar vías
alternas que les permitan replantear los principios que rigen el modelo educativo vigente. La instrucción que imparten los
colegios y universidades, sometida a la dictadura de las pruebas Pisa, Saber, Ecaes,
Icfes, la doble titularización o el bachillerato internacional, ha llevado a los
responsables de la elaboración de los
programas de educación a trasplantar,
con algunas modificaciones de forma, los de instituciones anglo-americanas como
único referente de calidad, originando así
un problema que concita al desconocimiento de nuestra realidad, de
nuestras necesidades y de nuestros
estudiantes substrayéndolos a la realidad del país, menospreciando su entorno y
asimilándose a culturas foráneas como
único medio de negociación de status y camino obligado para acceder al éxito,
tanto personal como, sobre todo, profesional.
Desde los albores del siglo XX (16 de marzo de 1921) se habla del lamentable
fracaso de los bachilleres en los exámenes de admisión para la Escuela de
Ingeniería en Bogotá, Exámenes que muestran la pésima preparación que tienen
los bachilleres colombianos y que denota el fraude del Estado, el cual debe
garantizar una educación a los jóvenes del país y replantear el sistema
educativo. Poco tiempo después (22 de marzo de 1921), la Sociedad Colombiana de
Ingenieros estableció un nuevo pensum para los alumnos aspirantes, con el fin
de mejorar el nivel educativo en las facultades de Matemáticas e Ingeniería.
Hacía mayo de 1971, el presidente Misael Pastrana planteó una política
encaminada a normalizar la educación universitaria en el país y ¡a dar una
solución total a sus problemas! El 28 de julio de
1923 los problemas bancarios se hicieron sentir en Colombia, como consecuencia de la suspensión de pagos del
Banco López, solucionados con la intervención directa del gobierno. “The more you know
about the past, the better you are prepared for the future.”
Así, hemos
llegado al siglo XXI sin que exista consenso sobre la educación que necesita
Colombia,
con el fin de replantear los principios que rigen el sistema educativo en
nuestro país. Año tras año, Colombia es el país de la OCDE que obtiene los peores resultados en las pruebas PISA.
La
instrucción que se imparte en las escuelas rurales es producto del trabajo de
escritorio que desde Bogotá adelanta el
Ministerio de Educación, para imponer programas y métodos que en lugar de valorizar la cultura
agrícola la desvalorizan.
La Colombia profunda, aquella de
nuestros campos, la del cultivador de la tierra que inicia su jornada a las 5 o
6 de la mañana, sometido a las inclemencias del tiempo, que habla un español que más parece una especie de lengua extranjera que su
lengua materna, que lejos de vestirse siguiendo la moda de los
citadinos, está totalmente menospreciada por las Universidades y por los
colegios, cuyos programas elaborados desde Bogotá, por expertos que nunca han
enseñado a los niños campesinos, que siempre han legislado desde un escritorio
sin siquiera hacer un seguimiento a su
desarrollo in situ y con el único
objetivo de establecer la diferencia entre los colegios privados y las escuelas
rurales para concluir, en beneficio de los primeros, que la diferencia
de nivel académico entre ellos es cada vez más grande. Muchos niños del campo leen mediante un
proceso que va de la imagen a las palabras, opuesto al modo de enseñanza de la lectura impuesto por la escuela que va de las palabras a las imágenes, constituyendo un primer escollo difícil
de superar y causa de desmotivación en su vida escolar. Si no damos vida a una
política estructural que se apoye en la educación y que permita desarrollar el campo, el
modernismo hará que el éxodo hacia las ciudades sea cada vez mayor con las
nefastas consecuencias que esto genera.
Resulta incomprensible saber que Ucrania es el primer productor de granos del mundo con inviernos que pueden durar hasta siete meses, mientras Colombia con una agricultura que durante todo el año produce tenga que importar alimentos. Ningún país ha alcanzado su desarrollo sin haber desarrollado su agricultura. Por el contrario, los países ricos apalancaron su progreso privilegiando el avance de su agricultura y de técnicas propias, surgidas de sus necesidades alimentarias, que les permitían hacer frente a sus enemigos en sus eternas series de guerras garantizando su subsistencia. No existió la dependencia alimentaria y los procesos de modernización, como los estamos viviendo en la actualidad, no se dieron pues al no tener que imitar a otros lograron el progreso gracias a su autosuficiencia agroalimentaria, siguiendo modelos que surgieron in situ y que se fueron perfeccionando a través del tiempo. Lección histórica que está en mora de ser aplicada en Colombia para dar viabilidad a un proceso estructural que surja, inicialmente, acorde a nuestras condiciones particulares y que posteriormente se abra al mundo para beneficiarnos de experiencias similares y que convoque a todos: las instituciones e instancias gubernamentales del país.
Fuente: El autor
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