PGV - Edición 337 - Miércoles 2, febrero, 2022 "Educar para el fracaso y la derrota" - y más temas-
PGV - PLURIVERSIDAD GLOBAL PARA LA VIDA - PGV
Epicentro librepensador y gestor de conocimiento para la convivencia global civilizada
pluriVERSIDAD-global.blogspot.com
MISIÓN de pluriVERSIDAD Global para la Vida - PVG
Con la metodología de librepensamiento para actuar con inteligencia social, la misión corporativa de PVG es :
Participar en enseñar y/o aprender, gestionar y aplicar conocimiento conducente a la formación y autoformación integral y continuada de todos los seres humanos, con la finalidad superior de gestar, cultivar, madurar y consolidar el respeto justo y mutuo para la convivencia global; ésta es factor determinante en la formación económica-social capaz de lograr el bienestar de todos sobre la Tierra.
PluriVERSITARIOS somos todos cuantos nos apropiamos de conocimiento superior para la vida y lo gestionamos debidamente para bien de todos en la Aldea Global. El PluriVERSITARIO aprende siempre y enseña con el ejemplo el sentido de la vida, lo busca y lo vive. Usted y todos , por la naturaleza humana y por derecho natural, somos pluriVERSITARIOS. (Pueden expresarse por este o por otro medio de comunicación pertinente)
¿Qué es la ciencia ciudadana y cómo promueve el conocimiento abierto?
La ciencia ciudadana o demociencia (una
especie de democracia científica) trata de hacer avanzar al conocimiento
científico más allá de las fronteras del laboratorio o el trabajo de campo
tradicional. Se trata de promover proyectos de investigación que integren entre
sus actores principales a científicos de profesión con el ciudadano común para
la construcción colaborativa del conocimiento.
La participación abierta en los proyectos de
investigación es una forma de apropiación social de la ciencia como ninguna
otra, ya que los ciudadanos se vuelven los actores principales de esta
historia. La clave para esta iniciativa es tomar la ciencia como una actitud y
tener la capacidad de maravillarse y generar preguntas con las cosas o
situaciones que enfrentamos todos los días.
A continuación, te presento algunos ejes esenciales de la ciencia
ciudadana:
1El ciudadano
es clave para el alcance de la investigación
Los ciudadanos científicos son aquellas personas que se integran a
un proyecto de investigación y colaboran con la recolección
sistemática de datos críticos, generalmente sobre cosas que se encuentran a su
alrededor.
Por ejemplo, el comportamiento de las abejas en los jardines de nuestras
casas, alertas de plagas, estudios de especies invasoras, detección y grabación
de dialectos en el canto de las aves. Esta información ayuda a analizar huellas
del cambio climático, observar fenómenos astronómicos, medir el temblor de la
Tierra, entre otros casos.
2Los proyectos
son colaborativos
Los proyectos de ciencia ciudadana son abiertos para
todos los que quieran involucrarse: alumnos, maestros, familias, trabajadores,
jubilados. Solo se trata de tener entusiasmo y ser rigurosos en las ganas de
observar y registrar datos.
Los proyectos pueden basarse en juegos con los que, sin saberlo, se
aportan intuiciones y racionalidades a algún problema particularmente difícil
de resolver. Otras veces, requiere utilizar una app en la que se vuelquen datos
que alimenten una base regional y, a veces, internacional.
Por ejemplo, el portal Observadores
del Mar, que comenzó Cataluña y luego se expandió por toda España,
permite que buzos, bañistas, pescadores o navegantes colaboren recolectando
datos sobre el mar, los suban al portal para luego ser validados por
especialistas. Los científicos no pueden estar en todas partes, sin
embargo, con la ayuda de los ciudadanos, se pueden expandir
los lugares observados, permitiendo estudiar especies, detectar fenómenos de
cambios, acumulación de basura, entre otras cosas.
3Se debe
garantizar la retroalimentación
La ciencia ciudadana depende de una fuerte interacción entre
los ciudadanos los cuales aportan su tiempo y sus capacidades
para compilar datos a su alrededor; y los científicos quienes
aportan sus conocimientos y enseñan métodos tanto para compilación como para el
procesamiento de esos datos.
Muchas de estas iniciativas dieron origen a papers científicos
en destacadas revistas; todas ayudaron a poner un problema en otra escala, otra
perspectiva que permitió una mejor comprensión del mundo. Por ejemplo, en el
estudio “La prevalencia invisible de la ciencia ciudadana en investigación
global: aves migratorias y cambio climático” (The invisible prevalence of citizen science in global research:
migratory birds and climate change), Cooper et al estudiaron las
contribuciones de la ciencia ciudadana a un estudio con revisión por pares
sobre 10 afirmaciones del impacto del cambio climático en la migración aviar, y
encontraron que entre 24 y 70% de las fuentes que sustentaban cada afirmación
provenían de estudios basados en ciencia ciudadana.
De esta manera, la ciencia ciudadana permite la colaboración
abierta para el estudio de fenómenos, investigaciones y descubrimientos
científicos. Aunque no la veamos, la ciencia siempre está. Y a veces, está a la
vuelta de la esquina.
Fuente: https://blogs.iadb.org/conocimiento-abierto/es/la-ciencia-ciudadana-promueve-conocimiento-abierto/
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Educar para el fracaso y la derrota, un bello texto de Pier Paolo Pasolini
· 25 enero 2022
Pier Paolo Pasolini fue un artista prolífico y multidisciplinario que logró canalizar los trágicos episodios que salpicaron su vida desde temprana edad y plasmarlos con genialidad en sus obras. Sin dudas, el cineasta italiano más reverenciado del siglo XX con un legado que perdura.
Paolo Pasolini durante un rodaje
Vivimos en un mundo competitivo en el que perder no entra dentro de los parámetros deseables en la sociedad. Hay que ser alguien, destacar, triunfar y dejamos al lado el fracaso, la derrota y el perder. Hay mentes brillantes que ensalzan la honestidad de ser antes que la grandeza de aparentar. Como es el caso de este texto atribuído al gran Pasolini. Una reflexión necesaria que nos llega del pasado para este presente en el que todo parece estar permitido y en el que la falta de respeto al prójimo y el lema del tanto tienes tanto vales parece ser la divisa de la mayoría.
"Pienso que es necesario educar a las nuevas generaciones en el valor de la derrota.
En manejarse en ella. En la humanidad
que de ella emerge.
En construir una identidad capaz de
advertir una comunidad de destino, en la que se pueda fracasar y volver a
empezar sin que el valor y la dignidad se vean afectados.
En no ser un trepador social, en no
pasar sobre el cuerpo de los otros para llegar el primero. Ante este mundo de
ganadores vulgares y deshonestos, de prevaricadores falsos y oportunistas, de
gente importante, que ocupa el poder, que escamotea el presente, ni qué decir
el futuro, de todos los neuróticos del éxito, del figurar, del llegar a ser.
Ante esta antropología del ganador de
lejos prefiero al que pierde. Es un ejercicio que me parece bueno y que me
reconcilia conmigo mismo. Soy un hombre que prefiere perder más que ganar con
maneras injustas y crueles. Grave culpa mía, lo sé. Lo mejor es que tengo la
insolencia de defender esta culpa, y considerarla casi una virtud.
-Pier Paolo Pasolini
Fuente: https://culturainquieta.com/es/inspiring/item/18938-educar-para-el-fracaso-y-la-derrota-un-bello-texto-de-pier-paolo-pasolini.html
PD: este texto
fue recomendado a PGV por el Ingeniero ambiental y MSc Daniel Medina C.
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Un año de aparente inocuidad
Por Eduardo Barajas Sandoval (*)
Nunca se sabe si un año de gobierno es mucho o es poco. Todo depende de lo que se haya prometido, de las expectativas despertadas y de los imponderables que surjan. La calificación suele provenir de la oposición, cuya lealtad a las causas fundamentales nadie puede asegurar completamente, y de la expresión de sentimientos ciudadanos, que se pueden ver afectados por el escepticismo, el desinterés o el fanatismo. Aunque siempre quedará una ventana abierta para la objetividad, el optimismo y la buena voluntad.
Joe Biden entró a la Casa Blanca hace un año, en medio de un ambiente enrarecido por su antecesor, que sembró dudas, sin pruebas, sobre la limpieza de las elecciones, con lo cual produjo una división nacional difícil de restañar. De ahí que el discurso de posesión del nuevo presidente estuvo marcado por su insistencia en el llamado a la unidad de la nación y el retorno de la confianza en unas instituciones que pretenden ser ejemplo de democracia y libertad.
Por encima de las fórmulas estereotipadas propias de esas ocasiones, Biden reconoció que “nuestra historia ha sido una lucha constante entre el ideal estadounidense de que todos somos creados iguales y la dura y fea realidad de que el racismo, el nativismo, el miedo y la demonización nos han separado durante mucho tiempo”. Habló de la presencia de verdades y mentiras en la vida pública del país. Reclamó por el ataque del que eran objeto en ese momento la democracia y la verdad. Y dio las primeras puntadas de la idea de que los Estados Unidos se volvieran a sentar “a la cabecera de la mesa” de la comunidad internacional.
Después de esas declaraciones, palabras mayores para una nación que había estado tácitamente de acuerdo en guardar las apariencias, a fin de mostrarse ante el mundo como campeona y portadora del estandarte del bien, la pregunta que hay que formular, un año después de ese llamado y de los esfuerzos para cumplir con los propósitos anunciados, es si los Estados Unidos están o no más unidos, o si, por el contrario, subsisten esas tensiones que aparecieron en los últimos años y se vinieron a agregar a la segregación y la disputa permanente entre los estados y el gobierno federal. Pregunta a la cual hay que agregar otras respecto de quiénes son ahora los líderes, los héroes, y los patriotas que tanto les gusta a los norteamericanos identificar.
La respuestas, inciertas y complejas, a esas preguntas, nunca dejarán de ser tentativas, porque se trata de apreciar y calificar procesos simultáneos y en pleno movimiento. Aunque hay que dar por descontada la presencia de la cultura de andar armados para defenderse, dar trompadas con facilidad de película, producir series truculentas de televisión que exaltan violencia y maldad de todo tipo, mantener un doble estándar frente a la delincuencia según la raza , medir absolutamente todo en dólares, y clasificar a la gente, en las estadísticas y las instancias oficiales, según su origen étnico o su afiliación religiosa.
Uno de los nuevos ingredientes a considerar parece ser la quimera, poderosa e indefinida, emotiva y contagiosa, de “hacer a América Grande otra vez”, proclamada por un promotor populista aparentemente exitoso y seguida por millones de incautos, sin mayor rigor en la explicación de sus fundamentos. Otro, del mismo origen, es el de la sospecha, instalada en el fondo de la sociedad, de que las últimas elecciones presidenciales fueron fraudulentas, acusación genérica y sin pruebas de la cual se deriva la duda sobre la legitimidad del gobierno federal, porque sí, con todas las consecuencias. A todo lo cual hay que agregar maniobras en uno u otro Estado para dificultar el voto de los adversarios tradicionales en futuras elecciones. Todo alimentado por la desinformación, la falacia y la mentira como práctica impune de la discusión política.
Mención aparte merece un elemento, de origen distinto y efecto profundo, que es el de la evidencia de fisuras sociales generadas por el sistema económico del cual los Estados Unidos son portaestandarte. De manera que esa manifestación ostensible de la desigualdad que crece entre diferentes sectores, según el papel que jueguen dentro del sistema, alimenta el surgimiento de discursos y acciones de descontento cada vez más contestatarios frente a la ortodoxia capitalista de Wall Street. Para la muestra la tremenda simpatía que en sectores significativos de la juventud ilustrada despierta la posición crítica de Bernie Sanders.
Como en el mundo de hoy, aún en medio de conjeturas y teorías conspirativas las cosas son un poco más fáciles de interpretar, desde fuera se percibe un ambiente revuelto por el impacto de las tempestades sembradas por el presidente anterior, que no solamente afectan la vida interna sino la prestancia internacional de unos Estados Unidos que ya no son vistos como antes, ni por sus aliados ni por sus contradictores.
Sin perjuicio de que el presidente Biden haya llegado con tremenda claridad respecto de lo que era urgente hacer, no sólo en cuanto al manejo de la pandemia, sino a la recuperación de la economía y de la armonía al interior de su país, se ha hecho evidente que hasta ahora no ha podido cumplir a cabalidad con los propósitos anunciados el día de la posesión.
Pero ahí sí que un año puede ser poco tiempo para enderezar un proceso de gran complejidad y enormes proporciones. Por lo cual no sería justo sumarse al coro de las desgracias, y más bien entender que a un presidente serio, con larguísima experiencia y un equipo responsable, no le corresponde competir en los terrenos de las faltas contra la verdad, las afirmaciones explosivas y sin fundamento y los propósitos que pretenden decir mucho pero son vacíos de contenido. Y hay que reconocer que al menos los demócratas, por más que no todos tengan el mismo entusiasmo, son los llamados a atender el grito que denuncia esa desigualdad contra la cual han luchado, a su manera, por tantos años.
Como todas estas cosas de la aprobación o el recazo se aclaran tarde o temprano en las urnas, tal vez sea prudente esperar a la prueba de las elecciones que tendrán lugar a finales de este segundo año para renovar parcialmente el congreso, que vendrán a dar una medida más precisa, aunque también sujeta a los avatares de las campañas, en cuanto al apoyo formal al presidente y su proyecto.
Fuentes: El autor y https://www.elespectador.com/o
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AMLO: Biden nos pidió la receta para que "los de arriba" paguen impuestos
El Presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que el mandatario estadounidense, Joe Biden le preguntó cómo le estaba haciendo para que las grandes empresas pagaran impuestos.
por CarlosTapia
31 de Enero 2022 · 13:44 hs
De hecho, en el mismo sentido recordó que en 2012
durante una reunión cuando Biden era vicepresidente y AMLO candidato le dijo
que uno de sus planes en caso de ganar las elecciones era hacer que paguen
impuestos los grandes corporativos.
La relación un tanto "cercana" entre
ambos mandatarios no es nada nuevo, precisamente como te informamos en La
Verdad Noticias, el pasado 26 de noviembre públicamente López Obrador le dijo a
Biden que "No estaba solo" en
respaldo a la iniciativa migratoria que empuja en su
país.
"Las grandes corporaciones no pagaban impuestos": AMLO.
En la "mañanera" que se transmite
en el canal de You Tube de Presidencia,
el ejecutivo nacional dijo, "El presidente Biden se quebajaba ahora que
hablamos, que también en Estados Unidos los dueños de las grandes corporaciones
no pagaban impuestos".
A la anecdota, López Obrador agregó, "Eso se
lo quedó y al final me dice riéndose, oiga si gana y logra que paguen impuestos
los de arriba ¿ me dice cómo?, así que ahora que fui, salió el tema, lo mismo,
quejándose y le dije pues fíjese que allá ya empezamos a resolverlo",
presumió.
Ante esto Joe Biden le habría preguntado qué estaba
haciendo a lo que el mandatario mexicano respondió que reformando el artículo
28 de la Constitución, " Ya no hay condonación de impuestos y están
pagando". finalizó.
¿Cuáles son los impuestos federales?
Los impuestos que comtempla la federación son el
Impuesto Sobre la Renta (ISR), el Impuesto al Valor Agregado (IVA), el Impuesto
Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), el Impuesto sobre Automóviles
Nuevos (ISAN), el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) y el Impuesto a los
Depósitos en Efectivo (IDE).
Sin embargo, hay otros impuestos que se aplican a
las grandes empresas, por solo poner un ejemplo, precisamente en la conferencia
matutina del pasado 28 de diciembre AMLO reveló que Slim y Televisa
pagarán de impuestos más de 40 millones de pesos.
Fuente: https://laverdadnoticias.com/politica/AMLO-Biden-nos-pidio-la-receta-para-que-los-de-arriba-paguen-impuestos-20220131-0093.html
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Muy Historia
28/01/2022
6 minutos de lectura
Las conspiraciones han existido, al menos, desde el siglo VIII a.C. Los héroes de las
obras de Homero son
seres humanos que intentan huir de un mundo ya organizado, de las tramas
tejidas por los dioses. Así que la cosa viene de muy lejos. “¿Acaso Caín no
pretendía transformar el orden establecido al asesinar a su hermano Abel y
rebelarse ante Yavé? ¿O Eva, su madre, con el complot de la manzana”, plantea
el historiador Josep Antoni Borrell, quien concluye que, “desde un
principio, conspirar ha estado unido a las más bajas pasiones humanas”. Con
el tiempo, los dioses grecolatinos
cayeron en desgracia y conspiradores de carne y hueso, tan malvados como
poderosos, ocuparon su lugar: templarios, cátaros, brujas, masones... Ellos
parecen ser los causantes de los males que sufrimos.
Pese a su largo recorrido, las teorías de la
conspiración no se empezaron a estudiar específicamente hasta
que el Holocausto nazi probó hasta qué
límites podía llegar el uso de complots inexistentes. Los protocolos de los
sabios de Sion, los supuestos planes judíos para dominar el mundo, salieron a
la luz en Rusia en 1905 en un texto falsificado. La imagen del judío avaro y
diabólico que daban se extendió por el mundo. Tanto, que Henry Ford,
el magnate estadounidense de la industria automovilística, puso dinero de su
bolsillo para que se publicasen.
En Europa tuvieron un gran eco social, cuajando especialmente en Alemania
en general y en un joven amante de los discursos incendiarios, llamado Adolf Hitler, en
particular. Que los protocolos fueran una farsa, un plagio de un pretendido complot
de Napoleón III que alguien adaptó para culpar a los judíos de todas las
desdichas de sus congéneres, no evitó que legitimaran al Führer y
sus secuaces en su discurso antisemita y la aplicación de la Solución
Final. Es hasta hoy la teoría de la conspiración de mayor calado: una
mentira orquestada, un fake malintencionado que dio alas a una idea
enfermiza que costó la vida a más de seis millones de judíos y que sigue siendo
un referente para algunos grupos neonazis. Como señala el psicólogo Miguel
Perlado, experto en sectas, “hay mezcolanza entre las conspiraciones y la
extrema derecha, las conspiraciones y la New Age, que hacen aún más complejo el
fenómeno”.
¿Por qué tantos alemanes de los años treinta se creyeron los protocolos?
¿Por qué algunos terrícolas del tercer milenio aceptan las disparatadas
conjeturas sobre el coronavirus,
carentes de la mínima base científica? ¿Son experiencias equivalentes? Aquí,
Perlado y López-Borrull coinciden. Para el primero, “hay muchos factores
atrayentes en las teorías conspirativas, pero uno suficientemente significativo
es que nos ofrecen respuestas, por inverosímiles o fantásticas que pudieran
parecer, a situaciones complejas. Y eso nos tranquiliza en un primer momento,
aunque luego su propia naturaleza puede introducir otro elemento más de
inquietud y ansiedad”. Ante una realidad cada vez más ininteligible,
“una respuesta simple como ‘nos están engañando’ tranquiliza a la corta.
Puedes convivir con un porcentaje de gente negacionista, pero cuando el 40% de
la población no se quiere vacunar tienes un problema”, apunta López-Borrull.
Si el proyecto para acabar con un poder establecido triunfa, se habla de
proceso histórico inevitable, como en el caso de la toma de la Bastilla y
el fin del Antiguo Régimen en 1789. Si fracasa, se habla de revuelta y sus
promotores son acusados de sedición y traición. “¿Qué diferencia hay entre las
revueltas rusas de 1905 y la de 1917? ¿Y entre la reforma religiosa de los
cátaros en el siglo XIII y la de Lutero en el XVI?”. Que, como afirma Josep
Antoni Borrell, “las primeras fracasan y las segundas tienen éxito. Cada época
tiene sus métodos, pero para que una conjura triunfe debe reunir ciertos
ingredientes: secretismo, una buena organización, una clara suma de intereses y
alianzas entre los impulsores y una buena comunicación de la insurrección”.
¿Tienen la conspiración para matar a Julio César y la del
asalto al Congreso de los incondicionales de Trump puntos en común? Según
Borrell sí, más aún en tanto que ambas fracasaron. “El triunfo republicano en
1931, la caída del Muro de Berlín en 1989, la victoria electoral del PSOE tras
el 11-M..., ¿fueron fruto de conspiraciones? El problema ante determinadas
propuestas de transformación social o política es la etiqueta que a veces lleva
implícito cada intento no consolidado, que definimos peyorativamente como
conspiración”, explica.
Aun así, a medida que el mundo se hace más y más complicado, las
tramas conspirativas van in crescendo. “Han sido un ruido constante de
fondo durante al menos los últimos 100 años”, asegura el profesor Joe Uscinski,
autor de American Conspiracy Theories. En el marco de la cultura
del espectáculo en la que vivimos, conceptos como conspiración, complot o
conjura nos remiten a organizaciones e intentos de cambio social y político
excesivamente marcados por su secretismo y su apariencia: la masonería, ciertas
organizaciones terroristas, el Opus Dei, el Club Bilderberg, la Internacional
comunista... Quien esté libre de caer en las garras de una teoría conspirativa,
que tire la primera piedra. Para Borrell, “estamos en la era de la
posverdad y creemos que gracias a la tecnología hemos alcanzado el sueño de los
ilustrados: el saber total, que nos permite superar las supuestas
manipulaciones de las élites. Nada más lejos de la realidad”. Aunque
la manera de conspirar no ha variado mucho, sí lo ha hecho la de acercarnos a
esas conspiraciones, por su presencia en los medios de comunicación
supuestamente serios y su hiperventilación en las redes. De ahí el éxito social
de los negacionistas de las vacunas. Hoy, cuando hay sociedades alfabetizadas
al 99,99%, nos creemos libres de la manipulación, pero no es así. “La
diferencia es que, ahora, quien quiera ser verdaderamente crítico y pretenda
profundizar en un determinado tema tiene unas posibilidades de las que sus
abuelos jamás dispusieron y que van mucho más allá de un simple clic de
Internet”, opina Borrell.
En nuestra mano está parar de lanzar, sin más, la pelota de la culpa al
tejado ajeno y admitir nuestra parte de responsabilidad en cómo va el mundo.
Abandonar la simplista dicotomía entre malvados en la sombra y buenos que dan
la cara. El doctor No es un personaje de ficción y el agente 007 también.
Fuente: https://www.muyhistoria.es/contemporanea/articulo/todo-empezo-con-homero-conjuras-en-la-era-de-la-posverdad-861643373342?utm_source=indigitall&utm_medium=notificaciones_push
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