PGV -Edición 297 - miércoles 15, septiembre, 2021- publicación pensando en Ud. - PGV
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4 minutos de lectura
Este ensayo permite
conocer los beneficios de la alegría en la vida de la persona; ya que todos en
algún momento de la vida la han experimentado en mayor o menor intensidad;
muchas personas afirman que una persona alegre es una persona feliz.
Introducción:
Muchos autores
tales como Phil Bosmans, Félix H. Cortez, Pablo Claverie, la real academia
española, hacen mención de la alegría, y ambos concuerdan que la alegría es un
sentimiento agradable, virtud que puede ser desarrollada por
cualquier persona que así lo desee y esta brinda grandes beneficios para la
salud, tanto físicos como mentales, además de dar al ser humano una
apariencia más hermosa tanto interna como externa. Mencionan también que la
felicidad no está basada en cosas, esta se basa en la alegría de la propia
persona.
“El corazón alegre
constituye buen remedio; más el espíritu triste seca los huesos”. – Proverbios
17:22
Concepto principal
La alegría es algo
gratuito, un aprendizaje, es consecuencia de vivir los valores y de hacer el bien,
la alegría viene dada por el bien en uno mismo y en los demás, por lo tanto no
es algo material ni depende del placer, ni de la riqueza, fama ,estatus, etc.
(1).
Alegría. Reacción
emocional caracterizada por un tono vivencial agradable y relacionada con
sucesos vividos en un presente inmediato. (2)
Alegría f. Grato y
vivo movimiento del ánimo, ya por algún motivo fausto o halagüeño, ya, a veces
sin causa determinada y el cual, por lo común, se manifiesta con signos
exteriores. (3).
Alegría
f. Sentimiento de placer originada por una satisfacción. (4).
Concepto
secundario
Felicidad.
f. Satisfacción del ánimo por poseer un bien. (5)
Argumentación:
Desde
mi punto de vista, ser alegre o no serlo, depende de cada persona, del deseo de
cultivarla, todo está en la actitud que tengamos hacia la vida.
Phil
Bosmans menciona cuando puedes alegrarte de una flor, de una sonrisa, del juego
de un niño, entonces eres más rico y más feliz que un millonario que tiene todo
lo que pueda soñar. La posesión no enriquece, la alegría sí. (6)
Creo
que las cosas materiales no son lo que verdaderamente importan en la vida,
Podremos tener mucho dinero, pero si no tenemos motivos para alegrarnos,
entonces no tendremos felicidad; debemos darle un sentido alegre a la vida
y disfrutar de cada acontecimiento que se nos presente.
En
el libro del Tesoro escondido, refiere que la disposición alegre y el buen
humor es un factor que puede contribuir grandemente a la felicidad, es sabido
que la alegría y la risa contribuyen a la liberación de endorfinas que son
sustancias que se encuentra en nuestro organismo y actúan sobre los receptores
que causan analgesia. Los estudios demuestran que las endorfinas son capaces
de inhibir las fibras nerviosas que transmiten el dolor. (7) Así mismo
Phil Bosmans afirma que reírse libera, el humor relaja. (8)
Creo
que en momentos de dificultades, de dolores, un corazón alegre puede ayudarnos
a superar con más prontitud, y hacer menos dolorosa cualquier situación
estresante en nuestra diario vivir. La risa y el humor nos distraen de los
problemas y cuando nos apoderamos de ellos, podemos ver los mismos problemas pero
en un sentido diferente, hasta el grado de poder reírnos de nuestras propias
desgracias y aun así poder mantener la felicidad en momentos de dificultades.
La
mente tiene sobre el cuerpo un tremendo poder que la ciencia misma no puede
explicarlo. Los pensamientos y las emociones que permitimos que se apoderen de
nuestra mente ejercen una fuerte influencia sobre la salud. (9)
Los
pensamientos negativos que tiene una persona con respecto a su salud física,
podrían ser el origen del desarrollo de su propia enfermedad; por el contrario
si eres una persona alegre, tus pensamientos son positivos, no solo tendrás una
vida más feliz, sino también más sana.
Elena
G de White dijo “cada órgano del cuerpo fue hecho para servir a la mente”
(10),
así ella afirma que el cuerpo y la mente están hechos para trabajar
conjuntamente.
La
verdadera alegría se basa en nuestra actitud. Nadie es responsable de hacerte
feliz, estar alegre comprende completamente de ti, decide ser feliz sin
importar las circunstancias y tu rostro resplandecerá. (11) Reírse es la mejor
cosmética para el exterior y la mejor medicina para el interior. (12)
La
alegría, debe estar incluido dentro de nuestro kit de belleza, como
una crema limpiadora, aplicable en distintos momentos del día, para darnos una
apariencia más hermosa, más pura, no solo la apariencia exterior, incluye
también la interior; no es una belleza temporal, es una de muy
larga duración que nos acompaña hasta la última etapa de la vida.
Conclusión:
La
persona más feliz del mundo es aquella que reconoce los méritos ajenos, y se alegra
de ellos como si fueran propios. La exultante y alegre felicidad nace de la
bondad del corazón. (13). Phil Bosmans menciona “¿qué es un día perdido?
Un día en que que no te has reído” (14).
Estimado
lector le invito a que no pierda más el tiempo y se dedique a realizar
todas esas cosas que lo alegren y hagan feliz, comience a sonreírle
a la vida y comparta su alegría con otras personas.
Fuentes
de consulta:
1.-Rosa
Gonzales y Esther Diez. (1999). Educación en Valores. Madrid. Editorial Escuela
Española.
2.-
OCEANO UNO COLOR. (2001). DICCIONARIO ENCICLOPEDICO. Barcelona (España).
EDICION DEL MILENIO. OCEANO GRUPO EDITORIAL.
3.-
DICCIONARIO ACADEMIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA (2008). México.
FERNANDEZ
editores.
4.-
Diccionario educativo juvenil. (2004). México. Cuarta edición. LAROUSSE.
5.-Diccionario
Academia Actual Básico (2014). México. Tercera edición. FERNÁNDEZ editores.
6.-
Bosmans, P. (1896). VITAMINAS PARA TU CORAZÓN. ESPAÑA. Ediciones 29.
7.-
Claverie, P (2014). EL TESORO ESCONDIDO. Un encuentro con Dios en tu juventud.
México.
D.F. Asociación Casa Editora Sudamericana.
Fuente: https://www.gestiopolis.com/la-alegria-fuente-felicidad-ensayo/
Parece que los radicales sólo pudieran gobernar con furia. Como si entendieran su oficio de la manera más elemental, y con frecuencia brutal, reducido a la impartición de órdenes. Como si gobernar fuera solamente mandar. Como si esa fuese fórmula única e infalible para conseguir sus propósitos, que desde su óptica se concretan en la obediencia de los demás. De manera que siempre buscan imponer su voluntad. Sin oposición. Sin alternativas. Como si fueran dueños exclusivos del buen criterio y de la verdad. Como si solo a ellos les correspondiera interpretar la historia del pasado y sentar las bases de la del futuro. Y punto.
Treinta años después de la caída del Muro de Berlín, si viviera Charles Chaplin tendría otra vez motivos para disfrazarse de dictador, y encaramado en un escritorio, darle vueltas a un globo terráqueo de caucho inflado y sostenido en la punta de un dedo, y hacer todas esas monerías geniales y profundas que se le ocurrieron, ahora para denunciar el autoritarismo que, al avanzar el siglo XXI, se abre otra vez paso, poco a poco, como lo hizo a la misma altura del siglo anterior.
Ahí están los talibán, instalados en el poder en Kabul, endulzando el oído de los políticos y los medios de los fugitivos occidentales “campeones de la democracia” con un discurso que no se escucha ni se tiene en cuenta en las provincias; en ese país profundo donde en una semana retrocedieron más de veinte años y no se respeta ni a las mujeres ni a los que no hagan profesión de fe y muestren sometimiento absoluto a las obstinaciones del nuevo régimen.
Ahí está el presidente brasileño sacando gente a la calle a que lo defienda ante la inconformidad de ciertos sectores, y amenazando con profundizar el retroceso de la historia de su país, después de hacer de la pandemia un manejo burlón, desconocedor, arrogante y carente de consideración con las víctimas, que terminaron puestas por debajo de las consideraciones económicas.
Ahí están monarcas a la antigua, que todavía quedan, aferrados al poder y haciendo gala de todo lo que han podido hacer quienes ocuparon su lugar a lo largo de los últimos siglos. Con socios occidentales capaces de ir a bailar “danzas de espadas” bajo el efecto de un embrujo tiránico que no deja de tener adeptos, o por lo menos admiradores, en el que se ha considerado hasta ahora mundo democrático. Como en Arabia Saudita.
Ahí están dictadores en la cola y a la cabeza de dinastías deificadas que lavan el cerebro de la gente con la idea de que sólo los miembros de una familia tienen como destino señalar el destino de todo un pueblo. Como en Corea del Norte. Otros que a nombre de la dignidad permiten que su pueblo viva en condiciones indignas, mientras sostienen la consigna de echarles la culpa a otros. Como en Cuba o Venezuela. Y no falta quien imparta la orden de que a todo criminal, o sospechoso, se le debe ejecutar en el acto. Como en Filipinas. Ni quien se haga elegir indefinidamente, echando a la cárcel al que se le atraviese, o desviando aviones para capturar opositores o disidentes. Como en Nicaragua o Bielorrusia.
Tampoco faltan pequeños comediantes, aprendices del arte de gobernar, que a través de “diplomáticos” improvisados no tienen pudor para mermarles gracia, alma, ánimo, respeto y prestigio a unos escritores al clasificarlos como neutros, esto es insípidos, y mostrarlos como objetos intrascendentes en una feria del libro, mientras a otros los tratan de ocultar, para que no vayan a hablar mal del gobierno en un escenario donde a unos y otros ya los conocen y los respetan suficientemente por su propios méritos. Como en Colombia.
En medio de una nueva oleada de tendencias autoritarias de diferente intensidad, que afecta a varias decenas de países en todos los continentes, para no hablar de los partidos de esa tendencia que no han conseguido el poder, se hace más urgente avanzar en la lucha por la democracia, en una acepción que evite los abusos de definiciones peregrinas de las que echan mano en muchas partes para denominar democracia cualquier cosa.
La tarea de defensa de la democracia, centrada en aquellos principios y valores que emanaron de la Revolución Francesa, fortalecidos en particular por una concepción ampliada de los derechos humanos, tiene por fortuna protagonistas en muchas partes. Todos ellos han de saber que la búsqueda de sociedades democráticas se tiene que abrir paso en medio de los vaivenes de un mundo que avanza sin cesar de manera desordenada y confusa, como corresponde a épocas de nuevas definiciones.
El péndulo de la voluntad política de los pueblos, allí donde existió una tradición de trayectorias más o menos predecibles entre derecha e izquierda, ya no oscila entre esos dos puntos de atracción, como pudo suceder en la segunda mitad del siglo XX, sino que se mueve de un lado para otro en medio de una explicable incertidumbre. Razón por la cual el acierto en la búsqueda del camino a seguir, en cada sociedad conforme a sus particularidades, es al tiempo un reto y una obligación que se debe asumir cuanto antes.
En esa búsqueda será necesario estar en estado de alerta para no caer en la trampa del populismo, hábil por naturaleza en buscar los atajos que conducirían al autoritarismo, de pronto por la vía electoral, que es el blindaje tras el cual se han logrado parapetar en el poder unos cuántos jefecitos con médula de autócratas.
De manera que si bien es urgente reforzar la participación popular en la vida política, en busca de avances democráticos, dicha participación, fortalecida, se ha de centrar en los elementos esenciales de una propuesta de sociedad abierta, libre, propositiva, optimista, creativa, respetuosa de la existencia de puntos de vista alternativos y de una vez sabedora de la necesidad de una sana oposición política.
Ante la impotencia frente a la necesidad de que se aceleren los procesos históricos de esos países que ahora figuran en la lista de los regímenes autoritarios, hasta que se vean rayos de aurora en medio de la angustia por noches ya muy largas, allí en donde todavía se puede hay que insistir en el avance de la democracia, aprovechando todas las oportunidades posibles. Pero hay que hacerlo con unos puntos fundamentales en claro, y con la atención abierta para no caer en manos de redentores, sabelotodo, acomodadores de verdades, ilusionistas de una ilustración que no tienen, pero sobre todo furiosos autoritarios encubiertos, que cuando llegan al poder desatan tragedias.
Generación Y:
¿los jóvenes de hoy son mejores que los de antes?
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A pesar de todas las
críticas que se puedan verter contra la generación Y o los millennials (como su
materialismo y su narcisismo), lo cierto es que hay todo un corpus de
investigación que sugiere que esta nueva generación es más cooperadora,
empática y más flexible con las opiniones ajenas.
Sergio Parra
4 minutos de lectura
El término generación
Y o millennial se
utilizó por primera vez en un editorial de agosto de 1993 de la revista
estadounidense Advertising Age con
el propósito de describir a los adolescentes de aquella época, a quienes
definieron como diferentes a los de la generación X,
la inmediatamente anterior.
Si bien es cierto es que no hay grandes
diferencias entre estas dos generaciones, sí que hay unas pocas reseñables que,
a pesar de mitos como que "los jóvenes de hoy son peores que los de
antes" o "se están perdiendo los valores", dejan en mejor lugar
a la generación Y.
Prejuicios y empatía
Los miembros de la generación Y parecen
tener menos prejuicios y son más enérgicos a la hora de defender los derechos
legales y sociales de poblaciones anteriormente marginadas, como las mujeres,
los gais o las personas de color. No en vano, por ejemplo, desde 2010 a 2016, ocho países han eliminado la homosexualidad de
sus códigos penales. También tienden a ser menos xenófobos: el 73 %
apoya una política liberal de inmigración en comparación con el 39 a 57 % del
resto de la población.
Sin embargo, su empatía,
es decir, su capacidad de ponerse en la piel del otro, aún es controvertida. Hay estudios que sugieren que ha disminuido y
otros´, que ha aumentado.
En el primer bando encontramos uno de los mayores
estudios al respecto, un metaanálisis que combinó los resultados
de 72 estudios de universitarios estadounidenses durante treinta años, desde
1979 a 2009, abarcando un total de
14 000 personas. El estudio, realizado por el Intitute Research de la
Universidad de Michigan, sugería que los universitarios de hoy mostraban un 40
% menos de empatía que sus homólogos de veinte o treinta años atrás.
Otros análisis, sin embargo, sugieren
que la generación Y tiende a sentir más empatía hacia otros miembros de su
grupo y ponerse más en su lugar, a diferencia de la generación X. Lo que
también explicaría que cada vez seamos menos violentos y el número de homicidios se esté reduciendo en
casi todos los países del mundo.
Tal y como señala el profesor de Historia Yuval Noah Harari en el libro Homo Deus: "Mientras que en las
sociedades agrícolas antiguas la violencia humana causaba alrededor del 15 % de
todas las muertes, durante el siglo XX la violencia causó solo el 5 %, y en el
inicio del siglo XXI está siendo responsable del alrededor del 1 % de la
mortalidad global".
Materialismo
Tampoco parece que la generación Y sea más
materialista. Prefiere una vida que
tenga sentido al éxito material, sobre todo si su trabajo sirve para
ayudar a otras personas, como sugirió una encuesta realizada a 9 000
estudiantes de secundarias con éxito en los estudios por la National Society of
High School Scholars. En la encuesta se mostraba una lista de puestos de
trabajo para que los alumnos escogieran sus preferidos. Tras mostrarse más de
200 empresas, 14 de las 25 opciones preferidas estaban relacionadas con la
asistencia médica, el trabajo en hospitales y el trabajo en la administración.
Por esa razón, tampoco es extraño que apoyen
más la protección del medio ambiente que
generaciones anteriores, y que antes se contaminara más, porcentualmente
hablando, que ahora.
Inteligencia
Cada vez más parece que diversas áreas de nuestra inteligencia se están agudizando.
Como explica Steven
Johson en su libro Cultura
basura, cerebros privilegiados, este aumento de la inteligencia parece
estar asociada a una dieta mediática más rica, es decir, a un entorno más
complejo y exigente a nivel cognitivo: "Los resultados de los exámenes de
selectividad han fluctuado de manera errática a lo largo de las últimas
décadas. Pero si te fijas exclusivamente en la resolución de problemas no
mediatizados por el currículum escolar y en la capacidad para reconocer
patrones, la tendencia vuelve a hacerse visible."
Así pues, la generación Y tiene también sus
problemas, como los han tenido todas las generaciones. Sin embargo, dados los
resultados de diversos estudios, incluso atendiendo a sus contradicciones, resulta de todo punto inexacto y pesimista
afirmar que los jóvenes de antes eran mejores que los de ahora.
Fuente: https://www.muyinteresante.es/cultura/articulo/generacion-y-los-jovenes-de-hoy-son-mejores-que-los-de-antes-601583318065
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"El siglo XXI será de espirtualidad o no será" ALBERT EINSTEIN
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