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Luto en la Iglesia Católica
El papa Benedicto XVI: un hombre en desacuerdo con el mundo moderno
El primer papa
alemán era sobre todo un intelectual que acabó renunciando al papado al
declararse incapaz para enfrentar sus desafíos modernos: los encubrimientos de
la pederastia y el escándalo de las cuentas vaticanas enturbió su papado. Pese
a su reclusión, siguió participando de los debates de la Iglesia Católica.
Por Mathew Schmalz*
·
03/01/2023 00:00
Joseph Ratzinger
Benedicto XVI, fallecido el 31 de diciembre de 2022 a la edad de 95
años, deja tras de sí un complejo legado como papa y teólogo.
Para muchos
observadores, Benedicto era conocido por criticar lo que él consideraba el
rechazo del mundo moderno a Dios y a las verdades intemporales del
cristianismo. Pero como estudioso de la diversidad del catolicismo mundial,
creo que es mejor evitar las representaciones simples de la teología de
Benedicto, que creo que influirá en la Iglesia católica durante generaciones.
Aunque la
brillantez de este legado intelectual perdurará sin duda, también tendrá que
enfrentarse a las sombras de las numerosas controversias que marcaron la época
de Benedicto como papa y, más tarde, como papa emérito.
Sacerdote y
profesor
Benedicto nació
como Josef Alois Ratzinger el 16 de abril de 1927 en Marktl am Inn, Alemania.
Durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo que unirse a las Juventudes
Hitlerianas, un ala del partido nazi. Más tarde fue reclutado en una unidad
antiaérea y luego en la infantería de la Alemania nazi.
En 1945, desertó
del ejército alemán y fue retenido como prisionero de guerra por los
estadounidenses; aunque fue liberado al concluir la Segunda Guerra Mundial. En
1946, inició los estudios sacerdotales y se ordenó cinco años más tarde. Se
doctoró en teología en 1953.
Mientras daba
clases en la Universidad de Bonn, Ratzinger fue elegido asesor teológico del
cardenal Joseph Frings de Colonia, un fuerte crítico del nazismo, para el
Concilio Vaticano II celebrado entre 1962 y 1965. El Concilio Vaticano II
intentó renovar la Iglesia católica mediante un compromiso más constructivo con
el mundo moderno. Allí, Ratzinger argumentó que la teología católica necesitaba
desarrollar un “nuevo lenguaje” para hablar a un mundo cambiante.
Como papa,
Benedicto rechazaría más tarde las interpretaciones más progresistas del
concilio como un acontecimiento revolucionario que pretendía rehacer la Iglesia
católica. Aunque introdujo cambios sustanciales en la vida católica, sobre todo
al permitir la misa en las lenguas locales, Benedicto se resistió a cualquier sugerencia
de que el Concilio Vaticano II exigiera una ruptura fundamental con la doctrina
y la tradición católicas centenarias. Y durante su pontificado, permitió una
celebración más amplia de la antigua misa en latín, una decisión que su
sucesor, el papa Francisco, revocaría.
En 1966, Ratzinger
aceptó un importante puesto de profesor en la Universidad de Tubinga. A finales
de la década de 1960, Tubinga fue escenario de protestas estudiantiles, algunas
de las cuales exigían una mayor democratización de la Iglesia Católica. Cuando
los estudiantes que protestaban interrumpieron el claustro de la facultad de
Tubinga, Ratzinger al parecer se marchó en lugar de hablar con los estudiantes
como hicieron otros profesores. Ratzinger estaba molesto por lo que consideraba
que eran tendencias dictatoriales y marxistas entre los estudiantes
manifestantes. Se trasladó entonces a la Universidad de Regensberg.
En 1977, fue
nombrado obispo de Múnich y Freising por el papa Pablo VI. Poco después fue
nombrado cardenal, miembro del órgano administrativo que elige al papa.
Cardenal y papa
Como experto
teólogo, Ratzinger fue elegido por el papa Juan Pablo II para dirigir la
Congregación para la Doctrina de la Fe, que supervisa y hace cumplir la
doctrina católica. En este cargo, el cardenal Ratzinger sancionó a varios
teólogos. El caso más notable fue el del sacerdote y teólogo estadounidense
Charles Curran, que fue despedido de The Catholic University of America por
cuestionar las enseñanzas católicas oficiales sobre sexualidad.
Ratzinger también
fue elegido para dirigir el comité de redacción del Catecismo de la Iglesia
Católica. Publicado en 1992, el Catecismo sigue siendo una base importante para
comprender el pensamiento y la práctica católicos.
Tras la muerte de
Juan Pablo II en 2005, Ratzinger fue elegido papa. Escogió el nombre de
“Benedicto” en honor de Benito de Nursia, el fundador del monacato occidental,
un movimiento religioso que preservó la cultura occidental tras la caída de
Roma. El nombre de “Benedicto” también reconocía a Benedicto XV, un papa muy
olvidado que intentó negociar un acuerdo de paz para poner fin a la Primera
Guerra Mundial.
Polémicas en el
pontificado
Tras su elección,
el papa Benedicto XVI tuvo que enfrentarse al creciente escándalo de abusos
sexuales en la Iglesia católica. Mientras era cardenal, había minimizado
públicamente el alcance y la gravedad de la crisis. Bajo su liderazgo la
Congregación para la Doctrina de la Fe decidió no retirar a Lawrence C. Murphy
del sacerdocio, a pesar de que Murphy había sido acusado de abusar de más de
200 niños en una escuela católica para sordos en Wisconsin.
Sin embargo, como
papa, Benedicto tomó algunas medidas enérgicas que su predecesor, Juan Pablo
II, no había tomado. La más significativa fue el castigo a Marcial Maciel
Degollado, un bígamo incestuoso, pederasta en serie y fundador de los
Legionarios de Cristo, una importante orden religiosa católica, y le retiró el
permiso para predicar o dar misa públicamente. También criticó a los obispos
irlandeses por su mala gestión de la crisis de los abusos sexuales.
Para muchos
supervivientes de abusos sexuales por parte del clero, estas medidas no fueron
suficientes. Benedicto no abrió los archivos del Vaticano a la investigación
pública, y tampoco disciplinó a los cardenales y obispos que reubicaron a
sacerdotes pedófilos.
Más allá de la
crisis de los abusos sexuales, el pontificado de Benedicto tuvo otras polémicas
que atrajeron la atención mundial. Durante una conferencia en Regensberg en
2006, Benedicto pareció criticar la visión islámica de Dios y el legado del
profeta Mahoma al tildar de "irracionalidad la difusión de la fe mediante
la violencia", haciendo alusión a la 'yihad' del islam “La violencia está
en contraste con la naturaleza de dios y la naturaleza del alma". Esto
provocó protestas en Oriente Medio y el sur de Asia. Sin embargo, sus visitas
oficiales a Beirut y Estambul repararon parte del daño.
Benedicto XVI
también tendió la mano a los grupos disidentes católicos. En 2009, levantó la
excomunión de obispos de la orden de San Pío X, una secta católica disidente
que rechaza las reformas del Concilio Vaticano II. Después de hacer esto,
Benedicto se enteró de que un obispo de San Pío X, Richard Williamson, había
hecho comentarios antisemitas y negaba el Holocausto.
Benedicto dijo que
su desconocimiento de las opiniones de Williamson fue un “percance imprevisto”
debido a su falta de familiaridad con Internet como “fuente de información”.
Escritos teológicos
Como papa,
Benedicto continuó sus escritos teológicos y produjo tres importantes
encíclicas o cartas papales.
La primera
encíclica, Deus Caritas Est, o “Dios es amor”, defiende la “caridad” como amor
que se da libremente. La caridad no es simplemente una buena acción, sino un
acto que cambia tanto a quien la da como a quien la recibe.
La segunda
encíclica, Spe Salvi, o “Salvados en la esperanza”, reflexiona sobre la
esperanza que Dios da a los seres humanos en un mundo que a menudo parece
desesperanzado.
En la tercera
encíclica, Caritas in Veritate, o “Caridad en la verdad”, Benedicto sostiene
que la caridad está fundamentalmente relacionada con la justicia. Y cuando se
trata de cuestiones de progreso y realización humana, no podemos depositar
nuestra confianza en el Estado-nación o en las economías de mercado porque “sin
Dios, el hombre no sabe qué camino seguir, ni siquiera comprende quién es”.
Estas cartas
papales intentan defender el cristianismo en un mundo que Benedicto creía cada
vez más hostil hacia la fe religiosa. Lo sorprendente del pensamiento de
Benedicto –incluso para sus críticos teológicos– era la elegancia con la que
presentaba sus argumentos a favor de Cristo y el poder transformador del
cristianismo como fuentes de verdad, belleza y amor.
Pero mucho antes de
convertirse en papa, Benedicto admitió que el cristianismo seguiría perdiendo
terreno cultural y se reduciría a un grupo cada vez más reducido de fieles. En
1969, Ratzinger predijo que la Iglesia tendría que “empezar de nuevo desde el
principio”, lo que significaba que algún día el cristianismo tendría que reconstruirse
desde sus cimientos.
El legado de
Benedicto XVI
Cuando Benedicto
renunció a ser papa en 2013, cogió al mundo por sorpresa. Al decir que ya no
podía soportar las cargas del papado, Benedicto prometió vivir en reclusión. Su
título oficial pasó a ser “papa emérito”.
Pero la polémica
también siguió a su renuncia. Por ejemplo, concedió entrevistas y puso su
nombre en escritos que parecían criticar las reformas de su sucesor, el papa
Francisco.
Más recientemente,
un informe de enero de 2022 sobre abusos sexuales en la diócesis de Múnich
criticó la “inacción” de Ratzinger en relación con cuatro casos de abusos
sexuales durante su período como arzobispo, de 1977 a 1982. Como reacción al
informe, el papa emérito pidió disculpas, pero no admitió ningún fallo administrativo.
Los escritos de
Benedicto XVI serán relevantes dentro de décadas, pero su pontificado estará
inevitablemente asociado a controversias. En cuanto a su legado personal,
probablemente estará definido por la cuestión que más preocupaba a Benedicto:
cómo puede la Iglesia católica seguir marcando la diferencia en el mundo
moderno.
La pederastia, el gran problema de Ratzinger
El 2010 marcó un
antes y un después para Benedicto XVI. Una exclusiva publicada por 'The New
York Times' desvelando que el sacerdote Lawrence Murphy abusó durante años de
cerca de 200 niños sordos en Wisconsin le golpeó de lleno. Murphy nunca fue
denunciado ni expulsado de la Iglesia y muchas miradas recayeron en Benedicto
XVI y en su número dos, Tarcisio Bertone. Ambos estaban al frente de la
Congregación para la Doctrina de la Fe durante esa época. A partir de ese
momento, Benedicto se esforzó en denunciar los abusos de manera pública, e
incluso anunció el endurecimiento de sus leyes sobre los sacerdotes
involucrados en abusos sexuales.
No obstante,
continuó viéndose salpicado por distintas denuncias de pederastia, como el caso
del padre Hullermann. De nuevo 'The New York Times' aseguraba que a Benedicto
XVI le fue remitido un informe en el que se decía que Hullermann iba a volver
al trabajo pastoral parroquial unos días después de empezar el tratamiento para
superar su pedofilia. Según este medio, esta terapia la autorizó el propio
Ratzinger.
Doce años después,
en enero de 2022, volvían a saltar informaciones en la misma línea. Apuntaban a
que habría encubierto casos de pederastia cuando era arzobispo de la
archidiócesis de Múnich, entre 1977 a 1981. A raíz de estas noticias, Benedicto
XIV reaccionó y expresó su vergüenza con las víctimas a través de una carta.
"He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia Católica. Tanto más
grande es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo
de mi mandato en los respectivos lugares. Cada caso de abuso sexual es terrible
e irreparable. A las víctimas de abusos sexuales va mi más profunda simpatía y
lamento cada uno de los casos".
Junto a este
escrito, el Vaticano hacía público también un análisis donde concluía que
Benedicto XVI no conocía los abusos, a pesar de haber estado en la reunión
donde se habló sobre el padre Hullermann.
*Professor of Religious Studies, College of the Holy Cross
FUENTE: https://elpais.bo/reportajes/20230103_el-papa-benedicto-xvi-un-hombre-en-desacuerdo-con-el-mundo-moderno.html
“La humanidad se llegó a convertir en arma de destrucción masiva”, dijo el Secretario General de las Naciones Unidas al comenzar la reunión que, finalmente, consiguió que cerca de doscientos países se pusieran de acuerdo para realizar esfuerzos orientados a detener un proceso de destrucción de la naturaleza que ha durado tanto como la presencia humana sobre el planeta. Esto a pesar de que, hechas bien las cuentas, nuestra especie apenas equivale al 0,01 por ciento de las que alguna vez lo poblaron.
Semejante propósito, tan elemental y urgente, ha debido formalizarse hace mucho tiempo, no como un tratado entre poderes políticos, sino como un acuerdo de paz en favor de la naturaleza, agredida sin pausa en prácticamente todos sus escenarios y manifestaciones.
El encuentro cumbre mundial por la biodiversidad, COP15 de las Naciones Unidas, que se llevó a cabo en Montreal ente el 7 y el 19 de diciembre era posiblemente la última oportunidad de poner fin a lo que Antonio Guterres denominó “orgía de destrucción” que ha puesto en riesgo de extinción a más de un millón de especies. Como es entendible, no se trataba solamente de suspender el asalto desordenado a la naturaleza, sino comprometerse a reparar los daños que todavía sean reparables.
En el trasfondo de la reunión figuraban realidades incontrovertibles: buena parte de la riqueza natural que requiere urgente protección se encuentra ubicada en el hemisferio sur, en países llamados subdesarrollados y pobres, que son los más biodiversos; los principales depredadores de recursos naturales han sido países que acabaron hace siglos con sus bosques, fueron y van a otras partes a destruir, mientras ostentan en sus escudos animales extinguidos y los que sobreviven se hallan escondidos en lugares inaccesibles; y no hay duda de que quienes mejor cuidan de la naturaleza son las comunidades nativas, consideradas por muchos como primitivas y tratadas como marginales.
La formulación de propósitos concretos dentro de un universo tan amplio como el de la agenda de Montreal presenta enormes complejidades. ¿De cuántos millones de especies, animales y vegetales, se estaría hablando?, ¿Cuál sería la mejor forma para producir protección sin contar con un listado que resultaría siempre incompleto, ante la existencia de todo un mundo de biodiversidad todavía desconocida?, ¿Se identificarían áreas, en todos los continentes, donde las acciones requeridas son más o menos urgentes?, ¿De qué proporciones del conjunto de la naturaleza se podía hablar, sobre la base de que hay recursos que son fungibles o renovables?, ¿Cómo sería la financiación de los propósitos convenidos?, ¿Cuáles serían las prioridades en materia de prevención de nuevos daños o de restauración de los hasta ahora producidos?, ¿Cuáles serían los mecanismos esenciales de reformas normativas internas de armonización con lo pactado?, y ¿Cuáles serían los mecanismos de control del cumplimiento de lo acordado y de evaluación de la utilidad de las decisiones convenidas?. Materias todas de alta exigencia científica, política, legal, diplomática e interdisciplinaria.
A la hora de esas discusiones, resulta evidente la existencia de un “club de países ricos en biodiversidad” que no tiene porqué desmerecer ante los ricos en toda una serie de aspectos, cuyo compromiso con la causa también es relevante, así hayan cometido uno que otro despropósito. Nada mejor que la convergencia en un tema auténtica y verdaderamente universal, que solamente se puede afrontar, como el del cambio climático, sin divisiones que terminan por perjudicarnos a todos.
Después de dos semanas de negociaciones, lo que se llamará oficialmente Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, ciudad ésta última que tomó el relevo como sede, el lunes temprano el ministro chino Huang Runqui, presidente de la reunión, declaró aprobado el acuerdo, suscrito de antemano por al menos cien países, sin atender objeciones de la República Democrática del Congo, que dijo que no podía suscribirlo.
En términos generales, el compromiso central del acuerdo es el llamado 30x30, que significa proteger el 30% de la tierra y del agua para 2030, y seguir avanzando desde esa base, que para muchos resultó decepcionantemente precaria, pero para otros se ajusta a la realidad de lo posible. Por lo demás, el compromiso implica mantener, mejorar y restaurar los ecosistemas, lo que incluye detener la extinción de especies y mantener la diversidad genética, realizar un uso sostenible de la biodiversidad, de manera que los alimentos y el agua limpia puedan servir a la humanidad sin depredar a las especies y sus hábitats, garantizar que los beneficios derivados de la naturaleza, por ejemplo en materia medicinal, se compartan de manera equitativa y justa, y se protejan los derechos de los pueblos indígenas, y que fluyan recursos para proteger la biodiversidad, de manera que lleguen a donde son efectivamente requeridos. Todo esto sin que se haya podido formalizar un fondo común con ese propósito.
Aparte de los obligados, como el primer ministro canadiense y el presidente chino, que habló desde Beijing, a la reunión no fueron estrellas de la política como a París o recientemente a la COP 27 en Egipto. Mal por los jefes de los países industrializados, que en cuanto a cambio climático vuelan, aunque sea a defender sus negocios.
En todo caso, la protección de la fauna y la flora, en todas partes, en aire mar y tierra, pasa a ser ahora un acuerdo formal que contribuye y al tiempo recibe beneficios del de París en materia de cambio climático. Se trata de propósitos complementarios con una misma finalidad, no solamente en favor de las generaciones futuras, sino de la supervivencia del planeta. Pero, vuelve y juega: ese tipo de problemas no se arregla con la firma de acuerdos, que ya es suficientemente difícil, no solamente porque siempre aparecen diferentes intereses e interpretaciones, aún en temas tan obviamente importantes para todo el mundo, sino porque es necesario movilizar y usar bien recursos económicos y humanos, además de fortalecer una cultura universal que marche en la misma dirección.
Ya se sabe que, en estos casos, como ha sucedido con el acuerdo sobre cambio climático, aparecen “personalidades” investidas de poder político que tienen la desvergüenza de negar la importancia de estos asuntos, o al menos relativizarla frente a propósitos que consideran “superiores”, como el del crecimiento económico a cualquier costo, que se vea reflejado en la “buena salud” de los mercados bursátiles. Razón por la cual se impone, aunque sea difícil y parezca tedioso y sea mal visto por los abanderados de la causa del enriquecimiento sin límites, una acción política ciudadana que actúe en todas las instancias y forme, sin fronteras de países, un frente común de exigencia y control hacia todos los gobiernos en todas partes del mundo. No puede haber causa más importante que la defensa de la casa común que el género humano comparte con todas las manifestaciones de vida de la naturaleza.
*“MIS PENSAMIENTOS CREAN MI REALIDAD"*
Comienza el día sonriendo mientras te duchas. Imagínate el día, hora a hora. Tus pensamientos crean emociones; las emociones llevan a las acciones; las acciones traen resultados. Ten una mentalidad de abundancia, piensa que eres muy afortunado, y eso es lo que se manifestará en tu vida.
*"ESTOY AGRADECIDO"*
Cuando aprecias lo que tienes, lo que tienes aumenta de valor. Así que, estando aún en la ducha, piensa al menos en 20 cosas por las que estás agradecido. Esto te dará una profunda sensación de felicidad.
*“ELIJO SER FELIZ"*
La felicidad es una elección. Recuerda que una buena actitud siempre conduce a grandes experiencias. Decide ser feliz. Es bueno para tu salud.
*“SONRÍO"*
Nunca sabré a quién le estoy alegrando el día.
*“ME LO MEREZCO"*
Siéntete merecedor de todo lo que deseas, confía en tus elecciones, porque eres digno de recibir amor y de amar.. digno de generar paz. Digno de tener mucha prosperidad.. mereces disfrutar la hermosa vida..
*LO QUE OTROS PIENSEN DE MÍ…NO IMPORTA"*
No te dejes arrastrar por la opinión que otros tienen sobre ti. Realmente, sus palabras hacia ti sólo reflejan quiénes son realmente. En vez de escuchar lo que otros dicen sobre ti, confía en tu sabiduría interior. Escucha a tu corazón, y él te guiará.
*“SOY AMABLE"*
Cada acto de amabilidad que realizas libera serotonina en tu cerebro (la serotonina es una hormona que contribuye a la sensación de bienestar y felicidad). Ayuda a un extraño, da regalos en forma de abrazos y cumplidos.
*“VIVO EN EL AHORA"*
Saborea cada momento de tu vida, porque cada momento es único; no hay instantes vacíos. Mantente consciente, presente y centrado. Y cuando tus pensamientos comiencen a ir a la deriva, recuerda que el pasado y el futuro son ilusiones elaboradas por tu mente. El único tiempo que existe es el ahora.
“RESPIRO PROFUNDO"
Sé consciente de cada respiración que tomas. Disfruta la sensación de llenar tus pulmones con cada inspiración, y después exhala.
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