PGV - edición N° 293 Miércoles, 01, septiembre, 2021- El "fracking" tambíén podría afectar a la calidad del agua superficial - y más temas.
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El ‘fracking’ también podría afectar a la calidad del agua superficial
Un nuevo estudio publicado en la revista 'Science' alerta de que, además de contaminar las aguas subterráneas, la técnica de fractura hidráulica también podría aumentar la salinidad de las aguas cercanas a los pozos de extracción.
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27/08/2021
6 minutos de lectura
En las últimas décadas se han
puesto en marcha nuevos métodos de extracción de hidrocarburos que permitan
cubrir la escasez de petróleo crudo convencional. El más
famoso de ellos es la fractura hidráulica o fracking, una técnica
que accede al petróleo y gas atrapado en rocas muy compactas y que es
imposible de extraer por los métodos convencionales.
En su libro Petrocalipsis,
el físico e investigador en el Instituto de Ciencias del Mar del CSIC
(Barcelona) explica que, para llegar a estas rocas, en primer lugar se recurre
a perforaciones horizontales, que generalmente se extienden un kilómetro o dos
en múltiples direcciones. Después viene la fractura hidráulica: “consiste
en inyectar agua y arena a presión a impulsos repentinos que
son prácticamente como explosiones con el objetivo de fracturar la roca
compacta y así volverla porosa a la fuerza. Con esto se accede a una cantidad
mucho mayor del petróleo almacenado en la roca, pero –aun así-, este tiende a
quedarse pegado a la piedra y fluye poco, de modo que se precisa
inyectar otras sustancias que favorezcan su drenaje para que el
petróleo sea menos pegajoso y pueda, por fin, fluir hasta la superficie”.
Aunque todavía se necesita más
investigación, algunos de los efectos del fracking sobre
el medio ambiente son conocidos y están
bien documentados: el desarrollo de esta actividad productiva requiere de la
construcción de grandes infraestructuras que afectan al paisaje, la
biodiversidad y los recursos naturales de la zona. Además, las explosiones
producen la liberación de diversos gases – algunos potencialmente tóxicos- y
contribuyen al efecto invernadero. Por ejemplo, un artículo que se publicó en
la revista Climatic Change Letters estimaba que en pocos
años la explotación de petróleo y gas no convencional dejará una huella
de carbono muy superior a la del carbón, porque los
elementos asociados a su exploración y uso son más
difíciles de capturar que el dióxido de carbono, principal gas
de efecto invernadero. Uno de estos gases es el metano y,
según revelaba un estudio publicado en 2019 en la revista Biogeosciences,
el aumento en el uso de la fractura hidráulica parece haber contribuido en gran
medida al incremento de dicho gas en la atmósfera.
Contaminación del agua
El uso de diversas sustancias
químicas durante el proceso de fracturación supone un elevado riesgo de
contaminación de los acuíferos circundantes. Ahora, el nuevo estudio que se
publica en la revista Science indica que la calidad del agua
superficial también podría estar afectada como resultado de estas actividades.
Según los autores, en las aguas superficiales circundantes se producen
aumentos pequeños pero detectables en la concentración de sales, y los mayores
impactos tienen lugar durante las primeras fases de producción. Sin
embargo, los niveles más altos estuvieron por debajo de lo que la Agencia de
Protección Ambiental de EE UU considera perjudicial para la salud.
Para llegar a sus conclusiones,
el equipo de científicos combinó una base de datos geocodificada de 46 479
pozos de fracking en 24 zonas de Estados Unidos con 60 783
mediciones de la calidad del agua superficial de las cuencas hidrográficas
cercanas y abarcando un periodo de once años. De esta forma pudieron examinar
si las actividades de perforación y fractura hidráulica estaban asociadas con
concentraciones elevadas de sal, en concreto bromuro, cloruro, bario y
estroncio. Los resultados revelaron un aumento muy pequeño, pero constante,
de bario, cloruro y estroncio, pero no de bromuro, en aquellas cuencas
hidrográficas en las que se habían instalado nuevos pozos de fracking.
Es necesario realizar mediciones
más cerca de los pozos
Los autores reconocen una
limitación en su estudio, y es que la mayoría de las estaciones de
monitoreo están lejos o incluso aguas arriba de los pozos, un factor que puede
hacer que se infravalore el efecto de la actividad extractiva sobre la calidad
de las aguas. “Las administraciones deberían colocar estaciones de
monitoreo en lugares donde se puedan rastrear mejor los impactos sobre el agua
superficial y aumentar la frecuencia de medición justo cuando se perforan
nuevos pozos”, reflexiona Giovanna Michelon, investigadora en la Universidad de
Bristol y coautora del trabajo. “Además, hay que rastrear más sistemáticamente
las otras sustancias químicas que se encuentran en los fluidos de fracturación
hidráulica”, explica, ya que estos fluidos contienen sustancias químicas que
son potencialmente más peligrosas que las sales pero que no se suelen incluir
en las bases de datos públicas, lo que hace inviable un análisis
estadístico de muestras grandes de estas sustancias.
Otro artículo de opinión que
publica la revista Science en el mismo número y que firman dos
investigadoras en salud pública y economía de las universidades de Rochester y
Kentucky también es crítico ante la falta de investigación y la aparente
laxitud en la regulación relativa a esta actividad económica. “La evidencia de
los impactos sobre el agua de las actividades de explotación no convencional de
petróleo y gas, junto con los estudios de los impactos sobre el agua potable,
proporcionan evidencia indirecta de que la contaminación del agua
relacionada con estas técnicas influye en la salud. Se necesita evidencia
directa”, explican. “En términos más generales, la investigación continua
en este campo brindaría información sobre los beneficios para la salud del
control de la contaminación de las aguas superficiales”. Las autoras indican
que, aunque magnitud de los efectos que se describen en el nuevo artículo están
por debajo de los umbrales de seguridad establecidos para el agua
potable, realmente se desconoce el impacto sobre la salud y el medio
ambiente de las emisiones químicas asociadas a los trabajos de fractura
hidraúlica, por lo que se debería repensar toda la regulación.
En Europa, la situación con
respecto a esta actividad es diferente. En nuestro país, por ejemplo, el
proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética ya le ha puesto
fecha de caducidad: “a partir de la entrada en vigor de esta ley, no se
otorgarán nuevas autorizaciones para realizar en el territorio nacional,
incluido el mar territorial, la zona económica exclusiva y la plataforma
continental, cualquier actividad para la explotación de hidrocarburos en la que
esté prevista la utilización de la fracturación hidráulica de alto volumen”,
indica el texto, que también contempla un escenario para la reconversión de las
explotaciones actuales una vez que finalice la concesión.
Fuente: https://www.muyinteresante.es/ciencia/articulo/el-fracking-tambien-podria-afectar-a-la-calidad-del-agua-superficial-891630054552?utm_source=indigitall&utm_medium=notificaciones_push
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Fueron, destruyeron, fracasaron, abandonaron (Seguna parte)
Por Eduardo Barajas Sandoval (*)
eduardo.barajas@urosario.edu.co
La ocupación de Afganistán solo fue paréntesis de una confrontación de largo plazo. Después de la retirada de “los aliados”, el problema no es solamente controlar nuevos ataques terroristas desde territorio afgano, sino evitar un tsunami de yihadismo violento, de variada procedencia, aupado por la derrota de los intrusos occidentales.
Mientras media humanidad presenciaba sobrecogida el avance talibán hasta tomar el palacio presidencial, y se dolía del atentado del “Estado Islámico” en el desorden de fin de mundo del aeropuerto de Kabul, esos mismos hechos eran motivo de regocijo en lugares donde subsisten resentimiento y encono ante la interferencia de extraños en un mundo que no comprenden.
La “humillación de la América arrogante”, huyendo con sus soldados vestidos de astronautas bajo la amenaza de unos guerreros de turbante y shalwar kameez, deja por el suelo la promesa de una América benefactora formulada por el presidente Bush y la seguridad en la victoria que el presidente Obama expresó a sus tropas. Encima de todo, la afirmación del presidente Biden en el sentido de que no habían ido allí a “construir nación”, permite concluir que el propósito de dos décadas de acción era destructivo.
Una vez más, los Estados Unidos no interpretaron adecuadamente las señales de la cultura que arropa el proceso político de sociedades antiguas. A pesar de que muchos académicos, y la CIA, lo tuvieran claro, parecería que los orientadores políticos y militares no entendieron las complejidades de la composición étnica afgana, entrelazada con países vecinos, y sobre de todo la índole y las tradiciones milenarias de una cultura que ya tenía fisonomía propia cuando pasó por allí Alejandro Magno.
Otra vez se hizo ostensible que, a diferencia de los británicos y los franceses, que han administrado territorios ajenos en escenarios culturales muy distintos de los propios, los Estados Unidos han tramitado su experiencia imperial por interpuesta persona, llámese juntas militares, dictadores, presidentes abyectos u oligarquías incondicionales. Por eso siguen cometiendo errores como los de la aventura afgana.
En lugar de proveerse de su propio margen de maniobra, el presidente Biden se plegó a lo acordado por Trump, que en su momento resolvió negociar con el talibán, como fuera, a espaldas de sus aliados y del gobierno afgano, con tal de retirar las tropas y quedar bien con sus electores. Negociación que desde el punto de vista talibán resultó ser el punto de quiebre. La victoria anticipada. La rendición del invasor. El cierre de la ordalía. La oportunidad conferida por los cielos. El inicio de una nueva era. El retorno al poder y al deber ser de las cosas, como ellos las conciben.
Si se tratara solamente de la popularidad del presidente norteamericano y del sentimiento de frustración de británicos, franceses, alemanes y demás miembros de la Alianza Atlántica actuando en el centro del Asia, sería lo de menos. El problema es que al espacio ampliado de una confrontación entre el islam radical y occidente entra todo un elenco de nuevos actores, unos más visibles que otros, todos sueltos, comenzando por los enemigos de los talibán al interior de la sociedad afgana, algunos de los cuales se declaran todavía más radicales.
No hay que confundir la toma del palacio presidencial en Kabul con la toma del poder. En muchas partes hay palacios habitados por gente que tiene una cuota de poder reducida, en medio de un reparto complejo y sutil entre muchos factores, unos más visibles que otros. De manera que en Afganistán está por verse quién prevalece en un concurso feroz que va a dejar muchas víctimas, pues nadie parece estar dispuesto a hacer concesiones. Los atentados del aeropuerto son muestra fehaciente de lo que estaría por venir.
Ahora se especula sobre el futuro de Pakistán y la amenaza del radicalismo en su propio patio de potencia nuclear, que tiene extensa frontera y comunidad étnica con los afganos, además de haber jugado un papel relevante en la formación de los talibán. También se lamenta la “derrota” de la India, que había apostado duro en las últimas décadas, con la presencia de sus empresas dedicadas a la construcción de infraestructura. Se piensa que China sacará ventaja de la situación, desde su condición de oferente y promotora de desarrollo. Lo mismo se dice de Rusia, conocedora del territorio. Y los británicos, optimistas, y la Unión Europea, piensan que “hay que hacer algo”, y “ejercer alguna influencia moderadora”, como si no hubieran fallado ya de manera calamitosa, y como si alguien les fuera a creer.
Tal vez lo esencial del problema que hay que afrontar ahora radica en que las calificaciones occidentales de la sociedad afgana se caracterizan por la falta de conocimiento sobre su trayectoria y sus complejidades. Algo que sucede respecto de muchas sociedades, inclusive la nuestra, que resultan descalificadas desde los estándares típicos de epicentros arrogantes, ignorantes e hipócritas, que giran en torno a sus propias vanidades y consideran anómalo a todo el que no coincida con unos ideales que ni siquiera ellos mismos alcanzan cabalmente a cumplir.
En virtud de lo anterior, se reprocha el radicalismo de talibanes y muyahidines, sin advertir que ese radicalismo fue en gran medida elemento esencial de la reacción contra la invasión soviética, ante la cual el islam se convirtió en factor creíble de cohesión para sustentar la lucha guerrillera. Por lo demás, se descalifica la aptitud afgana para una vida democrática a la manera propia de las democracias occidentales, como si ese modelo, con todos sus detalles, fuese fácil de incorporar a una sociedad más antigua que todas aquellas juntas, con sus propias concepciones del poder, cargadas de factores teológicos y religiosos.
La idea del martirio, expresado en la auto inmolación a través de actos terroristas, será siempre difícil de entender e imposible de aceptar para nosotros, pero no tanto para quienes consideran que ese es camino propio de otras formas de ver la vida, la sociedad, el poder y la muerte, bajo poderosas consideraciones que provienen de una fe arraigada en el fondo del alma, que es la que produce combatientes resueltos a todo.
En las diferencias que marcan estos y otros desencuentros entre los ahora salientes invasores de Afganistán y la sociedad destrozada que dejan, fruto no solo de su presencia y su acción sino de su interferencia ignorante y atrevida en lo más profundo de su vida campesina y aldeana, radican elementos que, extendidos a otras sociedades, se convierten en banderas de un desencuentro de civilizaciones que puede amenazar la paz del mundo.
De manera que, cerrado el paréntesis que representó el capítulo de la ocupación de Afganistán a lo largo de dos décadas, y luego de la destrucción, el fracaso y el abandono de esa aventura, por la cual nadie responde, se vuelve a dibujar la amenaza del retorno de una confrontación que no faltará quienes estén dispuestos a reanudar, animados por la derrota momentánea de potencias que no solamente tendrán que defenderse sino que, ya veremos, se ocuparán de inventar nuevas formas de recuperarse del golpe.
Fuentes: El autor y https://www.elespectador.com/o
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Biografía parcial de Benjamín Franklyn (*)
Benjamin Franklin (Boston, 17 de enero de 1706 - Filadelfia, 17 de abril de 1790) fue un político, polímata, científico e inventor estadounidense. Es considerado uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos.
Fue el decimoquinto hijo de un total de diecisiete hermanos (cuatro medios hermanos de padre y el resto hermanos de padre y madre).9 Hijo de Josiah Franklin (1656-1744) y de su segunda esposa Abiah Folger.
Nació en la calle Milk, en Boston, Massachusetts, el 17 de enero de 1706. Fue bautizado en la Old South Meeting House.
A los ocho años entró en la South Grammar School (actualmente conocida como Boston Latin School) y el curso siguiente lo realizó en la George Brownell’s English School para aprender a escribir y aritmética, materias en las que mostró un gran talento. Su padre quiso que hiciese carrera como religioso pero él no tenía vocación de eso. Dejó los estudios a los diez años porque su padre no podía costearlos. Primero trabajó ayudando a su padre durante dos años en la fábrica de velas y jabones de su propiedad.
En 1717 su hermano James regresó de Inglaterra con una prensa y letras para montar una imprenta en Boston. Para evitar que fuese marinero, su padre le envió a trabajar con James como aprendiz. Firmó un contrato de aprendiz hasta los 21 años. En 1721 James fundó el periódico The New-England Courant, el segundo periódico de Norteamérica y el primero independiente, ya que se publicaba sin autorización británica.
Benjamin se encargaba de colocar las letras para la impresión y de vender el periódico puerta a puerta. En 1718 escribió el poema «La tragedia del faro». A su hermano James le gustó el poema y lo imprimió en panfletos, que luego Benjamin vendió. Tras esto, escribió otro poema, «Canto de un marino», sobre el pirata Edward Teach, también conocido como «Barbanegra». A pesar de eso, el propio Franklin no valoraba demasiado sus poemas.
Él quería escribir en el periódico pero creía que su hermano se opondría, por lo que de abril a octubre de 1722 entregó al periódico 14 cartas escritas con el seudónimo de Silence Dogood, que supuestamente era la viuda de un ministro, enemiga del vicio y amiga de la virtud, que aborrecía el gobierno arbitrario y el poder ilimitado.
El «New England Courant» era un periódico liberal que publicaba artículos humorísticos y dibujos animados contra el gobierno colonial. En junio de 1722 publicó artículos satíricos contra el gobierno de Massachussets por su lentitud a la hora de actuar contra los piratas costeros. Esto ofendió a la Asamblea del lugar y James fue encarcelado por dos semanas por desacato, ya que no reveló al autor. Mientras James estaba en la cárcel, Benjamin dirigió el negocio. Cuando sacaron a James de la cárcel le prohibieron seguir imprimiendo el periódico, por lo que aparecía como publicado por Benjamin Franklin.
Franklin ganó el título de «El Primer Americano» («The First American») por su temprana e infatigable campaña por la unidad colonial, inicialmente como autor y portavoz en Londres para varias colonias. Como el primer embajador de los Estados Unidos en Francia, ejemplificó a la naciente nación americana.
Franklin fue fundamental en la definición del ethos americano como un matrimonio de los valores prácticos de ahorro, trabajo duro, educación, espíritu comunitario, instituciones autogobernadas y oposición al autoritarismo político y religioso, con los valores científicos y tolerantes de la Ilustración. En palabras del historiador Henry Steele Commager, «En un Franklin se podían fusionar las virtudes del puritanismo sin sus defectos, la iluminación de la Ilustración sin su calor» Para Walter Isaacson, esto hace de Franklin «El más consumado americano de su edad y el más influyente en inventar el tipo de sociedad en la que Estados Unidos se convertiría».
Franklin se convirtió en un exitoso editor de periódicos e impresor en Filadelfia, la ciudad líder en las colonias, publicando la «Gaceta de Pensilvania» («Pennsylvania Gazette») a la edad de 23 años.
Se hizo rico publicando este periódico y también el «Almanaque del pobre Richard», del que él era autor bajo el seudónimo de Richard Saunders. Después de 1767, fue asociado con el «Pennsylvania Chronicle», un periódico que era conocido por sus sentimientos revolucionarios y críticas hacia la política británica.
Como científico, fue una figura importante en la Ilustración estadounidense y la historia de la física por sus descubrimientos y teorías sobre la electricidad. Como inventor, es conocido por el pararrayos, las lentes bifocales, la armónica de cristal y la estufa Franklin, entre otros inventos.
Fundó muchas organizaciones cívicas, incluyendo la Compañía de la Biblioteca de Filadelfia, el primer departamento de bomberos de Filadelfia y fue pionero y el primer presidente de la Academia y Colegio de Filadelfia, que abrió sus puertas en 1751 y más tarde se convirtió en la Universidad de Pensilvania.
Organizó y fue el primer secretario de la Sociedad Filosófica Americana y fue elegido presidente en 1769.
Franklin se convirtió en un héroe nacional en América como agente de varias colonias cuando encabezó un esfuerzo en Londres para que el Parlamento de Gran Bretaña derogara la impopular ley del timbre.
Un diplomático consumado, fue admirado extensamente entre los franceses como ministro en París y era una figura importante en el desarrollo de relaciones positivas franco-americanas. Sus esfuerzos resultaron vitales para la Revolución Americana al asegurar los envíos de municiones cruciales desde Francia.
Fue promovido a director general de correos para las colonias británicas en 1753, habiendo sido maestro de postas de Filadelfia durante muchos años, y esto le permitió establecer la primera red nacional de comunicaciones.
Durante la Revolución, se convirtió en el primer general de correos de los Estados Unidos. Él era activo en asuntos de la comunidad, de política colonial y del estado, así como asuntos nacionales e internacionales.
De 1785 a 1788, sirvió como gobernador de Pensilvania. Al principio poseía y trataba con esclavos, pero a partir de la década de 1750, se opuso a la esclavitud desde una perspectiva económica y se convirtió en uno de los abolicionistas más destacados.
Su vida colorida y legado de logros científicos y políticos, y su estatus como uno de los Padres Fundadores más influyentes de América han visto a Franklin honrado más de dos siglos después de su muerte en acuñación y el billete de $ 100, buques de guerra y los nombres de muchas ciudades, instituciones educativas y corporaciones, así como innumerables referencias culturales.
(*) Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Benjamin_Franklin
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"El siglo XXI será de espirtualidad o no será" ALBERT EINSTEIN
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¡ GRACIAS POR LEER PGV PARA LA VIDA, Y POR COMPARTIR !
Excelente, importante y singular edition. Felicitaciones y muchas gracias.
ResponderBorrarMuchas gracias, apreciado Carlos Y. por tu valioso comentario enviado desde EEUU.
BorrarCon muchas ayudas “seguiremos haciendo camino”.
Con todo aprecio. hac
Articulo relacionado a la fractura de las rocas para extraer petroleo,nos hace entender que es perjudicial para el medio ambiente y al cambio climatico. El articulo del dr barajas nos da a entender que el pueblo taliban ofrece su propia democracia distinta a las nuestras occidentales y dificil de derrotarlos por la fuerza.saludos hugo .
ResponderBorrarMuchas gracias por leer esta página y por sus valiosos comentarios. Saludo cordial. (hac)
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