PGV - Ediciòn 457 - mièrcoles 21, junio, 2023 - ¿ES USTED CONSUMISTA COMPULSIVO? - y màs temas hoy en PGV

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EN NUESTRO PLANETA: 

¡¡Si no somos capaces de convivir en condiciones dignificantes de equilibrio sostenible, 

todos pereceremos!!

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¿ES USTED CONSUMISTA COMPULSIVO?

 Por Hugo Arias Castellanos con IA-PGV-BOT

El consumismo es un fenómeno socioeconómico que se caracteriza por el consumo excesivo y la búsqueda constante de adquisición de bienes y servicios. Tiene múltiples causas y efectos que impactan tanto a nivel individual como a nivel global. En este texto se explorarán algunas de estas causas y efectos, respaldados por referencias consultadas.

Las causas del consumismo son diversas. La deficiente educación e información en aspectos como la optimización del gasto personal y familiar, la propensión al ahorro privado, las costumbres, gustos y hábitos y demás aspectos pertinentes de cultura ciudadana. Las modas, la publicidad continuada y el marketing juegan un papel fundamental al crear y promover constantemente nuevos productos y deseos de consumo. La constante exposición a anuncios persuasivos influye en nuestras decisiones de compra y nos lleva a adquirir más de lo que realmente necesitamos.

En segundo lugar, la influencia social también contribuye al consumismo. Las personas suelen comprar productos para mantener un estatus social o para encajar en determinados grupos. La presión de pertenecer a una determinada clase social o a una cultura de consumo puede llevar a un gasto excesivo.

Otra causa importante es la facilidad de acceso al crédito. El endeudamiento es común en muchas sociedades, lo que permite a las personas adquirir bienes y servicios sin pagar por ellos de inmediato. Esta disponibilidad de crédito fomenta el consumo excesivo y contribuye a la acumulación de deudas.

Los efectos del consumismo también son significativos. En primer lugar, el consumismo desenfrenado tiene un impacto negativo en el medio ambiente. La producción masiva de bienes conlleva la sobreexplotación de recursos naturales, la generación de residuos y la contaminación. Además, el transporte de estos productos a nivel mundial aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero.

En segundo lugar, el consumismo tiene efectos psicológicos y emocionales. La búsqueda constante de satisfacción a través del consumo puede llevar a la insatisfacción crónica y a una sensación de vacío emocional. Además, el consumismo puede generar estrés financiero, ya que muchas personas se endeudan para mantener un nivel de consumo insostenible.

A nivel social, el consumismo puede profundizar las desigualdades económicas. Aquellos que no tienen los recursos para participar en el consumo excesivo se sienten excluidos y marginados. Además, el consumismo fomenta una cultura del "usar y tirar", lo que contribuye a la generación de residuos y a la explotación laboral en países en desarrollo.

En conclusión, el consumismo tiene diversas causas y efectos. La publicidad, la influencia social y el acceso al crédito son algunas de las causas principales. Los efectos negativos incluyen la degradación ambiental, los impactos psicológicos y emocionales, así como las desigualdades sociales. Es fundamental tomar conciencia de estos efectos y buscar formas de consumo más conscientes y sostenibles.

Referencias consultadas:

1. Schor, J. B. (2016). Sustainable Consumption and Well-Being. In Handbook of Research on Sustainable Consumption (pp. 82-97). Edward Elgar Publishing.
2. Böhm, S., & Land, C. (2019). The Consumer in the Post-Democratic Age: Using the Concept of the Political Consumer in the United Kingdom and Germany. Sustainability, 11(12), 3331.

3. Clapp, J., & Dauvergne  

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Cinismo e irresponsabilidad política

Por Eduardo Barajas Sandoval 

Siete años después del referéndum, los promotores originales del Brexit han vuelto a hablar. Lo hacen para condenar a quienes no han realizado lo prometido en una campaña montada sobre ilusiones populistas, falacias, y verdades a medias, que condujeron a tomar una decisión que hoy la mayoría de los británicos considera equivocada. Las quejas de ahora son prueba de hasta dónde pueden llegar los confines del cinismo y la ausencia de responsabilidad en materia política. 

Quién lo hubiera creído, a la hora de la campaña de 2016, que Nigel Farage, principal agitador de la idea de sacar a la Gran Bretaña de la Unión Europea, para lo cual lideró un partido monotemático, se fuera a retirar de la política el día mismo del triunfo de su propuesta. De manera que su reclamo de hoy sale, una vez más, desde el confort de quienes no han asumido responsabilidades de gobierno y se reservan el ejercicio de la palabra para lucirse con la crítica a quienes sí se atrevieron a desarrollar una tarea de alta complejidad. 

Los británicos recuerdan ahora cómo los euroescépticos, por lo general primitivos y atrasados de noticias, concurrieron a las urnas convencidos de que le quitarían a su país “el peso de cargar con los perezosos de Europa”. También recuerdan cómo los “filoeuropeos”, confiados en que la insensatez no lograría abrirse paso, se quedaron en casa en número suficiente para que el resultado de la consulta popular fuese
estrechamente favorable a una decisión que cambiaría mucho más la vida de los británicos que la del resto de Europa. Todo para que, en medio del desconcierto de las mayorías de Londres, Escocia y los sectores más ilustrados de la sociedad, se viniera más tarde a saber que los argumentos en favor del retiro estuvieron cargados de mentiras y artificios demagógicos, sin perjuicio de la posible interferencia de poderes foráneos interesados en desestabilizar el concepto de la Europa unida. 

No deja de haber sido un accidente político el hecho de que el cumplimiento de las promesas de la campaña en favor del Brexit, y en particular el adelanto del tortuoso proceso de negociación para formalizar el retiro, no hubiera quedado en manos de los principales protagonistas de la idea, sino que hubiera venido a depender tanto de algunos personajes que habían creído en la causa, como de otros que resultaron adoptándola sobre la carrera, con realismo, oportunismo, y fe de conversos. El caso más relevante fue el de la Primera Ministra Teresa May, quien había sido ministra del interior del gabinete derrotado en su promoción del NO. 

Dentro de la institucionalidad británica, mucho más democrática que la de otros países, a pesar de las apariencias de los rituales de la monarquía, hay que tener asiento en el parlamento para producir resultados u oponerse a los designios de cualquier gobierno. De manera que, quien aspire a tramitar propósitos políticos, debe normalmente buscar curul parlamentaria que le permita formar parte de un gobierno, o del gabinete en la sombra, o al menos tener voz allí donde se discuten los temas de interés nacional que se deben convertir en ley. Lo demás es especulación. 

Nigel Farage, principal promotor de la idea, jamás consiguió ser elegido al parlamento británico, pero en cambio, vaya paradoja, consiguió ir al europeo, a pesar de su eurofobia. Después de irse a destiempo del escenario político, y de estar ausente en los momentos cruciales de la implementación del proyecto por el que siempre luchó, reconoce ahora que el Brexit ha sido un fracaso y critica ferozmente a los gobiernos conservadores, encargados de llevarlo a cabo. Para ello compara su aparente ineptitud con la de los comisionados europeos que, para él, y en la campaña, eran la personificación de momias burocráticas. 

El reconocimiento del fracaso del proceso no deja de ser de alguna manera reivindicación para quienes desde hace siete años advirtieron de los obstáculos, los inconvenientes y las desventajas que traería una decisión de ruptura de los británicos con el resto de la Europa Occidental. Pero, con ese tipo de diatribas, simplemente se enturbia más el aire y no se arreglan los problemas. La carga política y emocional resulta, en cambio, un poco agobiante para quienes han tenido que idear, negociar y aplicar soluciones a problemas concretos, de los cuales el muy mentado Protocolo de Irlanda del Norte es apenas un capítulo. 

Con el anuncio, reiterado, de que no piensa volver a la escena política, Farage completa no solamente el espectáculo de lo que es actuar de manera irresponsable, al abandonar una causa en el momento de asumir responsabilidades, sino que, al sumarse a la caída estruendosa de Boris Johnson, deja todavía más expósita y acéfala la causa del Brexit. Causa que, para sus partidarios, y en beneficio de los intereses británicos, requeriría no sólo conocer la voz sino tener en cuenta las propuestas de acción de sus promotores. 

Lo cierto es que el Brexit ha sido causa de amenaza de naufragio de la economía y, a pesar de su fama legendaria, de una descomposición del ánimo de los británicos. Unos porque advierten que se equivocaron y otros porque confirman que tuvieron la razón desde un principio. Todos para desembocar en una perplejidad que se alimenta de noticias cada vez más preocupantes, como que ahora el país está en el
pelotón trasero de Europa, que la recuperación del impacto de la pandemia es muy lenta, que el crecimiento no es mejor que el de Rusia, que el control de las fronteras no se ha dado, y que el país está lejos de obtener los beneficios de haberse zafado de la Europa comunitaria, al tiempo que desbarató múltiples esquemas que, a través de miles de leyes que aún no se han podido modificar, lo integraban a una comunidad que le hacía más bien que daño. 

La aparición esporádica de políticos que se retiran habilidosamente del escenario tan pronto como pasan las elecciones, para aparecer más tarde a criticarlo todo, no le sirve a ninguna sociedad que se reclame democrática. El ejercicio de la política requiere de dedicación permanente, no de incursiones ocasionales. Enfermedad política que conocemos bien en Colombia, donde cada cuatro años resucitan de pronto, como de la nada, personajes que se consideran presidenciables, para criticar al gobierno de turno, improvisar una plataforma de milagros y volver a la oscuridad y el confort del silencio después de los comicios.

FUENTE: El autor   

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La paz está en tu interior no la busques en otra parte 

Fugarse de la prisión del pasado.


Algunas personas están consumidas por los recuerdos y pensamientos del pasado. Su duelo, su pena y sus lamentos los condenan a aprisionar su vida en un pasado doloroso. No pueden vivir en el momento presente como personas libres. La realidad es que el pasado se ha ido; lo único que queda ahora son impresiones que persisten en las profundidades de nuestra consciencia. Sin embargo, esas imágenes del pasado continúan obsesionándonos, bloqueándonos e influyendo en nuestro comportamiento en el presente, puesto que nos inducen a decir y hacer cosas que realmente no queremos decir ni hacer. Perdemos toda nuestra libertad.


La respiración consciente nos permite ver con claridad que el abuso, las amenazas y el dolor que tuvimos que soportar en el pasado no están sucediendo ahora y que podemos permanecer a salvo en el presente. Al respirar conscientemente, sabemos que los acontecimientos que se desarrollan en esas películas mentales no son reales, y el mero hecho de recordarlo desactiva su poder para dirigirnos.

Es como cuando volamos en avión: cuando se atraviesan turbulencias intensas, el cinturón de seguridad impide que salgamos disparados por la cabina. La respiración consciente es nuestro cinturón de seguridad en la vida cotidiana: nos mantiene a salvo aquí, en el instante presente. Si sabes cómo respirar, cómo sentarte tranquilamente y en silencio, cómo practicar la meditación andando, entonces dispones de cinturón de seguridad y estás siempre a salvo. Eres libre de estar aquí, en contacto con la vida, sin que te manipulen los demonios del sufrimiento de los acontecimientos que pasaron y concluyeron.

Si en el pasado sufriste maltratos o abusos o padeciste de otro modo, deberías conocer la práctica para comprender que, aunque esas cosas sucedieron, ahora ya estás seguro, ya no estás en peligro. Cuando reconozcas a los fantasmas pretéritos como lo que son, podrás decirles directamente que no son reales y liberarte de la prisión del pasado. Si practicas la respiración, el paseo, la meditación y el trabajo de acuerdo con la atención plena durante unas semanas, tendrás éxito en esta tarea y esos viejos traumas no volverán a arrastrarte.

Fuente: La paz está en tu interior - Thich Nhat Hanh”

PD: este escrito fue recomendado a PGV para su socializaciòn, por la docente universitaria y Enfermera Superior Carmen Sofia Gòmez. 

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