PGV - Edición 316 - sábado 20, noviembre 2021 - "La siguiente pandemia ya ha empezado" - y más temas

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La siguiente pandemia ya ha empezado: 

la covid ha acelerado la aparición de superbacterias

Las autoridades alertan de que los antibióticos están dejando de funcionar y de que la humanidad se dirige a un futuro en el que cualquier herida podría ser letal

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El microbiólogo Bruno González Zorn muestra dos cultivos bacterianos en su despacho de la Universidad Complutense de Madrid.
ANDREA COMAS

 MANUEL ANSEDE

Madrid - 17 NOV 2021 - 21:55 Actualizado:18 NOV 2021 - 02:42 COT

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El estudio madrileño en el que se rodó la película Mujeres al borde de un ataque de nervios se encuentra a solo unos metros del despacho de Cristina Muñoz, pero ella no parece nerviosa, pese a que lo suyo no es una comedia, sino más bien el guion de una película de terror. Muñoz es la codirectora del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos, la iniciativa española para intentar frenar una de las mayores amenazas para la humanidad. Los medicamentos contra las bacterias están dejando de funcionar, a una velocidad ahora acelerada por el consumo excesivo e incorrecto durante la pandemia de covid. La científica invita a imaginar el día a día sin antibióticos, un espeluznante mundo en el que cualquier infección podría ser letal. Sin cesáreas, sin trasplantes de órganos, sin operaciones de menisco, sin prótesis de cadera.

“Sería dar un paso atrás de casi 100 años en los avances médicos”, advierte Muñoz. “Pasarían cosas que ni se nos ocurre pensar, como que se caiga un niño, se abra la rodilla, lo lleves al hospital y el médico te diga que no hay nada que hacer, que lo siente mucho”, explica. Algunas enfermedades bacterianas —como la neumonía, la tuberculosis, la gonorrea y la salmonelosis— ya se están quedando sin tratamientos eficaces. La quimioterapia, que favorece las infecciones microbianas en los enfermos de cáncer al bajar sus defensas, también sería una práctica de alto riesgo en ausencia de antibióticos. “Dejaríamos de curar a las personas, pero también a los animales. No podríamos producir alimentos sanos”, advierte Muñoz. Al regreso de las enfermedades del siglo XIX habría que sumar las hambrunas.

Este 18 de noviembre comienza la Semana mundial de concienciación sobre el uso de los antimicrobianos y las autoridades tocan las trompetas del apocalipsis. Un informe elaborado para el Gobierno británico alertaba en 2016 de que los microbios resistentes a los fármacos —sobre todo las bacterias— ya mataban a 700.000 personas cada año en el planeta y de que se podría llegar a 10 millones de fallecimientos en 2050, más que los causados por el cáncer. El microbiólogo Bruno González Zorn alerta de que la covid ha empeorado la pandemia silenciosa de las superbacterias. “Puede que los 10 millones de muertes ya no ocurran en 2050, sino en 2040 o en 2030″, advierte.

Las bacterias se multiplican cada 20 minutos y a veces sufren mutaciones que son, por casualidad, un escudo frente a algún antibiótico. Y lo más inquietante es que pueden transmitir esos nuevos genes de resistencia a otras bacterias cercanas, incluso de otras familias. “Es como si yo aprendo alemán y te transmito a ti la capacidad”, explica González Zorn, catedrático de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid. Cuantos más antibióticos se usan, más evolucionan las bacterias para resistir a ellos.

González Zorn afirma que se está formando “una tormenta perfecta” y muestra los datos de los hospitales españoles durante la primera ola de covid. De febrero a marzo de 2020 aumentó un 400% el uso de azitromicina, un antibiótico usado a la desesperada por si también funcionaba contra el virus SARS-CoV-2. El consumo de doxiciclina se incrementó un 517%. En España, estos niveles volvieron rápidamente a la normalidad, pero siguieron desbocados en otras regiones del mundo, como América Latina. “Durante la pandemia se han utilizado tantas carbapenemas [un tipo de antibióticos] que en algunos países, como Chile, tenemos los niveles de resistencia que esperábamos tener en 2030. Hemos acelerado 10 años. Estamos muy alarmados”, señala el investigador.

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Tenemos los niveles de resistencia que esperábamos tener en 2030. Hemos acelerado 10 años”

Bruno González Zorn, microbiólogo

El microbiólogo es uno de los 15 miembros de un grupo internacional de científicos recién creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para identificar qué antibióticos son esenciales para la salud humana, con el objetivo de blindar su uso para que sigan funcionando. Estos fármacos son como el Grupo Especial de Operaciones (GEO), la unidad de élite de la Policía Nacional. Si se necesitan y no funcionan, después de ellos no hay nada. Son el último recurso. Y las carbapenemas son precisamente una de estas últimas balas.

La oficina europea de la OMS lanzó una alerta en febrero: “No permitamos que la crisis de covid se convierta en una catástrofe de resistencia a los antimicrobianos”. En algunos países, el escenario es escalofriante. Médicos del Hospital Almenara de Lima han advertido del uso “irracional e indiscriminado” de antimicrobianos en Perú durante la pandemia. Expertos en Estados Unidos, IndiaMéxico y otros países también han hecho sonar las alarmas.

La microbióloga Ana Maria de Roda Husman, holandesa de padre español, advierte de que los mecanismos de resistencia, en principio, solo tienen que aparecer una vez. “Entonces la caja de Pandora ya está abierta”, señala. Su equipo, del Instituto Nacional para la Salud Pública de Países Bajos, ha detectado bacterias resistentes a carbapenemas por doquier en las aguas residuales del país. Las tuberías de los hospitales, y también las de los hogares, contribuyen a diseminar superbacterias en la naturaleza. La amenaza de combinaciones inimaginables está sobre la mesa.

De Roda Husman alerta de que “los propios fabricantes de antibióticos pueden ser un problema, especialmente en regiones donde no existen leyes de residuos”. La investigadora cita la contaminación producida por una fábrica de azitromicina a unos 25 kilómetros de Zagreb, en Croacia, en el río Sava, ya colonizado por una rica comunidad de bacterias resistentes a antibióticos. En otros países, como la India, la gravedad de la situación se dispara. En 2007, un estudio halló niveles inauditos de antibióticos en las aguas vertidas en el río Isakavagu por una planta de tratamiento que da servicio a 90 fabricantes de medicamentos genéricos en Patancheru, una zona industrial cercana a la ciudad india de Hyderabad. La concentración del antibiótico ciprofloxacino en el río alcanzaba los 31 miligramos por litro, una dosis mil veces superior al umbral tóxico para algunas bacterias.

El microbiólogo clínico Rafael Cantón recuerda cuando empezó a trabajar, en 1988, y hacía pruebas de laboratorio para determinar la susceptibilidad de una bacteria a diferentes antibióticos. “Antes lo habitual era ver todo S, la letra inicial de sensible. Ahora la mayoría de los valores son R, de resistente. Solemos estudiar unos 20 antibióticos [para cada infección] y unas 15 veces al año nos encontramos con una situación dramática: todo R. No tenemos opciones terapéuticas para estos casos”, lamenta Cantón, jefe de Microbiología del Hospital Ramón y Cajal, en Madrid.

Las autoridades europeas calculan que las superbacterias ya matan cada año a 33.000 personas en el continente. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, donde trabaja Cristina Muñoz, habla de unas 4.000 muertes en España, el triple que las causadas por los accidentes de tráfico. Pese a las alertas, el último Eurobarómetro mostraba que el 42% de los españoles había tomado antibióticos en 2018, frente al 32% del total de la UE. Uno de cada tres encuestados en España pensaba, equivocadamente, que los antibióticos curan los resfriados, cuando en realidad están provocados por virus, no por bacterias.

Rafael Cantón lamenta que, pese a estas cifras, la pandemia de supermicrobios sea prácticamente invisible. “No hay colectivos de pacientes que se quejen de la resistencia a antibióticos”, afirma. Es un silencio sorprendente, porque el 6% de los ingresados en los hospitales adquieren una infección en el propio centro, tras intervenciones como la colocación de una sonda urinaria o la intubación para la respiración artificial, según un estudio promovido por la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene.

Estamos en una encrucijada que puede dar paso a una segunda pandemia mundial devastadora”

Marc Lemonnier, microbiólogo y empresario

“Hay menos infecciones adquiridas en los hospitales, la mitad que en 1990, pero las que se adquieren ahora son más problemáticas”, advierte Cantón. “Lo llamamos capitalismo genético. Una bacteria que es resistente tiende a permanecer y tiene más posibilidades de adquirir todavía más mecanismos de resistencia. Es como el que ya tiene dinero, que tiene mayor facilidad para ganar más dinero”, expone.

El experto reconoce el “pico tremendo” de consumo de antibióticos en los hospitales durante la primera ola de la pandemia. “Eso nos ha recrudecido problemas que ya teníamos y han aparecido otros”, apunta Cantón en referencia a la proliferación de bacterias resistentes a las carbapenemas. “Han aumentado en todos los hospitales por el efecto selectivo de la utilización de antibióticos”, sostiene.

El panorama en la industria farmacéutica es desolador. Solo hay 43 antibióticos experimentales en ensayos clínicos, según la OMS, frente a más de 5.700 posibles nuevos tratamientos contra el cáncer. Para el microbiólogo Marc Lemonnier, es un escándalo. “Por cada producto antibacteriano en desarrollo tienes más de 100 en oncología. Es inaceptable. Estamos hablando de una necesidad médica comparable. De aquí a 2050 estas infecciones matarán igual que el cáncer”, opina.

Lemonnier, un hispanofrancés nacido en Tánger (Marruecos) hace 54 años y criado en Madrid, trabajó como científico hasta que en 2009 montó su propia empresa farmacéutica: Antabio. El nombre hace referencia a Anteo, el gigante norteafricano que, según la mitología griega, ganaba todas sus peleas, porque cada vez que caía al suelo obtenía nuevas fuerzas de su madre, Gea, la diosa de la tierra. “Hércules encontró una manera innovadora de matar a ese monstruo: levantarlo del suelo, para que no entrase en contacto con su madre. Y esa es exactamente la estrategia de mi empresa: encontrar una manera novedosa de matar a bacterias a las que nada puede matar”, señala Lemonnier. Un óleo de Zurbarán representa esta pelea de Anteo y Hércules en el Museo del Prado.

“La cantidad de antibióticos en desarrollo es paupérrima porque nadie quiere invertir en esta área”, sentencia el empresario. Las farmacéuticas ganaron más de 7.000 millones de euros con productos contra el cáncer entre 2014 y 2016, al mismo tiempo que perdían unos 90 millones con los antibióticos, según la organización estadounidense Pew. El dinero ha volado a la oncología. En 2019, la inversión privada en potenciales tratamientos contra el cáncer rondó los 8.600 millones de euros, frente a los 120 millones en antibióticos. “La paradoja es que es un área prioritaria para la OMS, pero absolutamente no prioritaria para los inversores privados”, lamenta Lemonnier.

El empresario ha logrado 44 millones de euros de financiación desde 2009 para el desarrollo de tres antibióticos prometedores. La mitad del dinero le ha llegado de organizaciones sin ánimo de lucro, como la británica Wellcome Trust y la estadounidense CARB-X. “Cada vez me es más complicado financiar mi empresa. Para mis estudios clínicos en humanos necesito levantar ahora decenas de millones, pero la inversión privada se está enrareciendo porque los inversores no ven salidas, no ven éxitos comerciales, y se van a otro sitio”, explica.

Grandes farmacéuticas —como la suiza Novartis, la británica AstraZeneca y la francesa Sanofi— han abandonado en los últimos años la investigación de nuevos antibióticos. “Si no cambia la dinámica, tenemos un problema mayúsculo. Estamos en una encrucijada que puede dar paso a una segunda pandemia mundial devastadora”, advierte Lemonnier, miembro de la junta directiva de BEAM, una alianza de 70 pequeñas y medianas empresas biotecnológicas europeas dedicadas a buscar tratamientos contra los microbios.

Una economista española, Laura Marín, dirige desde 2013 en Estocolmo la mayor iniciativa mundial de investigación de las resistencias antimicrobianas, el programa JPIAMR, con casi una treintena de países a bordo, como Alemania, España, India y Argentina. “No hay un modelo de negocio favorable”, explica. “Crear nuevos antibióticos es complicado científicamente y todo el mundo ha dejado de hacerlo. El antibiótico luego se vende por un euro, así que no les sale a cuenta. Y si logramos un nuevo antibiótico no se lo vamos a querer dar a nadie, para reservarlo para los casos más graves, así que se van a vender muy pocos”, argumenta Marín. Hacen falta, subraya, incentivos económicos para las farmacéuticas y mucho más dinero público.

El programa JPIAMR intenta convencer a los países para que inviertan más cuanto antes, no solo para el desarrollo de nuevos antibióticos, sino para averiguar cómo mantener la eficacia de los que todavía funcionan. “Si logramos un nuevo antibiótico, que es algo que puede ocurrir dentro de 20 años, no podemos tener resistencias desde el primer día”, alerta Marín. La experta menciona dos medidas clave: prohibir la venta de antibióticos sin prescripción médica y acabar con su uso sistemático para estimular el crecimiento de animales sanos. Son dos políticas en vigor en la UE, pero inimaginables en los países más pobres, sin acceso a médicos y con necesidad de aumentar su producción de carne.

Cristina Muñoz defiende que España es un ejemplo para el mundo. Era el país con el máximo consumo de antibióticos de la UE en 2014, cuando arrancó el Plan Nacional. Desde entonces, según sus cifras, las ventas han caído un 33% en medicina humana y un 59% en veterinaria, a menudo gracias a acuerdos voluntarios con las empresas ganaderas. El mayor éxito es la reducción de prácticamente el 100% en el uso en los cerdos de colistina, un antibiótico descubierto en 1947 que se descartó para los humanos por su toxicidad renal y se reservó para la veterinaria.

Hace 15 años, ante la falta de alternativas, los médicos tuvieron que resucitar la colistina para usarla como último recurso en personas con infecciones multirresistentes, según recuerda Bruno González Zorn. “Esto da una idea de la situación en la que estamos. Estamos rescatando antibióticos tóxicos de los años cincuenta para salvar vidas en los hospitales del mundo. Es inaudito”, explica el microbiólogo. En noviembre de 2015, en China, se detectó por primera vez un gen capaz de convertir las bacterias en superbacterias resistentes a la colistina. Se abrió la caja de Pandora.

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Fuente: https://elpais.com/ciencia/2021-11-18/la-siguiente-pandemia-ya-ha-empezado-la-covid-ha-acelerado-la-aparicion-de-superbacterias.html

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¿Podríamos usar agujeros de gusano para viajar por el espacio? Sí, según un nuevo estudio

Los agujeros de gusano podrían ser más estables de lo que se pensaba anteriormente, permitiendo u su uso para naves espaciales.


Stock

Sarah Romero

18/11/2021

3 minutos de lectura

¿Recuerdas la película Interstellar (2014) o incluso “Horizonte de sucesos” (1997)? En estas cintas el humano es capaz de saltar a un agujero de gusano y emerger en una galaxia totalmente diferente, en otra zona del universo. Y es que los agujeros de gusano representan un concepto fascinante en física que presenta unos túneles muy particulares que conectan dos puntos diferentes en el espacio-tiempo.

 Un pilar básico de la ciencia ficción

Sin embargo, la mayoría de las hipótesis principales que rodean a los agujeros de gusano sugieren que colapsarían tan pronto como se formaran debido a su inestabilidad -tal y como muestran en la serie Another Life (2019)-. Sin embargo, una nueva teoría postula que estos puentes de Einstein-Rosen, pueden permanecer lo suficientemente estables como para que los objetos entren por un lado y salgan por el otro, es decir, poder usarlos como atajos a través del espacio-tiempo.

Este fenómeno interestelar teórico funciona haciendo un túnel entre dos puntos distantes en el espacio. En el nuevo trabajo, realizado por el físico Pascal Koiran, de la École normale supérieure de Lyon (Francia), analizó esta figura utilizando un conjunto diferente de técnicas y descubrió que se podía documentar una partícula cruzando el horizonte de sucesos hacia el agujero de gusano, atravesarlo y llegar al otro lado en un período de tiempo finito. Si una partícula puede atravesar un agujero de gusano de forma segura, los humanos también podrían atravesarlo con una nave espacial y llegar a un planeta distante en una galaxia lejana.

 Métricas de agujero de gusano

Las reglas de la física son fijas, pero hay libertad en la forma en que se describen matemáticamente las coordenadas, que se conocen como métricas.

Para llegar a esta conclusión, Koiran no utilizó la métrica de Schwartzchild (que describe el campo gravitacional fuera de una masa esférica, asumiendo que la carga eléctrica de la masa, el momento angular de la masa y la constante cosmológica universal son todos cero), sino la métrica de Eddington-Finkelstein, en la que se utilizan un par de agujeros negros, aunque con una cierta variación.

La imagen especular de un agujero negro, el agujero blanco. El agujero negro no permite dejar salir nada -ningún objeto puede escapar de la atracción de un agujero negro- y el agujero blanco -en teoría, pues aún no han sido descubiertos- no permite a nada que entre. Para hacer un agujero de gusano, basta con tomar un agujero negro y un agujero blanco y unir sus singularidades (los puntos de densidades infinitas en sus centros). Esto crea un túnel a través del espacio-tiempo. Así, con este sistema de coordenadas utilizado en la geometría de los agujeros negros el investigador encontró que cuando se usaba la métrica de Eddington-Finkelstein, se podía ver una partícula cruzando el horizonte de sucesos hacia el agujero de gusano, atravesar el agujero de gusano y salir por el otro lado. Luego, pudo rastrear el camino a través de un agujero de gusano usando esta métrica con mayor precisión de lo que es posible con la métrica de Schwartzchild, concluyendo que el agujero de gusano era estable, sin necesidad de que la materia exótica permaneciese abierta.

Por supuesto, esto no significa necesariamente que saltar a través de cualquier agujero negro nos transportará a través del universo. Sin embargo, plantea una teoría muy interesante que muestra que los agujeros de gusano no colapsarían instantáneamente tan pronto como surgen.

Referencia: Infall time in the Eddington-Finkelstein metric, with application to Einstein-Rosen bridges Pascal Koiran

Comments:
To appear in International Journal of Modern Physics D
Subjects:
General Relativity and Quantum Cosmology (gr-qc)
DOI:
10.1142/S0218271821501066
Cite as:
arXiv:2110.05938 [gr-qc]
 
(or arXiv:2110.05938v1 [gr-qc] for this version)

Fuente: https://www.muyinteresante.es/ciencia/articulo/podriamos-usar-agujeros-de-gusano-para-viajar-por-el-espacio-si-segun-un-nuevo-estudio-521637225502?utm_source=indigitall&utm_medium=notificaciones_push

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Victoria electoral ante la desintegración de la oposición


Julio Londoño Paredes (*)

El próximo domingo tendrán lugar en Venezuela las elecciones regionales en las que se deben renovar los cargos ejecutivos y legislativos de las 23 entidades federales, así como los de 335 municipios del país.

A menos que algo extraordinario ocurra, el gran ganador será el régimen de Nicolás Maduro. Parece que el procedimiento mecánico de las votaciones en Venezuela evita en principio el fraude. Así lo han atestiguado observadores internacionales desde los tiempos de Chávez y seguramente, lo harán ahora, cuando la mayoría son amigos del régimen.

En Colombia, el “chocorazo”, la alteración de los resultados electorales fue frecuente. Se presentó por primera vez, en 1885 cuando se hicieron aparecer, como sacados del sombrero del mago, en el departamento del Atlántico veinte mil votos del corregimiento de Sabanilla, que no tenía más de mil habitantes, 

Sucedió también en 1904 en la reelección del general Rafael Reyes. Sin embargo, los “chocorazos” no pararon ahí. Entre 1946 y 1953, eran algo común en todo el país con la eficiente colaboración del clero y la policía departamental. Tiempo después se recuerda el caso de la elección de Misael Pastrana Borrero en 1970, cuando el resultado sorpresivamente se modificó de la noche a la mañana frustrando el ascenso al poder del general Rojas Pinilla.
Es más, un precandidato electoral ha señalado recientemente que le robaron el triunfo en las elecciones en las que fue reelegido Juan Manuel Santos.

En Venezuela posiblemente no se van a presentar “chocorazos”. El fraude se ha venido gestando de tiempo atrás con diversas modalidades, haciendo imposible el triunfo de la oposición. Algo parecido a lo que sucedió en Nicaragua.

Pero no solamente el triunfo del régimen madurista se deberá a esas acciones, sino a que la oposición venezolana, se encuentra fraccionada en medio de irreconciliables rivalidades, celos, falta de liderazgo y deseo de protagonismo. Hasta el punto de que algunos opositores prefieren unirse al oficialismo antes que dar su brazo a torcer.

Maduro posiblemente saldrá fortalecido, no solamente ante su propia opinión, sino ante la comunidad internacional. Presentará unas elecciones “mecánicamente limpias” y podrá continuar tranquilamente en el poder hasta el 2024, si es que no asegura su eventual reelección.

Guaidó, aunque sea reconocido por los Estados Unidos, por Colombia y algunos otros países, cada vez por menos, quedará minimizado. Se deberá definir si nuestro país continuará como el líder de la oposición internacional al régimen venezolano o se darán pasos para establecer contactos sobre algunas materias, ya que lo tendremos por lo menos por tres años más. 

No vaya a ser que nos pase lo mismo que a algunos estudiantes universitarios en los años sesenta, cuando apoyaban al pintoresco “doctor” Goyeneche, para presidente de Colombia. Dentro de los puntos de su campaña, figuraban asfaltar el río Magdalena y ponerle techo a Bogotá.

Esos enunciados sin embrago, parecen ser ahora más factibles que la unión de la oposición venezolana.

Veremos qué sucede el domingo en Venezuela.

(*) Excanciller y exembajador de Colombia. Analista y escritor sobre gobernanza y geopolítica. Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario

Fuentes: El autor y https://www.semana.com/opinion/articulo/victoria-electoral-ante-la-desintegracion-de-la-oposicion/202148/ SEMANA – noviembre 19, 2021

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¿Por qué faltan camioneros en el Reino Unido y la Unión Europea? 

 Por Shona Murray  & Euronews en español  •  última actualización: 29/09/2021

Trucks parked in a rest area in The Netherlands   -   Derechos de autor  Shona Murray-Euronews

Malas condiciones de trabajo, largas distancias y semanas, incluso meses, lejos de casa son algunas de las razones de la escasez de camioneros en Europa.

Según sindicalistas del sector con los que hemos hablado, las regulaciones de la Unión Europea sobre salarios y horarios se incumplen a menudo. Algunos hablan de explotación.

"Vemos que donde las empresas están empezando a engañar -y este aparcamiento es un ejemplo- los conductores están aislados durante meses seguidos, están presos en camiones", comenta Edwin Atema, sindicalista de FNV dePaíses Bajos. "No lo decimos nosotros. Es lo que los camioneros cuentan a diario. 'Nos sentimos encarcelados. Existe la ley pero nadie le hace caso".

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El Gobierno británico no hizo nada para evitarlo

La situación se ve con más claridad en el Reino Unido, que acabó con la libertad de circulación de los trabajadores como parte del Brexit.

Faltan alimentos en los supermercados y combustible en las gasolineras.

"El Gobierno británico no hizo lo necesario para gestionar los problemas laborales que probablemente surgirían con el Brexit", explica David Henig, analista del Centro Europeo de Economía Política Internacional. "Las empresas eran reacias a dar un paso al frente y decir lo que iba a pasar. Incluso cuando lo hicieron, no querían llevarlo demasiado lejos. El Gobierno tendía a decir 'esto es simplemente 'el proyecto miedo', os adaptaréis bien, no será un problema".

Trucos que acaban saliendo caros

Profesionales que han dejado el sector aseguran que para algunas compañías de transporte se convirtió en norma establecer filiales en países de la Unión Europea con sueldos más bajos, a menudo en el este o fuera de la Unión para recortar costes. Se esperaba que los camioneros trabajaran lejos de casa por sueldos más bajos.

"Algunas empresas pusieron oficinas en Polonia o Turquía o en cualquier otro país que tuviera los salarios más bajos", recuerda Ron Van Lingen, expropietario de una empresa del sector. "Y luego pusieron a los camioneros a trabajar en Holanda o Europa, pero pagados con sueldos de sus propios países en lugar de cumplir la ley por la que tienes que pagar a un conductor de un camión alemán de acuerdo con los sueldos alemanes".

Los sindicatos insisten ahora en que la pelota está en el tejado de los E stados miembro, que deben garantizar el respeto de las leyes laborales y la mejora de las condiciones, si quieren que la situación se resuelva alguna vez.

Fuente: https://es.euronews.com/2021/09/28/por-que-faltan-camioneros-en-el-reino-unido-y-la-union-europea

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