PGV - Edición 372 - Miércoles 22, junio, 2022 - "...GRAN ÉNFASIS AL COMPROMISO DE LUCHAR CONTRA LA CORRUPCIÓN" - y más temas PGV
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! PARA TODOS ¡
PLURIVERSIDAD GLOBAL PARA LA VIDA
Escuela de librepensamiento, creadora y gestora de conocimiento para la convivencia global
Sembremos con el ejemplo, en todas partes y en todos los tiempos, semillas de respeto justo y mutuo, verdad, bondad y bien. Así florecerá la convivencia dignificante y equilibrada en las familias y en la comunidades de la Tierra. PGV
LA NOTA PGV
Hugo Arias Castellanos (*)
EL CAMBIO tiene que comenzar por nosotros mismos en el comportamiento personal, en el hogar y en la familia; en la HONRADEZ EN EL TRABAJO o en la ocupación pertinente (estudiantes y demás); el respeto justo, el comportamiento diario en el barrio, la ciudad, el país, y en el Planeta Tierra.
Esto es pertinente a cada quien, nadie nos puede “inyectar” tales atributos determinantes de un cambio profundo tan indispensable y útil colectivamente.
Habrá de iniciarse en Colombia la planeación, implementación y gestión más seria y clara de Política pública de autoeducación, educación y reeducación, para iniciar y sostener ese cambio, capaz de dar a luz la nueva sociedad que Colombia necesita, y que nos lleve a la convivencia colectiva y al bienestar justo de todos los colombianos.
Bajo el liderazgo constitucional del Presidente Gustavo Petro ojalá que pueda darse ese salto histórico - estructural que nos comprometa y nos beneficie con justicia a todos.
Que vengan días mejores para “Tirios y Troyanos” y Doctores (doctos); pluriVERSITARIOS, Maestros y demás trabajadores de profesión y vocación; Mestizos, Indígenas, Afros, Cimarrones, Amarillos, Blancos, Azules, Rojos, Multicolores y todos los demás sobrevivientes en la COLOMBIA que hemos de unificar dia a dia para edificarla sostenidamente entre todos. SEA ASÍ
(*) Director PGV
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Los retos de Petro en Política Exterior
Julio Londoño Paredes (*)
Luego de una de las campañas más pugnaces y desafortunadas en la historia de Colombia, Gustavo Petro, ha resultado ganador.
Concluida la euforia, los festejos y las especulaciones sobre los cargos públicos, a partir del 7 de agosto, le llegará el momento de gobernar, en un complejo entorno con un país dividido casi en partes iguales, pero cargado de resentimientos.
No fue el caso de la victoria de Chávez en Venezuela en 1998, cuando también con un país hastiado de la corrupción y de la política tradicional obtuvo el 57 % de los votos, contra el 40 % de su contendor. Además con la diferencia de que Chávez había sido solo un militar golpista mientras que Petro, ha estado incrustado en ese medio por más de 20 años.
La política exterior no fue un tema fundamental de la campaña. Sin embargo, hay unos aspectos en los que no existen muchas alternativas de manejo: Estados Unidos, Venezuela, Nicaragua y Cuba. Lo que no quiere decir que sean las únicas piezas del rompecabezas.
Petro ha anunciado que dará los pasos necesarios para reestablecer las relaciones con Venezuela. En eso estaba de acuerdo su rival.
Pero dicha medida no se puede adoptar de la noche a la mañana. La presencia de Petro, podrá contribuir a dejar de lado las crispadas relaciones que han sido factor de tensión e intranquilidad para los habitantes de la frontera y en general para los dos países.
Implicará el alejamiento con Guaidó. Aunque será un cambio de línea, eso ya ha empezado a darse no solamente dentro de la oposición venezolana, sino por parte de los Estados Unidos y otros estados. Generará expectativas y preocupaciones a la oposición más activa en Venezuela, pero eso no tiene solución.
Sin embargo, dos países con una frontera de 2219 kilómetros, una de las más peligrosas del mundo; con la presencia de grupos armados colombianos; con una importante población de origen colombiano en Venezuela; y, con más de dos millones de venezolanos en nuestro país no pueden darse la espalda indefinidamente.
Las relaciones con Cuba recuperarán necesariamente la normalidad, independientemente de la inmodificable posición del gobierno de La Habana de no extraditar a los líderes del ELN que se adjudicaron la autoría del atentado contra la Escuela de Policía General Santander. Jamás la revolución cubana ha extraditado a un guerrillero de cualquier nacionalidad. Se abrirá así el camino para entrar a negociar con el ELN, lo que ya había sido anunciado por el nuevo presidente.
De la misma manera está el caso con Nicaragua. No por el diferendo pendiente, sino porque las relaciones diplomáticas han quedado en una situación crítica. Se acerca además un nuevo fallo de la Corte Internacional de Justicia.
Ni Colombia ni Nicaragua han logrado plenamente sus reclamaciones. Pero objetivamente y no obstante todo lo que se ha dicho, el fallo tuvo ventajas importantes para Colombia. Sería absurdo dejarlas de lado y mantener una situación de confrontación que nos ha seguido como sombra desde hace más de 50 años.
El diálogo con Nicaragua será indispensable además para hacer los ajustes que se requieran a los fallos y Petro puede aprovechar que no genera rechazo en ese país, para normalizar la situación y contribuir a que el Caribe se transforme en un área de cooperación y de acción conjunta. No es conveniente ni para Colombia ni para Nicaragua que sea un área perenne de tensión y confrontación.
Los Estados Unidos han anunciado su disposición de mantener un diálogo cordial con el candidato que resultara electo. Los que creen que adoptará una posición beligerante frente a Petro, están equivocados. Washington no tiene amigos, tiene intereses, más en este momento que en cualquier otro. Además, Petro, debe ser el primer interesado en tener una relación cordial con los Estados Unidos.
Con la política exterior, el nuevo presidente tendrá la oportunidad de salir del parroquialismo y proyectarse como estadista.
(*) Excanciller y exembajador de Colombia. Analista y escritor sobre Geopolítica y Relaciones Internacionales. Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario.
FUENTES: El autor y - https://www.semana.com/opinion
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No devorarse a sí misma como nación
Por Eduardo Barajas Sandoval
Yogi Adityanath, Ministro Jefe del Estado de Uttar Pradesh, ordenó demoler con bulldozer unas casas ilegales cuidadosamente seleccionadas. Hasta ahí, estaba de alguna manera en su derecho, aunque así no se arreglan los problemas de vivienda. Pero las casas habían sido construidas y eran el hábitat de musulmanes como Mohammed Javed, supuestamente involucrados en recientes desórdenes de protesta por las ofensas proferidas en contra del Profeta Mahoma por dignatarios del partido de derecha nacionalista Bharatiya Janata, que gobierna la India.
Los comentarios, irrespetuosos e indebidos, proferidos, entre otros, por Nupur Sharma, portavoz de ese partido, que no se repiten aquí para evitar darles circulación, eran obviamente susceptibles de adquirir significación política y convertirse en combustible volátil dentro de una confrontación suscitada por diversos actos que la comunidad musulmana considera violatorios de la libertad de cultos. Dentro de ellos figuran críticas a la forma como los musulmanes oran, con sus “ruku” hasta tocar el suelo con la frente, la comida sujeta a códigos complicados, incluyendo las prescripciones del Ramadán, el estatuto de las mezquitas, y la disputa en torno a la prohibición de que las estudiantes musulmanas lleven la cabeza cubierta con hijab.
Otra vez aflora la más grave de las controversias de la India contemporánea, cargada con la simiente de efectos devastadores y presente desde el momento mismo de la independencia respecto del Imperio Británico: la que protagonizan hindúes y musulmanes, estos últimos minoritarios y objeto frecuente de segregación, que habitan el país con el temor permanente de falta de garantías para el libre desarrollo de sus actividades religiosas y privadas. Precisamente aquello que Muhammad Ali Jinnah adujo en ese momento dramático para pedir que a los musulmanes de la India les crearan un país diferente, debido a lo cual nació Pakistán.
Los esfuerzos de resistencia pacífica de Mahatma Gandhi sirvieron para conseguir la independencia, pero no valieron para evitar el desenlace divisorio externo e interior de la India. De manera que los hechos que reviven en pleno Siglo XXI, llevan la esencia de la misma controversia de entonces, aunque las proporciones sean diferentes. Reto extraordinario para gobernantes, políticos y militantes de todas las causas, y fieles de las diferentes afiliaciones religiosas presentes en un país inmenso que pretende, con muchos argumentos, figurar dentro del elenco de las potencias del resto de esta centuria.
La peor equivocación del liderazgo político puede ser la de echar a una nación por el precipicio de la discordia. Semejante despropósito es, por definición, un crimen. Nada puede ser más dañino para el interés general que sacar provecho de las diferencias religiosas, políticas o culturales, que normalmente pueden existir entre la gente, convirtiendo a ciudadanos inermes en protagonistas de una violencia que no arregla nada. Cuando esa actitud proviene de quienes, en una democracia, tienen la obligación de gobernar sobre la base de la igualdad ciudadana, están atentando contra la validez misma de ese sistema político.
En la medida que subsiste la combinación de diferencias religiosas con el marginamiento económico y social de los sectores musulmanes, está sembrada en la India de hoy, y abonada con equivocaciones de la clase política, una crisis mayor. No otra cosa se puede esperar de la insatisfacción de una minoría de por lo menos doscientos millones de personas, insertas en la vida del país, dispuestas a hacer valer sus derechos y listas a exigir el máximo respeto por su culto religioso en todas las instancias de la vida de la “democracia más grande del mundo”, cuya población total supera los mil trescientos millones.
Bueno es saber que, en tratándose de afrentas al islam, el problema no se limita al espacio político indio, sino que, automáticamente, dispara señales de alarma que llaman a la movilización de organizaciones político militares y de países enteros comprometidos con la fe musulmana en un ejercicio de militancia que puede tener, y tiene en muchos casos, dimensiones no solamente religiosas, sino políticas, económicas y militares. Así lo demuestra, en el primero de los casos, la disposición manifiesta de Al Qaeda de irrumpir en el escenario con sus conocidas modalidades de acción, que incluyen el terrorismo suicida. Mientras la lista de países que han sumado a la condena del trato a los musulmanes incluye nada menos que los 57 de la Organización de Cooperación Islámica, además de protestas expresas de países significativos en la región, como Pakistán e Irán.
Como era de esperarse, de nada ha valido que el partido de gobierno haya expulsado a los voceros que suscitaron el escándalo, que los hayan caucionado, ni que el Baharatiya Janata haya insistido en que sus declaraciones no representan su visión de las cosas. Actuaciones insuficientes para calmar la furia popular musulmana, que no disminuye con esas medidas, consideradas paliativas. Por lo cual, tanto desde el islam, como desde ciertos grupos hindúes, piden el arresto, juzgamiento y castigo ejemplar de los ligeros de palabra.
Además de coincidir en considerar a los infractores como nacionalistas extremos, todo termina en desmanes, ante los cuales no falta quien, como el ministro de Uttar Pradesh, mande el bulldozer a destruir selectivamente viviendas, mientras su oficina de publicidad publica un trino con la fotografía correspondiente, acompañada de una vengativa proclama que desvirtúa las credenciales de cualquier estado de derecho: “elementos revoltosos, recuerden que cada viernes viene seguido de un sábado”.
Las protestas musulmanas de respuesta se extienden por diferentes regiones, particularmente después de las oraciones del día sagrado del viernes. Arden vehículos y resultan asaltadas sedes del partido de gobierno. El número de detenidos, y los de heridos y muertos, comienza a crecer. Se multiplican proclamas que llaman a la venganza por fuera de la ley. Subsisten programas de televisión en los que el islam se puede sentir acorralado. Se anuncian Fatwas sancionadoras, y todas las partes de una confrontación desordenada sacan sus mejores armas y montan sus alianzas para prevalecer.
El gobierno ha permitido que se confunda la cautela con el temor a revolver los sentimientos de una mayoría de derecha a la que ahora representa. Si el incendio causado no se apaga cuanto antes, es posible que doscientos millones de ofendidos, al interior de la India, y de pronto sus aliados extranjeros, pasen a la acción de reclamo bajo diferentes modalidades, que pueden ir desde la diplomacia hasta el terrorismo.
Si el Primer Ministro Narendra Modi, su gobierno y su partido, desean ser consecuentes y atinados en hacer lo que les corresponde, durante su turno en el poder, para contribuir a que la India avance en su propósito de convertirse en una potencia de talla mundial, deben actuar con tino y medida suficientes para evitar que la “autofagia” dañe las entrañas de ese país enorme, poderoso y promisorio por otras mil razones.
No hay que darles a las naciones motivos para que se devoren a sí mismas.
(*)Exembajador de Colombia. Director y moderador del Observatorio de actualidad Internacional de la U. del Rosario. Exrector Universitario. Decano y docente titular en U. del Rosario. Analista y escritor sobre temas de gobernanza y geopolítica.
FUENTES: El autor y https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/eduardo-barajas-sandoval/no-devorarse-a-si-misma-como-nacion/ EL ESPECTADOR 21 de junio de 2022
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La política del amor
Rosas, yerbajos y espinas hubo en los discursos de Petro y Márquez la noche de elecciones
Comenzó bien el proceso de transición presidencial. La Registraduría cumplió con excelencia su cometido. Rodolfo reconoció, con serenidad e hidalguía, el triunfo de su rival. Petro habló en genuino tono conciliador, consciente de que ganó por estrecho margen. Duque invitó al presidente electo a comenzar el proceso de empalme. Estemos, todos, orgullosos de nuestras instituciones y agradecidos con los protagonistas de esta película.
Como suele suceder en estas circunstancias, Petro afirmó que será respetuoso de la oposición e invitó a un gran acuerdo nacional para discutir las principales reformas. Ese acuerdo ocurrirá, será nacional, y, así suene contradictorio, parcial: el necesario para garantizar mayorías en el Congreso (las sociedades democráticas no son unánimes). Servirá ese pacto para garantizar gobernabilidad, lo cual está bien mientras no se convierta en mermelada. La frontera es porosa.
Tanto Petro como Rodolfo dieron gran énfasis al compromiso de luchar contra la corrupción. Como fueron bastante magros en sus ideas para lograrlo, aquí van, de nuevo, tres propuestas: (i) Hay que acabar con la cooptación de la Contraloría, la Procuraduría y la Fiscalía General por el Congreso y el Gobierno. No para eliminar el origen político de quienes las dirigen, aunque sí para modularlo con la participación de la sociedad civil en la selección de candidatos; (ii) es necesario acabar con las listas abiertas para aspirar al Congreso, que son el mecanismo mediante el cual los partidos -ahora degradados a la lamentable condición de maquinarias- son puestos al servicio de los traficantes de votos; (iii) Los contratos interadministrativos entre la Nación y las entidades territoriales se han convertido en un eficiente mecanismo para bajar recursos a departamentos y municipios, previo acuerdo con ciertos políticos influyentes en las regiones. A partir de ahí es sencillo apropiarse de los fondos públicos.
Propuso Petro la realización de pactos regionales vinculantes, que la Carta Politica no contempla, y que serían contrarios a ella si menoscaban las facultades del Congreso. No sobra advertir que sus integrantes detentan la representación popular y, en tal condición, expiden las leyes. Los mecanismos de participación ciudadana no pueden afectar las potestades de los órganos del Estado.
Errada e inoportuna su petición dirigida al Fiscal para que libere a personas, cercanas al Petrismo, acusadas por la comisión de delitos. Esa postura no es respetuosa del principio de división de poderes.
El toque adánico o de refundación de la patria fue nítido en el discurso de la Vicepresidente: "Después de 214 años (sí, leyeron bien) logramos un gobierno del pueblo, un gobierno popular”. ¡Colombia sería, pues, un país dominado por esclavistas que solo ahora se asoma a un régimen universal de libertades ciudadanas! Petro no llegó a tanto en un infortunado trino previo a su discurso del domingo.
Ciertos sectores de la derecha presentan al nuevo presidente como un guerrillero que desdeña las reglas de la democracia; que, si puede, se perpetuará en el poder; y que llevará al país hacia el Castrochavismo. Por supuesto, debemos estar vigilantes. Con esa advertencia cabe señalar que Petro fue amnistiado por el delito de rebelión; jamás se le imputaron otros cargos. Que ha jugado dentro de las reglas aunque con cierta rudeza, es cierto (fue el inventor de las funestas tutelatones). Ha negado que intentaría una reforma constitucional para quedarse en el poder, y tiene derecho a que, de momento, le creamos. Pensar que procuraría seguir los modelos fallidos de Cuba y Venezuela es una ofensa a su inteligencia. Sus modelos serán otros, para bien…y para mal: Chile, México, Argentina.
Petro, en realidad, no es fácil, de descifrar. No es un comunista a la vieja usanza; el M-19, el movimiento subversivo en el que militó, era de corte nacionalista, no marxista. Algunos elementos de su ideología son propios de la izquierda socialista: la obsesión por el igualitarismo, la exacerbación de la democracia directa (que no suele ser liberal), el protagonismo estatal en la economía, el cierre de las importaciones y, en fin, una tácita hostilidad a la economía de mercado. A estos elementos se suma una postura ambientalista extrema y utópica: Colombia no tiene la capacidad para acelerar la transición hacia un mundo descarbonizado; lo que hagamos en solitario nos haría daño a nosotros y ningún bien a la humanidad. Aumenta nuestra perplejidad cuando engloba su repertorio ideológico en lo que denomina la politica del amor. Sus esfuerzos por intentar explicarnos en que consiste esa figura se me hicieron incomprensibles.
“Nosotros vamos a desarrollar el capitalismo en Colombia”, dijo en sus discurso post electoral el presidente electo. Esta afirmación, que es bienvenida, no es suficiente para dar tranquilidad a los agentes económicos. Se requiere saber cuáles van a ser las reglas de juego. Pretender convertir al Estado en empleador de última instancia, financiador de las actividades del cuidado en el hogar, y distribuidor de alimentos gratuitos a diestra y siniestra, harían colapsar las finanzas públicas. La reforma pensional planteada, que está centrada en la canalización hacia Colpensiones de buena parte de las cotizaciones, generaría recursos de caja al gobierno en el corto plazo (especialmente durante el próximo cuatrienio), y una crisis fiscal enorme más adelante. Desconocer los tratados de comercio e inversión vigentes daría lugar de inmediato a represalias contra las exportaciones colombianas. La pérdida de confianza que estas propuestas generan en los mercados externos sería causa de una abrupta devaluación, que depreciaría todavía más la moneda nacional agravando el problema inflacionario.
Hoy, lunes festivo, cuando escribo, me entero de que en las operaciones de divisas en el aeropuerto el encarecimiento del dólar es notable. Cuando esta columna se publique la situación podría ser peor. Es urgente actuar de inmediato para recuperar confianza de los inversionistas y evitar que se marchite el proceso de recuperación económica y del empleo en curso. Según los pronósticos del Fondo Monetario, Colombia crecerá cerca del 6% este año, una de las tasas más altas del mundo. Desde luego, actuar mal o tarde podría ser fatídico.
Actué, Presidente Petro, con el sentido de urgencia que la situación requiere.
Briznas poéticas. Dice Gustavo Adolfo Garcés: “De la misma familia / las rosas / las violetas / y el hecho de morir”.
Jorge Humberto Botero
Después del retorno a la democracia, Mujica salió en libertad beneficiado por la Ley n.º 15.737 del 8 de marzo de 1985, que decretó una amnistía de delitos políticos, comunes y militares conexos con estos, cometidos a partir del 1º de enero de 1962.
Algunos años después de la apertura democrática creó, junto con otros referentes del MLN y otros partidos de izquierda, el Movimiento de Participación Popular (MPP), dentro del Frente Amplio. En las elecciones de 1994 fue elegido diputado por Montevideo. En las elecciones de 1999 fue elegido senador.
El 25 de octubre de 2009 Mujica ganó con una votación cercana a la mitad del total de votos válidos, lo cual le valió disputar la segunda vuelta electoral (balotaje) contra Luis Alberto Lacalle el 22 de noviembre. Ese día fue elegido presidente con un porcentaje superior al 52 % de los votos emitidos, y por la noche dirigió un mensaje a la ciudadanía en la que llamó entre otras cosas a superar los prejuicios.
Antes de asumir la presidencia se fueron conociendo las distintas líneas programáticas que se pensaban implementar en el nuevo gobierno que asumiría el 1 de marzo de 2010. En este marco el gobierno electo definió cuatro ejes de trabajo para la conformación de políticas de Estado, es decir, que trascendieran un período de gobierno y que fueran relativamente independientes del partido político gobernante. Los ejes definidos fueron educación, seguridad, medio ambiente y energía, y se convocó a los partidos políticos de la oposición con representación parlamentaria a integrar comisiones de trabajo para la elaboración de políticas.33 Asimismo, se planteó que el gobierno electo pretendía llevar adelante una ambiciosa reforma de la administración pública, inspirada en el modelo neozelandés.3435
En su discurso de toma de mando, realizado el 1 de marzo de 2010, Mujica reafirmó la necesidad de que el país contara con políticas de estado. También planteó como un objetivo primordial de su administración la eliminación de la indigencia y la reducción de la pobreza en un 50 %.36
Uno de los logros o cosas más importantes que hizo «Pepe» Mujica en su gobierno fue la histórica reducción de la pobreza en Uruguay, la mayor distribución de las riquezas y el desarrollo de la economía del país. Más precisamente, durante el gobierno de Mujica se redujo la pobreza al 12 % (10 años antes, era de 40 %). Ello disminuyó la desigualdad y permitió que la economía de Uruguay creciera en un 75 %.
Mientras que durante la década de los 90 y principios del 2000 Uruguay gastó incomprensibles cifras en la compra de energía durante el períodos de sequía debido a la falta de inversión en esa área, durante el gobierno de «Pepe» Mujica hubo significativos avances en materia de políticas tendientes a multiplicar las formas de generación de energía eléctrica. Con molinos de viento, biomasa y generación fotovoltaica, entre otros aspectos, se logró la diversificación energética.
Como se destaca en esta publicación del medio The Guardian, en menos de diez años, Uruguay redujo drásticamente su huella de carbono y sus costes de electricidad. Además, actualmente, Uruguay es uno de los máximos referentes en la generación de energía renovable a nivel mundial. Líder absoluto en América Latina. Y así lo han determinado diversos organismos internacionales.
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