PGV - Edición 369 - Sábado, 11, junio,2022 - "LA POLITIQUERÍA DEL ODIO" - y más temas hoy en PGV
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Me alarma el nivel de odio que gran parte de las campañas políticas vienen impulsando o propagando en sus piezas publicitarias y en los discursos de la plaza pública. Más que propuestas de un partido, lo que se hace es lanzar frases incendiarias, descalificaciones injuriosas o flagrantes ofensas contra el opositor. Tal forma de hacer política se propaga aún más, cuando los medios masivos de información y las redes sociales se solazan con tales diatribas o siembran más cizaña en sus audiencias.
Pero ya no se trata de verdades comprobadas o de evidencias sobre determinado asunto. Eso pasó a un segundo plano. Lo que se ve ahora es la afrenta contra la persona. Lo que se pretende grabar en los seguidores es una consigna de destrucción, de destituir o acabar a ese contrincante. Y la masa, lo sabemos, es proclive a estos infundios; la muchedumbre es propensa al fanatismo y la falta de discernimiento. Por eso, cuando hay desmanes o francos ataques a la persona de algún candidato, aunque los mismos políticos se escandalicen de tales hechos, lo cierto es que es el resultado de su propia estrategia publicitaria.
Incentivar al odio resulta fácil en países como el nuestro en el que cualquier excusa, ojalá emocional, resulta un desfogue para las miles necesidades y las frustraciones personales. Odiar es una salida inmediata para aquellos a los que les han vulnerado habitualmente sus derechos o para quienes la esperanza está vedada. Promover la discordia, exacerbar las pasiones para que el presunto rival no sea escuchado, todo eso cala profundo en los corazones de los resentidos y los sometidos a las más hondas desigualdades sociales.
Claro está que el odio también es una estrategia política de los populismos. Esa fue la estrategia del nazismo y esa la de otros regímenes en los que por cuestiones de raza, religión o ideología se buscó por todos los medios disfrazar las verdaderas intenciones de quienes así manipulaban los corazones y las mentes. Los populismos desaparecen los matices; no hay gamas de colores o sutilezas para entender lo diverso. En el populismo las cosas y las personas o son blancas o son negras, y los que no están conmigo están contra mí, esa es la consigna. Lo que vale y se realza con grandes epítetos, con vehemencia ponzoñosa es que los otros, los que no comparten mi postura, van a acabar el estado, son unos traidores a la nación, son la lacra o los desadaptados que merecen eliminarse. Por eso también los populismos vuelven a desempolvar el discurso “patriotero” y la idealización de un país perfecto. Bien miradas las cosas, detrás de esos discursos de “grupo seleccionado o elegido” lo que se esconde es la más flagrante táctica de no convivencia. Más que una práctica democrática el populismo es una estrategia de guerra.
Lo que sigue sorprendiendo, a pesar de las justificaciones ya mencionadas, es la adhesión con que una buena parte de la sociedad le sigue el juego a estas campañas del odio. Es obvio que hay motivos comerciales o empresariales que autoponen la venda o fomentan el disimulo. Pero no es justificable que haya esa complacencia silenciosa o una actitud de ver el circo desde la barrera, sin ni siquiera llamar a la cordura a los mismos que patrocinan o son afines a sus intereses económicos. Esto no es un asunto menor. En Colombia ha habido, si es que las nuevas generaciones ya lo olvidaron, un terreno propicio para perseguir y desaparecer al que piensa diferente, para estigmatizar al vecino porque alguien desde algún púlpito lo tildó de ateo. Entonces, asumir la indiferencia ante las campañas de odio puede resultar contraproducente en el mediano y largo plazo.
Lo que sí podemos hacer cada uno de nosotros y en el radio de acción de nuestras familias es no coadyuvar para que este virus del odio se propague. Es necesario asumir una actitud más serena, crítica, y con altas dosis de tolerancia. Propaguemos la escucha, el disenso sin agresión, la argumentación en contravía del puño, la piedra o el disparo anónimo. Que sean las razones las que se impongan y no la intimidación o el sectarismo intransigente. Más que azuzar, contribuyamos aplacando los ánimos; más que encender con el rumor mendaz, procuremos aclarar lo que a todas luces es desinformación malintencionada. Sobra decir que tal labor no será fácil: aprender a convivir siempre ha requerido mayor esfuerzo que llamar a la antipatía y la hostilidad.
Y una labor semejante tendrá que hacer cada maestro en su escuela, su colegio o su universidad. La educación no puede quedarse absorta ante tal seducción por el odio. Es prioritario que diseñemos estrategias didácticas que ayuden a las nuevas generaciones a no dejarse infectar por este modo de hacer política; es urgente que desarrollemos actividades de lectura crítica en el aula en las que podamos someter piezas publicitarias o noticias de los medios masivos al cuidadoso examen de su ideología subyacente; es vital que asumamos en nuestras instituciones de enseñanza un clima que favorezca la tolerancia, la convivencia, el respeto por la diferencia. Quizá con todas esas acciones, y con nuestro ejemplo pacifista, contribuyamos a que la politiquería del desprecio y el odio visceral no encarne en los que tienen la posibilidad de construir colectiva y pluralmente un nuevo país.
Imagen en pinterest.com - bajada para PGV
FUENTE: https://fernandovasquezrodriguez.com/2018/03/08/4385/
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Catar, es un pequeño estado ubicado en el Golfo Pérsico. Posee una inmensa riqueza petrolífera y gasífera. Su producto interno bruto es el más alto del planeta.
Antes de que fuéramos eliminados para asistir al campeonato mundial de futbol en Catar, en Colombia se hablaba mucho de él y de las maravillas que ha preparado para el evento. Incluso las agencias de turismo se movían activamente vendiendo paquetes para viajar “a ver ganar a nuestra selección”.
No obstante, fue acusado de haber “comprado” la sede, mediante el pago de sobornos a dirigentes del futbol africano. Ahora, aunque se le sigue menos la pista, todavía se menciona ya que en un equipo de Catar juega James Rodríguez y porque los aficionados de todas maneras están decidiendo a que equipo apoyarán en el mundial.
Catar, a pesar de ser uno de los principales aliados de los Estados Unidos en el Medio Oriente, ha sido señalado reiteradamente por sus vecinos de financiar a todo tipo de grupos terroristas en la región, incluyendo a los talibanes y a los hermanos musulmanes. Fue acusado igualmente por Arabia Saudita y otros estados, de ayudar a los rebeldes houthis apoyados por Irán, que operan en Yemen. Muchos de ellos rompieron relaciones.
En el caso sobre la delimitación marítima entre Bahréin y Qatar que se ventiló en la Corte Internacional de Justicia, se comentó que Catar había sobornado a un conocido juez del tribunal, para que fallara a su favor. Tan aberrante hecho no se pudo comprobar. Dentro del mismo caso, Catar presentó ante la Corte, documentos para respaldar su posición, muchos de los cuales resultaron falsos.
Menciona el New York Times que algunos mensajes indican que Allen realizó negocios con empresas de Catar, una de las cuales le habría entregado una comisión de más de un millón de dólares. Aclara la publicación que el FBI no ha determinado si el general recibió este dinero. Allen por su parte lo ha negado, afirmando que su intervención fue solamente para salvar vidas de soldados norteamericanos.
En el 2016 con ocasión de la visita a Bogotá del Emir de Catar, se anunció que Catar haría inversiones en Colombia y el presidente Santos afirmó que con su cooperación se fortalecerían “proyectos del posconflicto”.
Propuesta pedagógica para construir una investigación en
ciencias sociales
Kathia Rebeca Arreola RodríguezJune 6, 2022
“Es
importante que los estudiantes desarrollen habilidades investigativas tales
como el razonamiento inductivo y deductivo, la resolución de problemas y el
pensamiento analítico”.
Llevar a cabo una investigación en el marco de las
ciencias sociales involucra procesos de reflexión, de razonamiento, de análisis
y de toma de decisiones (que van más allá de la elección de ciertas estrategias
para la recolección y el análisis de datos). Una pieza clave es reflexionar
antes de tomar decisiones metodológicas y técnicas. Por ello, es necesario
que los docentes universitarios desarrollen habilidades investigativas en los
estudiantes, tales como el razonamiento inductivo y deductivo, la resolución de
problemas y el pensamiento analítico. Con la intención de que los
estudiantes puedan aplicarlas dentro del aula al momento de armar un proyecto
de investigación y al tomar decisiones a lo largo de su vida.
“La geometría del saber científico” es una
propuesta pedagógica para realizar investigaciones en el área de ciencias
sociales, goza de los privilegios de las figuras geométricas y sus atributos
para poder traer lo abstracto y no manipulable a algo concreto y visible.
Formas científicas de conocer el mundo, a los otros y a nosotros mismos
Existen diversas formas científicas para acercarnos
a conocer el mundo social. Las más dominantes y, por tanto, las más mencionadas
en las aulas en un nivel de licenciatura o posgrado son la investigación
cuantitativa y cualitativa. Sin embargo, llevan consigo una serie de
prejuicios que suelen entorpecer la comprensión de los fenómenos; tan solo
porque algunos docentes se quedan debatiendo los alcances y limitaciones entre
una y otra, y no ponen cuidado en las características del fenómeno (¿qué se
conoce de él?, ¿ha sido estudiado o no?, ¿qué dicen los investigadores?, ¿qué
falta por comprender de él?, o si los números explican lo suficiente y los temas
alcanzan a comprender en profundidad el fenómeno).
Por ejemplo, la investigación cuantitativa se
considera la más pertinente cuando se desea realizar un estudio liderado por
preguntas como: ¿Qué relación existe entre elaborar una tesis doctoral en México
y el nivel de percepción de estrés?, la cual pareciera apuntar a una especie de
relación causa – efecto, y se acompaña del uso de estadística para expresar los
resultados en números (qué te dicen los números). Mientras que desde un
abordaje cualitativo preguntaremos: ¿Cómo es la experiencia que tienen los
estudiantes de doctorado en México en torno a la elaboración de su tesis
doctoral? Aquí podemos notar el interés por conocer la perspectiva y vivencia
del individuo (pone el acento en los sentidos, los significados, en las
experiencias: subjetividad).
La elección del enfoque metodológico dependerá de
los intereses del investigador respecto del fenómeno de estudio (qué quiere
conocer) y, del estado de conocimiento sobre el tema (qué se conoce sobre él).
La investigación científica en las aulas universitarias
Desde mi experiencia como docente universitaria en
el marco de asignaturas de investigación científica (en carreras de Ciencias
Sociales), me he encontrado con una variedad de problemáticas que tienen que
ver con el currículum. Mi preocupación principal apunta a la
necesidad de proponer una cultura pedagógica sobre la enseñanza de la
investigación científica en ciencias sociales, cuidando que ésta no esté
reducida o acotada a las metodologías de investigación (métodos y técnicas).
Por tanto, mi propuesta que planteo en este
artículo surge con la intención de contribuir a ese diálogo pedagógico. En
primer lugar, pretendo asistir tanto al docente como al estudiante en el
proceso de enseñanza y aprendizaje de la investigación en ciencias sociales.
Así como también atender a la aparente problemática de enseñar investigación
como si se tratase de un proceso de selección de métodos y técnicas.
Propuesta pedagógica para armar tu proyecto de investigación en ciencias
sociales
Diseñé un recurso pedagógico que permite hacer
partícipe y visible los componentes y elementos que suelen ser olvidados u
omitidos por los docentes cuando enseñan metodologías de investigación en
ciencias sociales; y desconocidos por los estudiantes cuando aprenden y encaran
sus propios proyectos de investigación.
Quienes nos dedicamos a ello, sabemos el laborioso
proceso de enseñar metodologías de investigación en ciencias sociales, donde
además de asistir y orientar al estudiante en la formulación, el planteamiento
del problema y la elaboración de preguntas de investigación, también debemos
atender a sus constantes dudas sobre: ¿Cómo voy a medir lo que quiero
estudiar? ¿Qué instrumentos estandarizados voy a usar? ¿Cómo voy a analizar e
interpretar lo que encontré?
Muchas veces estás preguntas son vistas y tratadas
tanto por los estudiantes como por los docentes como si fueran el centro del
proyecto de investigación o peor aún como si fuesen el único paso para dar
respuesta a la pregunta de Investigación.
Esta propuesta tiene dos objetivos:
1) asistir al docente en el ejercicio de enseñar a
hacer investigación científica a nivel universitario en las ciencias sociales,
y 2) asistir al estudiante en el proceso de aprender ciencia, ya sea en la creación
de su propio proyecto de investigación o en la comprensión de las
investigaciones realizadas por otros.
El triángulo equilátero
Antes de avanzar es preciso aclarar que el
posicionamiento del investigador o el estudiante, en este caso, es lo que
delinea a todo paso. Es decir, la reflexividad sobre sus decisiones
se vuelve valiosa y necesaria para justificar cada paso en el proyecto.
Dentro de este triángulo se encuentra el sentido
común donde se desprenden todas aquellas ideas. Es el disparador, la llama o
curiosidad que nos brota sobre un tema en particular. Nos saltan mil preguntas,
pero de todas ellas elegimos una, la cual se conserva en ese formato de saber
popular. Con un contenido de lo más próximo a nuestra realidad, a nuestros
saberes y sentires, por ejemplo, ¿Por qué algunas personas hacen buenos
actos y otras no? ¿A qué se debe?
Así como el sentido común se encuentra en el centro
del triángulo, también está la reflexividad, como componentes cálidos que
habilitan la investigación: motivación, interés y posicionamiento (desde dónde
preguntas, quién eres, ejemplo: mexicana, clase social media, etc.).
Para lograr que esas preguntas sean consideradas
como científicas necesitan transitar un proceso. Este tránsito consiste en
avanzar del sentido común al saber científico. Esto se logra una vez que
esa pregunta (que se encuentra ubicada en el relleno del triángulo) avanza
hacia los vértices de ésta.
Si caracterizamos al triángulo, nos damos cuenta de
que es equilátero, es decir que todos sus ángulos son iguales. Cada vértice
tiene un nombre, es indistinto cuál, porque los tres tienen el mismo peso,
lugar, sentido y valor para la transformación del sentido común hacia el saber
científico. Sus nombres son: Teoría, Método y Técnica, y juntos son el
famoso “trípode”.
Si queremos que el planteamiento inicial (¿Por
qué algunas personas hacen buenos actos y otras no? ¿A qué se debe?) se
pueda ubicar en un saber científico, necesitamos avanzar desde la teoría.
Habría que comenzar a revisar artículos y libros sobre cómo es que nombran
ese fenómeno y qué se conoce sobre él. Tras realizar esto me daría cuenta
de que “buenos actos en personas”, puede ser nombrado desde la literatura como
“conductas prosociales” (Penner et al., 2005). Tenga presente que la
elección de la teoría y modelo conceptual es criterio del investigador.
Posteriormente para continuar en el proceso,
necesito pensar sobre cómo deseo aproximarme a conocer este fenómeno. Si me
interesan las experiencias, los significados, los sentidos, las
representaciones o me interesa generalizar, establecer comparaciones y
tendencias. Esto me llevará a decidir sobre qué método utilizar, es decir, qué enfoque
metodológico sería el pertinente para realizar mi estudio (cuantitativo,
cualitativo y multimétodo o mixto). Cada enfoque metodológico tiene su
tradición e historia, y con ello sus formas de conocer y aproximarse a los
participantes, me refiero a los métodos. Estos podrían ser encuestas
para el enfoque cuantitativo, entrevistas en profundidad en el enfoque
cualitativo y para el mixto se pueden incorporar ambas.
Estos tres componentes tienen que corresponderse
entre sí. Si yo le doy un valor más pesado a la teoría que al método o a la
técnica el triángulo equilátero desaparecerá. Convengamos que
la elección de la teoría acompaña el proceso del método, en cuanto a qué
estrategia de recolección de datos usaremos para operacionalizar la variable o
cuando interpretamos los datos. Por ejemplo, una escala de conductas
prosociales o una guía de pautas para realizar una entrevista semiestructurada.
No
hay que olvidar que la misma técnica tiene su teoría, la cual nos dice cómo
realizar una investigación con rigor científico o criterios de calidad, e
incluso decidir el lugar de la teoría, también conocido como marco teórico.
Esto último para estudios con diseño cualitativo, donde la teoría surge de los
datos, es decir, de manera inductiva (Glaser y Strauss, 1967).
El
cuadrado
Una vez que avanzamos en el trípode, nos tocaría
pensar en cómo nos acercamos a los participantes, no podemos ir hacia ellos
solamente. Tenemos que planear cómo lo haremos, pero dejando de lado la
logística, pongamos el foco en las consideraciones éticas.
Estas consideraciones éticas no solo cubren al
participante, sino también al dato obtenido, a la investigación y al producto
(el proyecto de investigación). Los cuatro puntos le dan la forma al cuadrado,
y vemos como algunos de los vértices se tocan entre sí. En la parte superior,
tenemos la relación PARTICIPANTE – DATO. El investigador deberá elaborar
un consentimiento informado, como parte de las estrategias más usadas para las
consideraciones éticas en ciencias sociales (Barton, 2015). Este documento
tiene como objetivo proteger la identidad del participante, por ejemplo, no
usar su nombre o elementos que le identifiquen. También deberá detallar
claramente aspectos relacionados con la voluntariedad de la participación del
sujeto y lo que implica participar en el proyecto (entrevista con una duración
aproximadamente de dos horas, responder preguntas relacionadas con un tema en
específico), para que el posible participante tome la decisión. En cuanto al
dato hablamos de su destino, para qué es útil el dato que nos proporcionó.
Puede ser un proyecto de investigación en el marco de una tesis, para obtener
un título de grado. Se pretenden exponer los resultados en congresos, clases. E
incluso dónde se almacenará esa información, después de cuánto tiempo se
eliminará y cómo se protege ese dato (bajo llave en una oficina, con contraseña
en un computador).
Posteriormente, tenemos abajo al INVESTIGADOR –
PRODUCTO, en el que se cuida no plagiar a otros estudiosos y estudiosas,
reconociendo el mérito y aporte de cada uno. Para ello, se emplea el sistema de
referencias y citas (APA, por ejemplo). Además de hacer una contribución a la
sociedad con nuestro producto de investigación (devolución de información).
Veamos cómo se tocan los vértices entre PARTICIPANTE
– INVESTIGADOR, aquí también hay que ser cuidadosos sobre el trato y
atención que tenemos como investigadores hacia el participante. Sobre todo, en
estudios que nos ponen en distintos lugares como lo son los estudios de diseño
cualitativo. En estos se realizan trabajos de campo que implican estar cara a
cara con el participante, en su comunidad, y se pueden tornar confusos los
roles. Por ello, la ética en investigación en ciencias sociales debe de ser
considerada como proceso, debido a que por su naturaleza aparecen constantes
preguntas y desafíos en su despliegue.
Lo
mismo ocurre en la relación DATO – PRODUCTO, donde, por ejemplo, hay
casos donde los investigadores mienten sobre los datos encontrados, es decir,
falsifican la información o hay interpretaciones con juicios de valor.
El
círculo
Por último, tenemos el círculo, el cual envuelve a
toda la geometría del saber científico. Aquí se encuentran los supuestos
filosóficos, pensando en la ontología, la epistemología y la
axiología.
Esta es la parte que mayormente se suele dejar de
lado ante cualquier formulación de investigación, en la que se olvida preguntar
desde dónde estamos conociendo, cómo estamos conociendo, cuál es relación
entre quién conoce y cómo conoce. Estas preguntas envuelven inexorablemente
el cómo delineamos las demás decisiones versadas en el triángulo y en el
cuadrado.
Desde el supuesto ontológico responde a cómo
pensamos que se ordena el mundo, cuál es su naturaleza; suponemos una
naturaleza que sigue una lógica matemática, una que responde a una sola
realidad (positivista), o una que es subjetiva, múltiple y constructiva
(interpretativista – constructivista).
Y desde el supuesto epistemológico cómo
conocemos, qué es lo que conocemos, y de qué lugar le damos a ese otro que
conocemos; lo consideramos como alguien que es activo dentro de la
investigación, que coproduce con nosotros o nosotras o como alguien pasivo. Además
del cómo nos relacionamos con quienes conocemos, y nuestros propios valores e
ideologías (supuesto axiológico).
Tras hacer un proyecto de investigación no solo se
aprende a predecir e interpretar hechos con teorías, a razonar con evidencia e
identificar los diversos posicionamientos de los autores. Sino que se aprende a
preguntarse sobre el posicionamiento que se tiene respecto a un fenómeno. Aprender
sobre y de las ciencias sociales no solo se trata de comprender conceptos sino
también saber interpretarlos y explicarlos, lo cual innegablemente impacta en
nuestra forma de pensar y actuar en el mundo (Pozo, 2016).
Acerca de la autora
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Referencias
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informed consent [American Psychological Association]. Recuperado de: https://www.apa.org/monitor/2015/09/ethics
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Samaja, J. (2007). La ciencia como proceso de
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Edición
por Rubí Román (rubi.roman@tec.mx) - Observatorio de Innovación Educativa
FUENTE: https://observatorio.tec.mx/edu-bits-blog/geometria-del-saber-cientifico
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