PGV- Ed. 414 - Miércoles 16, noviembre, 2022 - "¿Por qué el fenómeno de La Niña azota con fuerza a Colombia?" - y más temas en PGV
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La Agencia Espacial Europea descubre una 'serpiente' cruzando por el Sol
Europa Press - 16, noviembre, 2022
El plasma en la serpiente sigue un filamento particularmente largo del
campo magnético del Sol.
La
aproximación más cercana de Solar Orbiter al Sol.© Proporcionado por El
Tiempo
La misión espacial Solar Orbiter ha detectado un
"tubo" de gases atmosféricos más fríos que serpentean a través del
campo magnético del Sol.La observación proporciona una nueva e
intrigante adición al 'zoológico' de características reveladas por la misión
Solar Orbiter dirigida por la ESA, especialmente porque la serpiente fue
precursora de una erupción mucho más grande, informa la agencia espacial
europea.
La serpiente fue vista el 5 de septiembre de 2022, cuando
Solar Orbiter se acercaba al Sol para un paso cercano que tuvo lugar el 12 de
octubre. Es un tubo de plasma frío suspendido por campos magnéticos en el
plasma circundante más caliente de la atmósfera del Sol. El plasma es un estado
de la materia en el que un gas está tan caliente que sus átomos comienzan a
perder algunas de sus partículas externas, llamadas electrones. Esta
pérdida hace que el gas se cargue eléctricamente y, por lo tanto, sea
susceptible a los campos magnéticos. Todo el gas en la atmósfera del
Sol es un plasma porque la temperatura aquí es de más de un millón de grados
centígrados. El plasma en la serpiente sigue un filamento particularmente largo
del campo magnético del Sol que se extiende de un lado del Sol al otro.
"El plasma fluye de un lado al otro, pero el campo magnético está
realmente retorcido. Así que estamos recibiendo este cambio de dirección porque
estamos mirando hacia abajo en una estructura retorcida", dice David
Long, del Mullard Space Science Laboratory en el University College London, quien
dirige la investigación del fenómeno.
Serpiente
solar avistada deslizándose por la superficie del Sol. ESA© Proporcionado
por El Tiempo
A 170
kilómetros por segundo
Un vídeo con la
observación ha sido producido como un lapso de tiempo a partir de imágenes del
Extreme Ultraviolet Imager a bordo de Solar Orbiter. En realidad, la serpiente
tardó alrededor de tres horas en completar su viaje, pero dadas las distancias
involucradas en cruzar la superficie solar, eso significa que el plasma
debe haber estado viajando a unos 170 kilómetros por segundo. Lo que
hace que la serpiente sea tan intrigante es que comenzó en una región solar
activa que luego entró en erupción, expulsando miles de millones de toneladas
de plasma al espacio. Esto plantea la posibilidad de que la serpiente fuera una
especie de precursora de este evento, y Solar Orbiter lo captó todo en
numerosos instrumentos. Para el detector de partículas energéticas (EPD) de la
nave espacial, la erupción fue uno de los eventos de partículas energéticas
solares más intensos detectados hasta ahora por el instrumento.
"Es una muy buena combinación de conjuntos de datos que solo
obtenemos de Solar Orbiter", dice David Long. Más intrigante aún es que el
plasma de esta erupción, conocida como eyección de masa coronal, barrió la
sonda solar Parker de la NASA, lo que permitió que sus instrumentos midieran el
contenido de la erupción.
Poder ver una erupción y luego tomar muestras de los gases expulsados,
ya sea con instrumentos propios o de otra nave espacial, es uno de los
principales objetivos científicos de Solar Orbiter. Permitirá desarrollar una
mejor comprensión de la actividad solar y la forma en que crea el "clima
espacial", que puede interrumpir los satélites y otras tecnologías en la
Tierra.
Solar Orbiter es una misión espacial de colaboración internacional entre
la ESA y la Nasa, operada por la ESA. Se lanzó el 10 de febrero de 2020 y, a
principios de este mes, celebró mil días en el espacio.
EUROPA PRESS
FUENTE: La
Agencia Espacial Europea descubre una 'serpiente' cruzando por el Sol (msn.com)

Por Eduardo Barajas Sandoval
La anunciada catástrofe de los demócratas en las elecciones de renovación parcial del Congreso de los Estados Unidos no se produjo. El partido que ocupa la presidencia del pacto federal obtuvo resultados que nadie esperaba. No se repitió esa especie de tradición política según la cual el desgaste del ejercicio del poder lleva a que la oposición resulte ampliamente favorecida en las elecciones que se llevan a cabo cuando ha transcurrido la mitad de un gobierno.
Los republicanos seguramente lograrán quedarse con la mayoría en la Cámara de Representantes, pero no lo conseguirán en las proporciones que esperaban. Pero en el Senado los demócratas mantienen su mayoría. Situación política favorable para que el presidente y su partido tengan un nuevo aire que les permita rematar las tareas que se propusieron, y las que se han visto obligados a asumir.
De pronto algunos ciudadanos entendieron el peligro que una victoria de candidatos de la línea Trump habría representado para la democracia de ese país, y prefirieron cerrar el paso a quienes todavía niegan, sin pruebas, el triunfo demócrata en las últimas elecciones presidenciales y estarían dispuestos a desconocer otra vez resultados que no les fueren favorables. Otros, seguramente apoyaron al partido en el poder para evitar el bloqueo que se anunciaba al desarrollo de sus programas.
Una vez más estaba a prueba esa publicitada democracia estadounidense, compleja y extraña, llena de recovecos, padrinazgos, regiones de resultados predecibles, “campos de batalla electoral” donde puede cambiar el apoyo a uno u otro partido, y ríos de dólares destinados a cada causa. Pero, a pesar de las acostumbradas maniobras para conseguir curules, no se impusieron ni la insensatez ni la obsesión por conservar el poder en lugar de los principios.
Como los procesos políticos no tienen pausa, cerrado el capítulo de estos comicios de renovación parcial del congreso, la discusión política en los Estados Unidos se comienza a orientar hacia la campaña presidencial de 2024, que conlleva la tradicional pregunta de si el presidente en ejercicio aspiraría a la reelección. Asunto que tendría respuesta fácil si se tratara de otra persona, pero que en el caso de Biden adquiere dimensiones y exige consideraciones particulares, debido a sus condiciones personales y al surgimiento de otra pregunta que es la de un posible nuevo enfrentamiento con su predecesor.
Nunca será lo mismo un presidente en campaña que uno dedicado exclusivamente a gobernar. Su actitud, y los fundamentos de acción política que ponga sobre la mesa, tendrán uno u otro tono y contenido según su intención, y serán interpretados de diferente manera si aspira a seguir en el oficio o si decide que no va más allá del periodo para el cual recibió originalmente su mandato.
El presidente ha sido precariamente popular. A eso han podido ayudar las campañas programadas desde el principio en contra suya, para poner en duda absurdamente la legitimidad de su elección, así como circunstancias y realidades económicas y políticas, internas e internacionales, fácilmente utilizables en su contra.
La capacidad física y mental que a lo largo del tiempo tengan los gobernantes para sostener el ritmo frenético de su trabajo plantea siempre interrogantes. En este caso aflora cierta preocupación por la suficiencia con la cual el presidente Biden podría sostener el ritmo de sus obligaciones hasta el momento en el que terminaría un eventual segundo mandato, a unas alturas de la vida en las que solamente seres excepcionales podrían mantener las condiciones suficientes para ocuparse del gobierno de una potencia mundial.
Aparte de su legendaria resistencia personal a la adversidad, el récord político de Joe Biden no puede ser más impresionante, desde cuando entró al senado hace casi medio siglo, hasta que después de haber sido ocho años vicepresidente, en 2020 derrotó a un presidente en ejercicio, obstinado en hacerse reelegir. A lo cual es preciso agregar el resultado exitoso de estas elecciones a la mitad de su período presidencial.
Si bien el presidente Biden no cuenta con el favor popular que merecería, después de haberse dedicado a devolver la confianza en las instituciones, y a reparar daños internos e internacionales causados por decisiones inexpertas, emotivas y apresuradas de su antecesor, la presunta popularidad de éste último ha dado muestras de decadencia. Así lo demuestra el naufragio de patrocinados por Trump en estas elecciones, que se suma a sus problemas con la justicia, y con la historia de la institucionalidad de su país.
Si Biden compite y Trump busca la candidatura republicana, a pesar de no haber podido generar en este segundo enfrentamiento político contra Biden una “oleada” para bloquear al gobierno, se estaría ante la perspectiva de un tercer round en la competencia por la presidencia que se avecina. Frente a lo cual los resultados electorales y las encuestas indican que “no existe ambiente favorable” para la nueva edición de un espectáculo que puede parecer decadente, como si ese país no tuviera otros protagonistas para avanzar en un necesario relevo político y generacional.
En el precioso tiempo que resta de su mandato presidencial, Biden se debería dedicar a presidir la vida de su nación y a entregarle la cosecha de su larga experiencia, desde una posición de sabio prudente, sin la angustia política de andar con un ojo puesto en las elecciones y otro en el ejercicio de sus responsabilidades. Para ser creativo podría buscar acuerdos políticos sin necesidad de hacer cálculos ni suscitar suspicacias. También debería auspiciar, desde su propio partido, un concurso político vigoroso por la presidencia, con nuevos temas y nuevos protagonistas, en lugar de arriesgarse en un enfrentamiento que denotaría una especie de esterilidad política de una de las democracias más grandes del mundo.
Cuando la gente, aquí y allí, anda agitada al ritmo de las volteretas de los payasos de la clase política, un presidente de edad avanzada y talante sereno, conocedor de su nación y de las vicisitudes de la vida política, puede obrar por encima de las banalidades de quienes tramitan sus intereses a través de la mentira, la amenaza y la vaguedad de argumentos vacíos, fantasiosos o falaces, que no pasan de un párrafo y no permiten armar un discurso capaz de tratar en serio los complejos problemas de la sociedad nacional e internacional. De paso, puede hacer el favor de dejar al descubierto el desconocimiento del mundo y el sentido primitivo y arcaico con el cual su antecesor y de pronto nuevo aspirante a la presidencia, acostumbra a actuar.
Es posible que una de las mejores muestras de sabiduría y de liderazgo político sea la de anunciar a tiempo el retiro después de haber cumplido con éxito la tarea de toda una vida, para que se abran las avenidas hacia la renovación. Al gobernar sin nuevas ambiciones, y sin el riesgo de provocar tumultos innecesarios o nuevas embestidas de infamia y vulgaridad, Joseph Biden tendría no solamente oportunidad de aplicar su sabiduría al servicio público, sino de presidir un proceso de consolidación de valores democráticos en medio del respeto de propios y extraños y como ejemplo vivo del sentido del deber y del honor.
¿Por qué el fenómeno de La Niña azota con fuerza a Colombia?
REDACCIÓN EL TIEMPO - 16,noviembre, 2022
Ideam pronostica temporada de fuertes lluvias hasta febrero de 2023.
Cinco
días llevan cientos de familias inundadas por las fuertes lluvias.© Juan
Pablo Rueda Bustamante / El Tiempo
Lo primero que hay que tener en cuenta para entender qué es el fenómeno
de La Niña es que es una situación normal que se presenta constantemente y que está caracterizado por una variabilidad climática que
genera más lluvias de lo normal. Una particularidad de este fenómeno es que es
temporal y transitorio. No obstante, este año ha durado más de lo normal y ha
generado comportamientos más irregulares en las precipitaciones del país.
Ahora, estos fenómenos climatológicos están derivados de un patrón denominado Oscilación del Sur o Enos que establece su comportamiento de acuerdo a la temperatura del mar, los vientos, la presión y otras variables oceánicas y atmosféricas.
Pero para hacerlo más claro aquí le explicamos. Lo que impulsa el
fenómeno de La Niña son las variaciones que esos factores generan a lo largo
del océano pacifico tropical que en gran medida baña las costas de nuestro país
y que a su vez es el cuerpo de agua más grande del planeta.
Entonces, los fenómenos de La Niña y El Niño lo que hacen es enfriar
o calentar grandes áreas del océano pacifico tropical lo que de
inmediato tiene un impacto sobre las condiciones de lluvia en los sectores
aledaños al océano.
¿Cómo
se desarrolla?
El Fenómeno de La Niña se presenta de forma irregular cada dos y siete
años y es independiente de las temporadas de invierno regulares en el país que
son entre octubre y noviembre para las regiones Caribe y Andina y abril a junio
para el resto del país.
Para que el Ideam pueda declarar una temporada del fenómeno de
La Niña es necesario que las temperaturas del océano pacifico permanezcan
por debajo de 0.5 grados centígrados durante al menos cinco meses y que se
combinen con otros factores como la fuerza de los vientos y la presión.
La combinación de estos factores provoca que los vientos alisios
(vientos constantes y fuertes que llegan del verano del norte) empujen con
mayor fuerza las aguas cálidas del océano pacifico hacia el occidente lo que
hace que las aguas frías emerjan del fondo del mar y se creen climas
extremos en diferentes partes del mundo.
La
vía a La Calera es uno de los puntos de la ciudad más afectados por las
precipitaciones. CityTV© CityTV
¿Cuáles
son los efectos?
Cada evento del fenómeno de La Niña es diferente, según el Ideam, y el
impacto en el país está determinado por la intensidad y por la interacción que
puede tener con otros eventos que ocurren simultáneamente en el océano
Atlántico y el mar Caribe.
En la mayoría de los casos esta temporada se caracteriza por un aumento
considerable de las lluvias y una disminución de las temperaturas en las
regiones Andina, Caribe y Pacífica; de la misma manera en el piedemonte de los
Llanos Orientales, lo que impulsa las crecientes en los ríos y el riesgo de
deslizamiento de tierra en sectores de alta montaña.
REDACCIÓN EL TIEMPO
FUENTE: ¿Por
qué el fenómeno de La Niña azota con fuerza a Colombia? (msn.com)
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Por: Ana María Medina / Ilustración: Julia Tovar / Noviembre 2022
La pandemia, por cliché que suene, le
dio un vuelco a mi vida. Mi familia y yo nos trasplantamos a Boyacá, dejamos
atrás las ataduras y las ideas que teníamos sobre triunfar, y hoy puedo decir
que simplificar nuestra existencia ha sido la vivencia más enriquecedora.
Era junio de 2020. Ya me había acostumbrado, o más bien resignado, al
silencio de una ciudad confinada. Me desenvolvía con cierta fluidez dentro de
la rutina del miedo y controlaba el tedio que se colaba, no sé cómo, entre las
tareas domésticas, laborales y maternales. Una pregunta empezó a arañarme la
cabeza: “¿Y si esto es todo?”
De repente observar las cifras de infectados por COVID esparciéndose por
el mapamundi colorido de una app alarmista, uno de mis hobbies en las noches de
desvelo durante la cuarentena, fueron reemplazadas por la sensación de huir y
vivir la vida que se sueña pero que se posterga.
Con el tiempo, y con terapia, quizás más terapia que tiempo, he empezado
a identificar y a reconciliarme con episodios de la vida que han significado la
ruptura de una creencia, el cambio abrupto de mis circunstancias y/o el
despertar hacía otra perspectiva. “Momentos transformadores” o “detonadores”
creo que les llama la psiquiatría, o en su defecto el coaching,
pero como a mí me encantan las historias, prefiero llamarlos “puntos de giro”.
En la vida, por fortuna o infortunio, depende como lo recibamos, nos
enfrentamos a varios puntos de giro: el nacimiento de un hijo, una enfermedad,
la muerte de un ser querido o de una mascota, un despido laboral, el fin de un
amor, la quiebra, un viaje, perder una amiga, conocer una nueva, etc.
Los que vivimos el 2020 tenemos uno en común: la pandemia. No
crean que hablar de la pandemia como punto de giro de mi vida, justo ahora que
el mundo dejó de respirar a través de un tapabocas, no me parece un lugar
común. Pero, ¿qué le vamos a hacer? Las historias (ya les he dicho que me
encantan) a veces no pueden subsistir sin los clichés.
Todavía culpo a un programa que vi sobre casas extraordinarias en el
mundo. Eran lugares casi todos autosostenibles, que retaban el orden
preestablecido y hasta la arquitectura. Las vi lejanas, inalcanzables,
impagables a través de mi televisor, pero desde ese instante supe que con o sin
pandemia, con o sin una casa extraordinaria, yo necesitaba vivir en otro lugar.
Empaqué maletas, vendí más de la mitad de mis cosas que no resultaron tan necesarias
como creía, puse en venta la casa de mis sueños, la que tenía con un crédito a
15 años, en la que iba a envejecer, convencí a mi esposo del teletrabajo a
largo plazo, negocié con mi hijo que sólo sería un año fuera de la ciudad, y
manejé cuatro horas por el altiplano cundiboyacense hasta llegar al rincón del
universo donde la vida dejaría de sentirse como un ensayo, como un preludio,
como un bosquejo.
En este lugar, lejos de las campiñas italianas que envidiaba y dentro de uno de los departamentos más subvalorados por el resto del país, me enamoré por fin de la vida. Eso sí, al principio creí que yo, la citadina, llegaba como un conquistador a una región virgen ávida de mis conocimientos y experiencias desde el progreso.
¡Qué estrellada tan brava me pegué! La esnobista pedante que
fui poco a poco fue reconociendo no sólo lo poco que sabía sobre la vida, sino
que lo que sabía de la vida no servía para nada por estos lares.
FUENTE: De
cuando hui de la ciudad y me estrellé con el campo - Bienestar Colsanitas
PD: Este texto fue recomendado a PGV por nuestro colaborador, el Ingeniero Ambiental y PhD Daniel Medina
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Contacto: pluriversidadglobal@gmail.com
Imagen: Pin de Hugo Arias en PGV - co.pinterest.com
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