PGV Edición 398 - Miércoles, 21, septiembre, 2022 - “Su Santidad, ¿Cuál es la mejor religión?" - y más temas en PGV

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Escuela de librepensamiento: creadora y gestora de conocimiento para la convivencia global

Sembremos con el ejemplo la  cultura ciudadana, en todas partes y en todos los tiempos. Las semillas han de ser respeto justo y mutuo, verdad y bien. Y que florezca pronto el trabajo honrado y pertinente para todos, generador de la convivencia justa y dignificante en las familias y en las comunidades de la Tierra


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LA NUEVA AGENDA URBANA


Imagen en ONUhabitat.org.mx . bajada para PGV

Tendencias globales de urbanización 

Introducción (Fragmento)

La urbanización ha sido una de las tendencias más significativas que han configurado el entorno construido en los siglos XX y XXI. El cambio hacia un mundo cada vez más urbanizado es una fuerza transformadora que puede y debe aprovecharse para garantizar el desarrollo sostenible de personas y lugares en todos los países. Las ciudades son el escenario para abordar muchos de los desafíos globales de hoy, que van desde la pobreza extrema y el desempleo hasta la degradación ambiental y el cambio climático. 

En las ciudades, abordar los desafíos del desarrollo con intervenciones efectivas puede tener impactos acumulativos de gran alcance. La urbanización brinda una gran oportunidad y es una de las herramientas más importantes para llevar hacia adelante la agenda de desarrollo sostenible; sin embargo, si no se planifica y se gestiona de forma deficiente, la urbanización también tiene el potencial de exacerbar muchos de los problemas que pretende resolver. 

La urbanización mal planificada o no planificada ha provocado desórdenes económicos, disturbios civiles, congestión y degradación ambiental, así como un aumento de los barrios marginales y la expansión (ONU-Habitat, 2016). 

Los nuevos datos (ONU-Habitat, 2020) revelan que hay casi 2,000 áreas metropolitanas en todo el mundo, en las que actualmente vive un tercio de la población mundial. ONU-Habitat predice que para 2035, la mayoría de la población mundial vivirá en áreas metropolitanas, que generalmente se entienden como aglomeraciones urbanas compuestas por una ciudad principal vinculada a otras ciudades cercanas o áreas urbanas o suburbanas circundantes, como el Área Metropolitana de Tokio-Yokohama, el Gran Londres, el Área Metropolitana de Bucaramanga en Colombia o la Bahía Nelson Mandela en Sudáfrica. 

Los datos de ONU-Habitat muestran que actualmente hay 1,934 áreas metropolitanas, también conocidas como metrópolis, con más de 300,000 habitantes. Estos albergan alrededor del 60 por ciento de la población urbana del mundo y un tercio de la población mundial. La mayoría (1,038) se encuentran en la región de Asia Pacífico con 444 en China y 191 en India, en comparación con 55 en Nigeria, 61 en Brasil, 144 en Estados Unidos y 67 en Rusia. Se proyecta que casi mil millones de personas se convertirán en habitantes metropolitanos en los próximos 15 años y habrá 429 nuevas metrópolis para 2035. 

Por tanto, la Nueva Agenda Urbana llega en un momento muy crítico y oportuno de la historia global. Si bien los desafíos que enfrentan las ciudades, pueblos y aldeas en diferentes países son variados, la Nueva Agenda Urbana está diseñada para su aplicación universal. Presenta una visión a largo plazo y establece prioridades y acciones, además de proporcionar herramientas que se pueden aplicar a nivel regional, nacional, subnacional y local, lo que permite a los gobiernos y otros actores relevantes, satisfacer las necesidades y desafíos urbanos específicos del contexto. 

Mientras todo el mundo se urbaniza, la naturaleza y las características de la urbanización en cada región son diferentes. En Asia Oriental, la expansión urbana se extendió por más de 28,000 kilómetros cuadrados y creció en 200 millones de personas entre 2000 y 2010, y una gran parte de este crecimiento se produjo en China (Banco Mundial, 2015). Aunque la urbanización de Asia Oriental está asociada con imágenes de Beijing, Hong Kong, Seúl, Manila y otras megaciudades, la mayor parte del crecimiento urbano se produjo en ciudades pequeñas y medianas (Banco Mundial, 2015). El crecimiento en estas áreas está fragmentado en las fronteras metropolitanas y, a menudo, sobrepasa las fronteras administrativas; lo que requiere una sólida planificación regional y multi jurisdiccional. 

A medida que la urbanización conlleva conversiones de tierras rurales a urbanas, los gobiernos también deberán abordar las consecuencias ambientales de la rápida urbanización, además de integrar mejor y proporcionar servicios públicos a las poblaciones rurales en áreas urbanizadas. 

La población urbana de Asia Meridional también está preparada para crecer de manera significativa; se espera que llegue a 250 millones de personas en 2030, habiendo crecido significativamente en la última década. Alrededor de 130 millones de la población urbanizada de Asia Meridional vive en barrios marginales. 

La Nueva Agenda Urbana presenta una visión a largo plazo y establece prioridades y acciones.

  Los asentamientos informales se caracterizan con frecuencia por servicios públicos no planificados y su población no se contabiliza en los censos oficiales. 

Persisten los problemas de contaminación ambiental y congestión, mientras que la falta de tenencia formal impide el desarrollo. 

Por último, el 80% de las principales ciudades del sur de Asia se enfrentan al riesgo de inundaciones, y la población que estará expuesta a peligros crece un 3,5% anual (Ellis y Roberts, 2016). En el otro lado del planeta, la urbanización de África también ha sido veloz, a un ritmo que se mantendrá. Se prevé que la población urbana se duplique en los próximos 20 años, con 450 millones de nuevos residentes urbanos agregados en las próximas tres décadas. Serán necesarias ciudades nuevas, además de las existentes, para albergar a esta población en crecimiento. Al igual que en el sur de Asia, la informalidad es una característica definitoria de la urbanización africana, donde el 70% de la población urbana vive en áreas informales. 

Si bien América Latina ya está relativamente urbanizada, las ciudades de la región enfrentarán desafíos similares relacionados con la congestión, la informalidad y la equidad en el acceso a los servicios (Ezquiaga Arquitectura, 2015). Las ciudades latinoamericanas son particularmente densas, debido a que su extensión territorial es relativamente pequeña, y también muestran una extrema desigualdad de ingresos, donde la brecha entre los más ricos y los más pobres es muy alta en muchas áreas urbanas; lo que produce contrastes notables. Dentro de las áreas periurbanas, los problemas de movilidad y transporte persisten, mientras que una débil gobernanza genera una expansión descontrolada y la persistencia de problemas de salud, medio ambiente y seguridad pública en los asentamientos informales (Ezquiaga Arquitectura, 2015).

 FUENTE: ONU Habitat https://publicacionesonuhabitat.org/

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Descubridores de nuevas fronteras

 

Por Eduardo Barajas Sandoval (*)

 Jean-Luc Godard y William Klein registraron desde ángulos insospechados imágenes de los mundos que vieron, y de los que inventaron.

 Iconoclastas y fundadores de nuevas tradiciones de apertura y libertad, se convirtieron en reinventores del cine y la fotografía, con el despertar de inquietudes y la combinación de factores que vinieron a cambiar esas artes para siempre. Discípulos suyos fueron portaestandartes de ese mismo impulso al comienzo del nuevo milenio y ahora tienen millones de imitadores improvisados en el espacio ampliado de expresión de las redes sociales.

 Como si se hubieran puesto de acuerdo para cerrar a un mismo tiempo el ciclo de sus vidas nonagenarias, ambos murieron la semana pasada después de haber contribuido a toda una serie de transformaciones que comenzaron con el hecho de llevar a la calle la toma de imágenes que hasta entonces se realizaba en estudios y laboratorios excluyentes. Tarea que continuó con la exploración de las imágenes de la vida cotidiana, los movimientos sociales y las actividades callejeras, que les permitió poner al descubierto luces y sombras de la condición humana y contenidos teatrales de los actos colectivos.

 Con la complicidad de seguidores enriquecidos en el alma con las experiencias estéticas que transmitieron sus íconos revolucionarios, Godard y Klein contribuyeron a la ampliación de ese gran diccionario de significantes y significados que desde entonces integra lenguajes visuales, orales y escritos, para describir e interpretar la vida contemporánea.

Godard, parisino y también suizo, originalmente crítico de cine, se convirtió en uno de los pioneros de “la nueva ola” cuando irrumpió con su película “À bout de souffle” (Jadeante). En esa obra, a partir de un argumento abandonado por Truffaut, una muchacha involucrada amorosamente con un pequeño criminal que huye de las autoridades por haber abaleado a un policía, termina por traicionarlo y con ello permite que lo den de baja en plena calle.

 Desde entonces, su trabajo se valió de una y otra excusa argumentativa para experimentar la realización de cine en escenarios del espacio público y resaltar imágenes de la cotidianidad, con libretos que les iba dictando a los actores a la hora de filmar con cámaras portátiles que se movían constantemente, y que para la época eran toda una innovación.

 Había nacido una nueva gramática de la cinematografía, llena de espontaneidad que en ocasiones llegó a molestar a los actores, que acudían al trabajo sin saber exactamente qué les pondría a decir en escenas de largometrajes que más parecían de documentales. Ana Karina, Brigitte Bardot y Jean Paul Belmondo pasaron por esa experiencia. Todo según el ánimo de un director que se atrevió a decir, sin rubor, que "una historia debe tener por supuesto un principio, un desarrollo y un final, pero no necesariamente en ese orden".

 La edición del material recogido era consecuente con esa locura y se realizaba generalmente con el abandono de la delicadeza tradicional de hacer casi imperceptibles, o suaves y plenamente justificados los cambios de ritmo, de discurso y de locación. Era la ruptura de reglas innecesarias y la apertura hacia el disfrute de hacer y vivir el cine con mayores dosis de libertad, mediante una mezcla no lineal de tiempo y espacio.

Godard no vaciló en incorporar a su obra actores de la vida real, como los Rolling Stones, e intentó infructuosamente conseguir que Richard Nixon aceptara interpretar al Rey Lear. Últimamente concibió una película en tercera dimensión en torno a su propio perro, bajo el título de “Adiós al lenguaje”.

 Como artista callejero se fue con su cámara portátil a grabar las imágenes de los estudiantes protagonistas de batallas campales y concursos de ingenio de Mayo 68 en París. Movido por el interés en la defensa de causas que consideraba justas y por el deseo de cuestionar creencias que no concebía posibles, se vinculó a la denuncia de desmesuras gubernamentales inhumanas, o a la contradicción de dogmas religiosos, con agudeza que le mereció el reproche de las correspondientes autoridades.  Su salida más relevante como activista político pudo haber sido la de participar, precisamente con William Klein, en la producción de “Far from Vietnam”, que en 1967 congregó a una constelación de directores hastiados con esa guerra infame que estremeció al mundo para nada.

Hasta muy entrado en años continuó con su manía de innovar, de cambiar parámetros y de hacer propuestas alternativas. Por eso, después de al menos cien obras, entre largometrajes, documentales, cortos y series de televisión, recibió varios premios, entre ellos un Oscar honorífico “por su pasión, su deseo de confrontación y su nuevo tipo de cine”.  Honores que quiso dejar atrás al pedir que se le ayudara a poner término a su vida, después de nueve décadas de presencia en este mundo que quiso interpretar y mostrar a su manera. 

 William Klein, por su parte, revolucionó la fotografía desde cuando se hizo presente con la revelación de imágenes tremendas de la vida urbana, resaltadas en esa escala que literalmente “pone las cosas en blanco y negro”. También incursionó con su propio lenguaje innovador y señalador de fronteras en el mundo de la fotografía de la moda, en la pintura, la publicidad y el cine.

 Fue maestro de la captura gráfica de momentos impactantes para poner al descubierto las emociones de la cotidianidad con la crudeza de reportajes que mostraron las contradicciones presentes en las calles, a donde llevó a las modelos de la alta costura a medirse ante transeúntes portadores de la moda que cada quién lleva puesta.

Neoyorquino, de la comunidad judía, descubrió temprano la riqueza del ambiente francés, y fue allí donde estableció su epicentro y desarrolló la mayor parte de su trabajo. Nada mejor para un futuro maestro de las imágenes que haber comenzado con estudios de pintura, como lo hizo Klein en condición de afortunado alumno de Fernand Léger, para pasar luego a la fotografía de gran formato y convertirse en cazador de imágenes de personajes y acontecimientos con maestría en la revelación de esos secretos que la gente lleva puestos y solamente una cámara oportuna puede advertir.

 Al entrar en aquel mundo ávido de fotógrafos que vean lo que otros no pueden ver, le llamaron primero a trabajar para Vogue, y entró con ello al carrusel de la moda, del que no volvió a salir pero siempre fue capaz de apreciar con ese ojo crítico y burlón que le caracterizaba y que mantuvo alerta hasta su muerte.

 Federico Fellini cayó en su momento bajo el embrujo de sus íconos y le llevó como asistente en una de sus películas. De allí resultó su trabajo de un libro sobre Roma, que se extendió más tarde a Tokio y Moscú. Seducido a su vez por la magia contagiosa del cine, aprovechó para tramitar por ese medio algunas de sus múltiples incursiones en la burla del artificio de la moda excluyente.  

 Sin miedo por adentrarse en laberintos que algunos consideran parte del reino de la frivolidad, dirigió películas publicitarias para grandes marcas, y de allí dio el salto a la denuncia de fenómenos políticos con críticas expresadas a través de documentales, como aquel famoso sobre la guerra de Vietnam y otros en favor de las comunidades negras marginadas de su país natal, de algunos de cuyos personajes simbólicos llegó a ser amigo.

 Puntual, preciso, con los matices puestos ahí de una vez en cada fotografía, sin necesidad de palabras, y con capacidad inaudita para mover de manera diferente y libre el cerebro de cada espectador, Klein tuvo el privilegio de realizar su contribución al desarrollo de las artes “sin reglas, sin prohibiciones y sin límites”, como lo proclamó hasta cumplir 96 años de una vida que bien valió la pena y terminó en discreto silencio.

La partida de esos dos gigantes, rebeldes, transformadores, creativos y visionarios, deja el buen recuerdo y el ejemplo de quienes fueron capaces de mover hacia adelante las fronteras del registro de las complejidades de la condición humana en sus dimensiones individuales y colectivas.

 Klein había tomado en 1960 una fotografía de Godard, en blanco y negro, con sus gruesos anteojos de la época ligeramente oscuros y en la boca un cigarrillo encendido, enmarcado por dedos nerviosos listos a recibirlo.  Con esa imagen, renovada en posteriores ocasiones,  contribuyó no solamente a su presentación en público como director de cine con motivo de la aparición de “À bout de souffle”, sino que puso la primera cuota de una relación atada por la coincidencia en la dedicación al manejo de imágenes, que en la memoria de discípulos y admiradores les unirá para siempre.

(*) Exembajador de Colombia. Director y moderador del Observatorio de actualidad Internacional de la U. del Rosario. Exrector Universitario. Decano y docente titular en U. del Rosario. Analista y escritor sobre temas de Relaciones internacionales, gobernanza y geopolítica.

FUENTES: El autor y https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/eduardo-barajas-sandoval/descubridores-de-nuevas-fronteras/ EL ESPECTADOR 20  de  septiembre  de 2022

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“Su Santidad, ¿Cuál es la mejor religión?"

Diálogo entre el teólogo brasileño Leonardo Boff y el Dalai Lama. En el intervalo de una mesa redonda sobre religión y paz entre los pueblos :


“Su Santidad, ¿Cual es la mejor religión?” (Your holiness, what’s the best  religion?)
Esperaba que dijera: “El budismo tibetano” o “las religiones orientales mucho más antiguas que el cristianismo…”

El Dalai Lama hizo una pequeña pausa, sonrió, me miró fijamente a los ojos, lo que me desconcertó un poco porque yo sabía la malicia contenida en la pregunta, y afirmó:

“La mejor religión es la que te aproxima más a Dios, al infinito. Es aquella que te hace mejor.”

Para salir de la perplejidad delante de tan sabia respuesta, pregunté:
“¿Qué es lo que me hace mejor?”

Él respondió:
“Aquello que te hace más compasivo, más sensible, más desapegado, más amoroso, más humanitario, más responsable, más ético… La religión que consiga hacer eso de ti, es la mejor religión.”

Callé maravillado, y hasta el día de hoy estoy rumiando su respuesta sabia e irrefutable.


No me interesa, amigo, tu religión o si tienes o no tienes religión.

Lo que realmente me importa es tu conducta delante de tu semejante, de tu familia, de tu trabajo, de tu comunidad, delante del mundo.

Recordemos: “El Universo es el eco de nuestras acciones y nuestros pensamientos”.

La ley de acción y reacción no es exclusiva de la Física. Es también de las relaciones humanas. Si yo actúo con el bien, recibiré el bien. Si actúo con el mal, recibiré el mal. Aquello que nuestros abuelos nos dijeron es la más pura verdad: “tendrás siempre el doble de aquello que deseares a los otros”.

Ser feliz no es cuestión de destino. Es cuestión de elección. 

PD este texto fue recomendado a PGV por el Escultor y PhD César Gustavo García Páez. 

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Contacto: pluriversidadglobal@gmail.com

Imagen: Pin de Hugo Arias en PGV - co.pinterest.com



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