PGV - Edición del miércoles, mayo 5 de 2021- "HAY QUE DEJAR ATRÁS LOS ANACRONISMOS" - y otros temas de interés global

 

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PGV para leer hoy

- Hay que dejar atrás los anacronismos

- Del gran Víctor Hugo "sobre la vejez"

- Una estrategia fiscal post COVID -19 para América Latina y el Caribe

- "Deja de desperdiciar tu energía juzgando, polarizando, atacando"

- Disfruta la vida - Cómo vivir sin enfermedades

- "La lectura estimula nuestra mente e imaginación, y nos hace viajar a otros lugares"

Muere Napoleón Bonaparte - Efemérides: ¿qué pasó el 05 de mayo? 

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Hay que dejar atrás los anacronismos



Por Eduardo Barajas Sandoval (*)
eduardo.barajas@urosario.edu.co

Frente a situaciones y exigencias del Siglo XXI hay gobernantes que obran como si viviéramos varios siglos atrás. Como si gobernar consistiera todavía en sentarse o parapetarse en oficinas distantes a dar órdenes, con la esperanza de que los demás acaten, porque sí. Sin cuestionamientos. Visión primitiva del ejercicio del mando que por inútil conduce a su caducidad.

En Francia dicen que puede haber presidentes Júpiter, que lanzan rayos en forma de decretos e imparten instrucciones desde una altura olímpica, y que hay presidentes Mercurio, con alitas en los pies, que vuelan de problema en problema, apareciendo en las pantallas lo más que pueden, con el ánimo de responder y satisfacer a todo el mundo. También los hay que tratan de dar el salto de uno a otro modelo, pero siempre quedan mal, pues un Júpiter descendido de los cielos para jugar a lo que no es, suscita sospechas de hipocresía, y un Mercurio que de pronto se pone duro todo lo que consigue es hacer reír.

Circunstancias excepcionales, con efectos devastadores, como una guerra, una invasión o una catástrofe natural, suelen elevar al máximo los requerimientos a los gobernantes. Al mismo tiempo, claro está, elevan las exigencias a los diferentes sectores de la sociedad. Entonces se espera que, sin excepción, los protagonistas de la vida nacional busquen ponerse de acuerdo sobre la forma de salir de problemas que tienen mil caras y exigen la acción de los más diversos actores. Problemas que desbordan la simple acción de una administración que, en regímenes democráticos, siempre será pasajera. 

La irrupción del coronavirus tomó a la mayoría de los gobiernos y de los pueblos por sorpresa, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud había advertido sobre su ocurrencia, dentro de los 13 desafíos de salud de la década, cuando dijo que “Una pandemia de un nuevo virus altamente infeccioso en el aire, muy probablemente una cepa de gripe, a la que la mayoría de las personas carece de inmunidad, es inevitable”, y agregaba que “No se trata de si otra pandemia atacará, sino cuándo y cuánto atacará, ya que se extenderá rápidamente y potencialmente amenazará a millones de vidas”.

Aunque se trataba de una tragedia advertida, la atención de la pandemia obligó a los gobiernos a abandonar sus programas originales, sus políticas, su tradición de intervenir con más o menos fuerza en la economía o en la actividad ciudadana y su vocación de suplir o no necesidades primarias de la sociedad. Prácticamente todos tuvieron que inventar y echar a andar fórmulas que no habían previsto. Los nacionales, los regionales y los locales. Todos los cronómetros a cero, y en muchos casos los presupuestos también. Nadie estaba preparado. De ahí la feria mundial de la improvisación.

Las medidas tomadas produjeron diferentes efectos ante el ataque inclemente de un enemigo común. Un extranjero total. Un “alien” que puso a prueba no solamente la resistencia, sino la conciencia, la solidaridad y la disciplina de cada sociedad. Frente a ello, mientras las más disciplinadas, las que han soportado invasiones, guerras y catástrofes mayores, han podido mal que bien enfrentar solidariamente a un enemigo que se combate de manera peculiar. Otras, acostumbradas a obedecer pero no cumplir, apenas han ahondado el abismo que las separa de una solución. Con lo cual se ha puesto en evidencia que, así como hay gobiernos anacrónicos, existen también sociedades anacrónicas que suelen esperar, del gobierno que sea, soluciones que no está en capacidad de proveer exitosamente sin la colaboración ciudadana.

Nadie parece estar satisfecho. Ni los gobiernos, aún los más prestigiosos, que no pudieron seguir con sus proyectos originales, ni los ciudadanos, que han tenido que abandonar su modus vivendi cotidiano, para inventar no solamente nuevas formas de actuar, dentro de tremendas limitaciones, sino en muchos casos nuevas formas de sobrevivir. Con el consecuente impacto en sus proyectos, sus ilusiones y sus sueños. Todo animado por el festín de los medios, tradicionales o nuevos. Los primeros en algunos casos con la manía desbordada de calificar las noticias antes de darlas, como si el criterio de los ciudadanos fuera tan precario para pensar por su cuenta. Los segundos con su explosión de verdades, chistes, curiosidades, pseudociencia, miedo y basura.

Desde un principio era bien sabido que el reto de afrontar el asalto de la pandemia estaría seguido, tarde o temprano, del esfuerzo de la reconstrucción. Tarea difícil, orientada a recomponer un complejo tejido de bienes, servicios, beneficios, confianza, bienestar y estado de ánimo, como en ocasiones ha sido necesario después de todo ataque devastador, guerra u ocupación extranjera. Prueba inédita en muchos países para los gobiernos y para la sociedad. Y es aquí donde en algunos casos sorprende ver cómo concurren, y chocan, el vértigo del ejercicio del poder y el vértigo del desacato. Todos tratando de cerrar un paréntesis que jamás se abrió, al que han debido convocar los gobiernos para acordar la forma de afrontar el paso del túnel. Paréntesis que terminaron decretando los hechos y que ahora hay que cerrar bajo la inclemencia de funcionarios que obran como si estuvieran gobernando un país imaginario, y de ciudadanos que esperan decisiones de un gobierno ideal. 

Ni Júpiter, ni Mercurio, ni los dos, pueden salir de todo esto a punta del ejercicio anacrónico del poder. No se pueden olvidar de las opiniones, los intereses y las capacidades reales de todos los demás. No pueden seguir como si estuvieran solos, dando órdenes y aplicando con omnipotencia fórmulas sin tener en cuenta los sacrificios sociales ni la inequidad que conllevan las acciones quirúrgicas y frías de quienes solamente sirven para hace ajustes en el papel. Como si todos los demás tuvieran simplemente la obligación política y moral de obedecer. Tampoco, claro está, se puede salir de todo esto con un ejercicio retrógrado de la ciudadanía, que caiga en la contradicción de esperarlo todo de gobiernos a los que por otra parte ni entiende ni quiere entender.

Uno de los avances más importantes de la democracia, más allá del de convocar a los ciudadanos para que voten, y darles razones válidas para convencerlos, es el de mantener un diálogo con todos los sectores representativos de la sociedad, comenzando con la oposición. Diálogo que, bajo las circunstancias de un asalto a la integridad nacional y a los hogares de todos los habitantes de un país, resulta obligatorio. Así como resulta arcaico, ineficiente, antidemocrático y hasta ridículo, pretender actuar como si no hubiera pasado nada. Como si bastara con seguir gobernando, sin tener la sensibilidad de auscultar los sentimientos ciudadanos para configurar, por difícil que sea intentarlo, y aún más conseguirlo, un gran acuerdo nacional.

Los estadistas, aunque de pronto no los administradores que llegan al ejercicio del mando para aprender, entienden con sencillez que, en el esfuerzo por salir de una crisis que lo ha afectado todo, es premisa fundamental el contacto en busca de consensos, sobre la base de la discusión de puntos de vista diferentes, que se han de expresar con respeto, responsabilidad, visión de futuro y el mayor interés en hallar soluciones practicables que deben implicar esfuerzos proporcionales a la capacidad de cada quién. No intentar siquiera ese consenso, para que de allí salga un pacto nacional, acorde con las necesidades del respectivo país, es una equivocación histórica, un mal ejemplo y un camino equivocado. Particularmente para quienes predican por ahí que “es preciso ubicarse a tiempo del lado correcto de la historia”.
 
EL ESPECTADOR 4  de  mayo  de  2021

(*) Exembajador de Colombia. Director y moderador del Observatorio de actualidad Internacional de la U. del Rosario. Exrector Universitario UPTC. Decano y docente titular en U. del Rosario. Analista y escritor sobre temas de gobernanza y de geopolítica global.

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DEL GRAN VÍCTOR HUGO, SOBRE LA VEJEZ (*)

¿Te estás poniendo viejo?

Y el autor responde:
– No, no me estoy volviendo viejo, quizá me estoy volviendo sabio; y te voy a decir por qué. Ya he dejado de ser lo que a otros les agradaba que yo hiciera, para convertirme en lo que a mí me gusta ser, he dejado de buscar la aceptación de la gente para aceptarme a mi mismo, he dejado atrás esos espejos mentirosos que me engañaron sin piedad.

No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo asertivo, selectivo de lugares y personas, costumbres e ideologías. Ya dejé ir apegos, lastres y dolores innecesarios, ya dejé ir personas tóxicas y almas que me dañaron, y quiero que sepas que no es por amargura, es por salud. Ya dejé las noches de fiesta por insomnios de aprendizaje, dejé de vivir historias que nunca me llevaron a ningún lado y que solo los viví en mi mente, ya no las vivo, ahora las escribo, ya logré hacer a un lado a los estereotipos que tanto me marcaron, porque eran impuestos, como llegué a dañar a gente precisamente por estereotiparla, ya dejé también de usar maquillaje y pinturas para el pelo, solo ocultaba mis heridas, esas las dejo ahí, por algo las tengo, ahora llevo un libro que embellece mi mente.

Cambié las farras y la ingesta desmedida de vino y alcohol por tazas de café o té, ya me olvidé de idealizar la vida, ahora la estoy viviendo. No, te repito que no estoy envejeciendo, ahora llevo en mi alma esa lozanía que debí haber usado antes, y en mi corazón llevo también esa inocencia de quien a diario descubre algo nuevo. Llevo en mis manos la ternura de un capullo que al abrirlas expandirá sus alas, con objeto de ayudar y sanar a más gente, e iré a sitios inalcanzables, dejé la frivolidad de lo material para llevar una vida más espiritual.

Llevo en mi rostro la sonrisa que se escapa traviesa al observar la simplicidad de la naturaleza, llevo en mis oídos el trinar dulce y bello de las aves al oírlas al despertar y esto alegrará mi andar.

No, no me estoy volviendo viejo, me estoy volviendo selectivo, apostando mi tiempo a lo intangible, redescubriendo el cuento o el libro que alguna vez leí o me lo contaron, re entendiendo lo que quizá no quise entender redescubriendo nuevos mundos, y rescatando aquellos libros que a medias páginas yo había olvidado.

Me estoy volviendo prudente, dejando a un lado esos arrebatos que nada enseñan, pero cómo dañan, estoy aprendiendo a hablar de cosas trascendentes, estoy aprendiendo a cultivar conocimientos, estoy sembrando ideales y terminando de forjar mi destino.

No, no me estoy volviendo viejo al dormirme temprano los sábados, es que también el domingo hay que despertar temprano y disfrutar del café sin prisa y leer en calma un poemario. No, no es vejez por lo que camino tan lento, es para observar la torpeza de los que aprisa andan y tropiezan con el descontento. No es por vejez por lo que a veces se guarda silencio, es simplemente porque no a toda palabra hay que hacerle eco.

Te repito, no, no estoy viejo, estoy comenzando a vivir lo que realmente me interesa.

(*)Victor Hugo fue un novelista, poeta y dramaturgo del Romanticismo francés, así como un intelectual comprometido con la política del siglo XIX de Francia. Entres sus obras sobresalen, Los Miserables, Cromwell y Nuestra Señora de París.

PD: Texto recomendado a PGV por el Ingeniero Bernardo Muñoz Plata (desde Bucaramanga).


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Una estrategia fiscal post COVID-19 para América Latina y el Caribe


América Latina y el Caribe (ALC) ya no crecía, incluso antes de la crisis provocada por el COVID-19. Para colmo de males, el PIB cayó 7,4% en 2020, y las finanzas públicas de la región se vieron muy afectadas. Tras una disminución del 25% en la recaudación fiscal (y una recuperación parcial), y tras un aumento en el gasto público de cerca del 3,5% del PIB dedicado a políticas de salud y preservación para sacar a flote a hogares, trabajos y empresas, el déficit fiscal promedio aumentó cerca del 9% del PIB en 2020, muy por encima de los niveles anteriores a la crisis del 3%.  Proyecciones del BID sugieren que la deuda promedio podría ascender a casi el 80% del PIB a finales de 2022, un incremento aterrador en comparación con su promedio anterior a la crisis de 58%.  

La sostenibilidad fiscal está claramente en juego y se necesita con urgencia una reforma fiscal que incluya cambios significativos en las políticas tributarias y de gasto público. Estas son esenciales para revertir el deterioro fiscal, promover el crecimiento, mejorar la equidad y prevenir la próxima crisis fiscal. ¿Cómo emprenderá la región estas reformas? ¿Cuál es la probabilidad de que este grave deterioro se revierta? ¿Y cuáles son las herramientas adecuadas para lograr dicho objetivo? 

A medida que se recupera la actividad, es probable que se recupere también la recaudación fiscal.  Sin embargo, los gobiernos no necesariamente volverán a los niveles de gasto anteriores. A modo de comparación, se puede pensar en el comportamiento del gasto público en la región en respuesta a la Gran Recesión de 2008-2009 y los años posteriores. Políticas supuestamente anticíclicas terminaron con grandes aumentos en el gasto público, entre los que se encuentran, principalmente, los salarios y las transferencias, que resultaron bastante difíciles o incluso imposibles de revertir.  De hecho, esos dos componentes representaron en promedio casi dos tercios de la expansión, y fueron el germen de los desequilibrios fiscales que persisten hoy.  

Los países no han aumentado los salarios durante la pandemia. Pero han hecho transferencias masivas y muy necesarias -y, en teoría, temporarias- a hogares y empresas. Aunque el gasto podría volver a los niveles anteriores a la crisis, eso es poco probable. En primer lugar, la experiencia de la Gran Recesión da muestra de la dificultad de revertir el aumento del gasto público. En segundo lugar, no está claro si los gobiernos van a poner fin a las transferencias temporarias a los hogares. Incluso en caso de eliminarse las transferencias por COVID-19, como se pretende, la región enfrentará un aumento de la pobreza y a un mayor número de puestos de trabajo perdidos tras la pandemia. Esto significa que es probable que en el futuro cercano las transferencias estructurales aumenten en relación con los niveles anteriores a la crisis, lo que podría borrar el efecto de los recortes en las transferencias temporarias. En tercer lugar, en muchos casos los salarios del sector público han perdido poder adquisitivo, y habrá presión por parte de los sindicatos para aumentar los salarios una vez que la pandemia haya terminado.    

Con demandas sociales cada vez mayores, aumentos en los niveles de deuda y dificultades para revertir los aumentos recientes en el gasto público, los gobiernos deben implementar políticas que produzcan un mayor crecimiento a medida que la crisis sanitaria vaya desapareciendo.  Un reciente informe del BID hace énfasis no solo en la necesidad de trabajar en medidas de preservación económica y sanitaria, sino también de poner en marcha reformas que conduzcan a un crecimiento mayor y más inclusivo, cuyos efectos se verán una vez superada la crisis sanitaria. De lo contrario, los fuertes problemas de sostenibilidad fiscal pueden, si no se atienden, provocar incumplimiento en los pagos y la posibilidad de otra década perdida. 

Una estrategia de gasto 

La primera línea de defensa debe deshacer al máximo el aumento de gastos por COVID-19. También es esencial la reasignación del gasto público, política que ha sido subutilizada en la región. Lamentablemente, los gobiernos carecen de organismos que puedan evaluar la eficiencia del gasto público para reasignar, al menos parcialmente, los recursos a sectores con mayor rentabilidad social. Es imperativo repensar la asignación del gasto público. Para empezar, los países con cierto espacio fiscal tendrán que pasar masivamente de utilizar recursos para políticas de preservación durante la pandemia a gastar en favor del crecimiento después de ésta. Especialmente para aquellos países en los que la sostenibilidad fiscal esté claramente en juego, deberá crearse espacio fiscal para gastos que favorezcan el crecimiento a partir de ahorros en el gasto técnicamente ineficiente.   

Evaluar la rentabilidad de los distintos tipos de gasto público para garantizar una asignación eficiente puede tomar tiempo, pero una buena forma de empezar consiste en identificar las ineficiencias técnicas que dejan margen para gastos que favorecen el crecimiento. Un reciente informe del BID identifica tres áreas que merecen ser exploradas: 1) malgasto en la adquisición pública de bienes y servicios 2) salarios excesivos a los trabajadores del sector público en relación con los del sector privado, y 3) filtraciones en las transferencias sociales.  Las ineficiencias en estos tres ámbitos ascienden al 1,4%, 1,2% y 1,7% del PIB, respectivamente, con lo que el potencial de ahorro global asciende a casi 4,4% del PIB que podría destinarse a gastos que favorezcan el crecimiento. Estas estimaciones de ineficiencia técnica en el gasto público así como las estrategias para hacerle frente también han sido recientemente enfatizadas por otras organizaciones internacionales como el FMI.  

Por otro lado, es fundamental reevaluar cómo cubrir a los dependientes de la tercera edad en un contexto de envejecimiento rápido sin depender totalmente de los continuos -y preocupantes- aumentos del gasto en pensiones y salud. Este problema estructural se ha visto agravado por la pandemia, incluso en el caso de los sistemas de contribución definida, debido a que actualmente las tasas de interés y las contribuciones son más bajas. Por lo tanto, los riesgos fiscales derivados de pensiones mínimas garantizadas han aumentado y la sostenibilidad en general se ha visto amenazada. Medidas recientes que permiten a los particulares retirar sus ahorros de pensiones durante la pandemia sin una perspectiva de reembolso al sistema no han hecho más que agravar el problema.  

Las ganancias de la eficiencia técnica y asignativa proporcionan varias opciones de gasto público, siendo la más obvia, por diferentes razones, la inversión pública de calidad. En primer lugar, ésta tiene el mayor multiplicador fiscal, que alcanza un valor de hasta dos. Además, debido a consolidaciones previas del gasto público y a la falta de reglas fiscales que protejan la inversión pública, esta última ha perdido más del 10% de su participación en el presupuesto en comparación con la década de 1980 en América Latina y el Caribe. Esta pérdida debe rectificarse a fin de evitar un mayor deterioro. En tercer lugar, desde hace mucho tiempo la región tiene un déficit de infraestructuras y servicios de infraestructura. Antes de la pandemia, la inversión pública, que debería ser del orden del 5% del PIB, fue inferior al 2% del PIB. Y durante la pandemia disminuyó incluso más. 

Otras partidas que sin duda se beneficiarían de un mayor espacio fiscal serían, por un lado, las reformas del mercado laboral que buscan reducir los impuestos laborales, aumentando con ello las contrataciones y reduciendo la informalidad, y por el otro, las reducciones de aranceles a las importaciones de bienes de capital para fomentar la inversión privada. El gasto en salud y educación de calidad que favorece el crecimiento también impulsaría el capital humano, sobre todo si se proporciona a los grupos de ingresos más bajos lo antes posible en el ciclo de vida.  

Una estrategia impositiva 

Dada la necesidad de consolidación fiscal, para aumentar la recaudación tributaria, las autoridades fiscales podrían incrementar las tasas o crear nuevos impuestos, o podrían expandir la base tributaria reduciendo el gasto tributario o mejorando el cumplimiento. Podría resultar tentador aumentar los impuestos (tasas o creación de nuevos impuestos), pero esto podría ser difícil de lograr, y en algunos casos, incluso resultaría contraproducente. Un problema de larga data en América Latina es su relativamente baja recaudación fiscal, con una media del 22,4% del PIB, que es inferior a la de los países desarrollados (34,3% en los países de la OCDE, véase el gráfico 1).  Sin embargo, existe una importante heterogeneidad en la región, que va desde los países con alta presión fiscal como Brasil, Barbados, Belice, Uruguay y Argentina, donde ésta fluctúa entre el 29% y el 34% del PIB, hasta los países con baja presión fiscal como Guatemala, República Dominicana, Paraguay, Panamá, México y Perú, donde ésta fluctúa entre el 12% y el 16% del PIB. En el caso de los países con alta presión fiscal, habrá que aplicar políticas distintas a la de aumentar la tributación -que involucren mayormente medidas por el lado del gasto. Para los países con baja presión fiscal, habrá que aumentar las bases impositivas a medida que la recuperación cobre impulso y, en última instancia, el camino a seguir sería aumentar las tasas impositivas. Pero eso debe hacerse de manera que no se perjudique sustancialmente el crecimiento y la desigualdad.  

Gráfico 1: Recaudación de impuestos en América Latina y el Caribe, incluida la estimación de las pérdidas de ingresos (líneas sólidas) por la pandemia en 2020

Fuente: Cálculos de los autores basados en datos del BID, CIAT y la OCDE (2020), “Estadísticas de ingresos fiscales en América Latina y el Caribe”, y WEO octubre, 2020. 

La mejor manera de aumentar los ingresos fiscales es apoyando un crecimiento sólido. Sin embargo, la región tenía problemas para crecer incluso antes de que apareciera el coronavirus, y no se puede esperar un crecimiento sólido a menos que se lleven a cabo reformas sustanciales. Aparte de aumentar los impuestos mediante el crecimiento, ¿qué más se puede hacer? El esfuerzo fiscal, que es el porcentaje de recaudación fiscal efectiva en relación con su potencial, podría generar una diferencia significativa. En la actualidad el esfuerzo fiscal en la región es de aproximadamente el 60%, frente al 77% en las economías avanzadas. Si la región pudiera ponerse a la altura de las economías avanzadas en este aspecto, podría aumentar la recaudación fiscal en torno al 7% del PIB.  

Aumentar el total de impuestos tiene un multiplicador fiscal negativo en la producción. Sin embargo, puede ser posible aumentar los impuestos en los países de baja presión fiscal, ya que su multiplicador es mucho menor que en los países de alta presión fiscal. Otro problema en la región es el alto grado de informalidad, que puede aumentar el tamaño de los multiplicadores fiscales. La informalidad se ha exacerbado con la pandemia, aumentando dichos multiplicadores aún más. Por lo tanto, así como los bajos niveles de presión fiscal pueden disminuir el valor de los multiplicadores fiscales, el aumento de la informalidad tiene el efecto contrarioEste es un problema importante para los países de América Latina y el Caribe donde la informalidad es alta. 

La informalidad es una de las razones del bajo esfuerzo fiscal. Pero el simple aumento de las tasas impositivas puede dar lugar a una mayor informalidad y a mayores ineficiencias. Más bien, hay que centrarse en las estructuras impositivas y de subsidios, junto con un cumplimiento más riguroso, buscando reducir los incentivos a la informalidad. Una forma útil de impulsar la formalidad es a través de programas que premien el empleo formal, como el Crédito por Ingreso del Trabajo (CIT), especialmente para los grupos de bajos ingresos. Esto puede hacerse mientras se reducen gradualmente los programas sociales no contributivos para los trabajadores informales y, si fuera necesario, reduciendo los impuestos sobre las nóminas de pequeñas empresas que contratan a trabajadores con salarios bajos. 

Es fundamental trabajar para aumentar el esfuerzo fiscal reduciendo la evasión fiscal y la informalidad, especialmente para los países con alta presión fiscal. Pero ¿queda algún margen para aumentar los impuestos en los países con baja presión fiscal? ¿Y qué impuestos habría que aumentar? 

  • Los gobiernos suelen eximir del impuesto sobre el valor agregado (IVA) a determinados bienes (por ejemplo, los alimentos básicos) para reducir su efecto sobre la desigualdad, pero esto puede resultar ineficiente: hasta el 70% de estos ingresos no percibidos en los actuales sistemas de IVA de la región benefician a los no pobres. Sería más eficiente aplicar una tasa impositiva unificada del IVA sin exenciones y recaudar más ingresos, pero luego utilizar parte de esos recursos para un sistema bien focalizado de transferencias a los pobres.  
  • Entre los impuestos sobre la renta, hay menos margen para aumentar la tasa del impuesto sobre las personas físicas (IRPF) o la del impuesto sobre las sociedades (IS). Las tasas del IRPF ya están en niveles similares a las de las economías avanzadas y, en teoría, son progresivas. Mientras que las tasas del impuesto a la renta sobre las sociedades -del 27% en promedio en ALC- son más altas que en las economías avanzadas (22.6%). Además, si se añaden las contribuciones laborales y otros impuestos, la tributación “efectiva” sobre la renta de las empresas que cumplen puede acercarse al 60%, frente al 40% de las economías avanzadas y al 30% de las emergentes.  Con la caída de las tasas del impuesto a la renta sobre las sociedades en todo el mundo, no sería prudente aumentarlas. Sin embargo, hay margen para reducir las exenciones del impuesto a la renta sobre las sociedades e impulsar la formalización de empresas informales para aumentar la recaudación de dicho impuesto.  
  • La tributación sobre la riqueza está recibiendo mucha atención. Aunque los impuestos sobre el patrimonio neto han sido objeto de amplios debates, pocos países los implementan, ya que son fáciles de evitar y difíciles de aplicar. Una alternativa es el impuesto sobre la propiedad. Muchos países de la región emplean dicho impuesto, pero con tasas bajas. Además, solo se recauda cerca del 0,4% del PIB, aproximadamente la mitad de lo que se recauda en otros países en desarrollo y una sexta parte de lo que se recauda en los países de la OCDE. Gran parte de la recaudación fiscal sobre la propiedad es impuesta por los gobiernos subnacionales, que suelen tener menos capacidad y menos incentivos para buscar esta fuente de ingresos fiscales. Es necesario modernizar su capacidad y sus incentivos a fin de aumentar la recaudación de este impuesto  en la región.   
  • Podría ser oportuno y beneficioso gravar con impuestos al carbono para combatir el cambio climático. La región tiene un amplio margen de maniobra para aumentar los impuestos sobre los combustibles (o, en su defecto, disminuir las subvenciones) en un contexto de precios del petróleo relativamente bajos.  
  • Los servicios digitales también pueden ser gravados. Estos servicios han experimentado un aumento de la demanda, pero su tributación es baja. Solo unos pocos países, como Argentina, Chile y Ecuador, actualmente gravan las plataformas digitales.  
  • Otra posibilidad de aumentar los ingresos es reducir los gastos tributarios, que en la actualidad son de alrededor del 3,9% del PIB. Estos no solo son distorsivos. Sino que además afectan negativamente la redistribución debido a su carácter generalmente regresivo.   
  • Cuidado con aumentar las tasas sobre los ingresos brutos, los salarios (incluidos los impuestos sobre las nóminas), las exportaciones y las transacciones financieras, todos ellos fáciles de recaudar, pero altamente distorsivos. Estos impuestos deberían ser sustituidos por opciones menos distorsivas para evitar sus peligrosos efectos sobre las tan necesarias inversiones. 

Pese a la gran heterogeneidad en América Latina y el Caribe, todos los gobiernos de la región tendrán que poner en marcha programas de reforma fiscal con un ritmo preciso para la gestión del gasto y los impuestos si pretenden evitar la próxima crisis fiscal. Es esencial trabajar en la reasignación del gasto público y en la creación de espacio fiscal para reformas en favor del crecimiento inclusivo. Las políticas tributarias deben tener en cuenta los actuales niveles de recaudación, la informalidad y el esfuerzo fiscal a la hora de introducir nuevos impuestos (o hacer reducciones de exenciones fiscales) que distorsionen lo menos posible y mejoren la equidad.  Abordar estas cuestiones tempranamente marcará la diferencia entre el éxito y el fracaso fiscal.    

Fuente: Boletín informativo del Banco Interamericano de Desarrollo - BID 

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"Deja de desperdiciar tu energía juzgando, polarizando, atacando"

Ilustración: "La espiritualidad en la vida del ser humano...." en elsemanario.com - bajada para PGV

Comparto una reflexión muy oportuna, de Marco Tulio González S.J.
Ex-Decano de la facultad de Psicología de la Universidad Javeriana. (*)

“Dentro de la avalancha de mensajes que están llegando con motivo de lo que está sucediendo en el planeta y en nuestro caso en Colombia, el siguiente es muy esclarecedor. Cada quien lo comprenderá  según su propio nivel de consciencia.
"Desde el más profundo y sentido amor me conecto para vibrar con esta declaración:

"Estamos viviendo un momento desafiante. En realidad creo que la ola que está revolviendo nuestras entrañas es global.
La sombra salió a la superficie. Lo escondido está siendo revelado, y eso no se refiere sólo a la situación político-económico-social, sino a cada uno de nosotros.
La forma en que reaccionamos a este momento revela también nuestras sombras. Eso no es malo. Sólo podemos limpiar la suciedad que vemos.
Mientras nos ocupamos de apuntar la oscuridad allá afuera, en los demás, en la política, en aquellos que atacamos por pensar diferente de nosotros, dejamos de actuar y transformar lo que nos corresponde:Nosotros mismos.

Cada uno de nosotros tiene dones y habilidades que sirven a la totalidad. Unos tienen una mente clara y excelentes ideas, otros son ágiles en encontrar soluciones creativas. Unos saben curar, otros tienen el don de la oratoria. Unos aman estar en grupo e iniciar movimientos que se expanden, otros prefieren quedarse en el jardín cuidando de una sola semilla.

El momento requiere que cada uno de nosotros descubra su don y lo coloque al servicio del todo y de todos.

..
¿Hay algo que sólo tú puedas dar?
Necesitamos evitar la trampa de ser aspirados por esa ilusión colectiva que dice que nuestro destino está en manos de alguien, y no en nosotros mismos.
Mientras nos quedamos atrapados por la revuelta, reclamando, atacándonos unos a otros, alimentando esa ola que causa angustia y miedo, dejamos de hacer lo único que podría ser verdaderamente revolucionario.
Existir!!.
Ser la luz que somos.


No importa la sombra que nos rodea, estamos aquí para manifestar nuestra luz. Una sola vela encendida rompe la oscuridad.


Si eres alguien influyente en la política, sé luz. Si eres influyente en la educación, sé luz en la educación. Si eres dueño de un quiosco en la playa, coloca amor al preparar los sandwiches.
Donde quiera que estés, haz lo mejor.

Deja de desperdiciar tu energía juzgando, polarizando, atacando. Esto no resuelve nada. Sólo profundiza ese velo de separatividad y ceguera de todos nosotros.
Este es el último intento de la sombra de apartarnos de nosotros mismos.

Tenemos un poder inmenso y todo puede transformarse si somos sabios y valientes para hacer lo único que nos corresponde.
No nos dejemos engañar por lo que vemos a nuestro alrededor.

Respirar.
Haz lo mejor.
Vibra con la luz que eres.
¡Y confía!
¡Estás en camino!
"Las Almas son como velas que se encienden las unas a las otras"

(*) Este texto fue compartido, muy amablemente, a PGV por la docente Carmen Nubia Jiménez (desde Bogotá).  

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Disfruta la Vida - Cómo vivir sin enfermedades

Ilustración gráfica: "Ideas de Chamalú" en pinterest.com - bajada para PGV
 Por Chamalú (desde Bolivia)

chamalu.ancestral@gmail.com - info@chamalu.com - eventos@chyamalu.com

 

Si la vida es un misterio, los secretos son la manera precisa y preciosa de abordarlos. Déjame contarte algunos de ellos, más aún en un contexto donde el virus juega a transformarse más rápido que el humano. Desde el año pasado habitamos tiempos de pandemia, tinieblas de miedo inducidas artificialmente, epidemias de malas noticias y gente caminando de puntitas. ¿Dónde está el mundo que vivíamos hasta hace poco? Estábamos tan mal que un simple microbio puso el mundo patas arriba?Y se detuvo la vida, ingresamos a un túnel, nos sugieren salir vacunados, hasta parece una venganza de la Naturaleza por tanto ecocidio. me acerco a la ventana de la vida, contemplo al optimismo, se muestra arrugado, quizá maltratado por tanta mala noticia, es que no podemos vivir contando los que murieron ayer por la misma enfermedad. ¿Ya nadie se muere por otras causas? estadísticas sospechosas emboscaron a este tiempo. Quizá el error es intentar responder desde una exclusiva respuesta. En Occidente llaman ciencia a su conocimiento, nosotros sabemos que hay distintas medicinas y variadas formas de resolver los problemas de salud.

Nosotros, los que nacimos cerca de la tierra, desarrollamos raíces, miramos el cielo por las noches para encontrar las respuestas pendientes y cultivamos la sensibilidad en el jardín de nuestro corazón. Nosotros, los que caminamos con reverencia por la vida, los que sabemos que la Naturaleza es un libro abierto para quienes aprendieron a leer sus mensajes, estamos convencidos que hay otras soluciones, otras medicinas, otras terapias, otros conocimientos, otras maneras de caminar la salud. Lo venimos trabajando desde nuestra temprana juventud, hoy, ya al borde de nuestra jubilación, queremos dejar este conocimiento en buenas manos. Se trata de los secretos de las abuelas de la montaña de las ancianas de la selva, gente que no aprendió a leer libros pero sabe leer las nubes y el fuego, el vuelo de la mariposa y el mensaje de la planta sagrada. 

Fraternalmente,

CHAMALU

Fuente: El autor - infusionmail.com

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"La lectura estimula nuestra mente e imaginación, nos hace viajar..." 

Ilustración gráfica: "Teorías científicas que respaldan que la lectura estimula nuestra mente..." 
en comunidadbaratz.com - bajada para PGV

Hoy me fuí al supermercado sin saber si era mi pico y cédula o no.
Hice mi compra que era pequeña, y cuando estaba en la fila para pagar, entre buscar la plata y guardar el celular, se me cayó mi billete de $50.000 que tenía para pagar, y el señor que estaba al frente mío terminando de pagar sus compras en la caja, lentamente se agachó y agarró mi billete.
“Cuánta gentileza en tiempos de pandemia" pensé. Le extendí mi mano esperando que me lo diera, tratando de estar lejos para que se sintiera seguro mientras le agradecía el gesto. Hasta que el señor me dice lo siguiente:
"¡Lo que se encuentra en el suelo es de quien lo encuentra!".
Bastó un segundo para enfurecerme, mi sangre sayayín fue difícil de controlar como suele pasarme.
La ironía, el olor a alcohol glicerinado y la cara arrugada de ese viejo, se convirtieron en una pintura surrealista delante mío.
De repente, el se fue... naturalmente, como si nada malo hubiera pasado.
Miré a la persona que estaba detrás de mí y a las que estaban al lado y ellas me respondían con una mirada atónita e incrédula, susurrando cosas entre sí.
El hombre se fue llevándose mis 50 lukas!... ¡¿qué tal esa gran *
Me dió una rabia casi incontrolable!
Se me subió la sangre a la cara y ya no de vergüenza, quería hacer justicia por cuenta propia...¡Me entró el Colombiano malandro que habita en mí!
Ni siquiera pensé en la pandemia!.
Dejé mis compras porque no había forma de pagarlas(había dejado mi tarjeta en casa), y me fuí tras el hasta el parqueadero para que me devolviera mi billete.
Cuando me di cuenta, las personas que estaban más cercanas en la cola vinieron tras de mi, curiosos por saber qué pasaría...
Y medio se armó el alboroto, la gente comenzó a juntarse. El viejo me miró con desprecio y actuó como si fuera invisible.
Cuando el llegó a su carro, colocó lentamente sus dos bolsas en el suelo para buscar la llave y abrir el baúl.
Pensé: “Es ahora o nunca!"...
Le agarré las bolsas de compras y le dije sus mismas palabras: "¡ Lo que se encuentra en el suelo es de quien lo encuentra !" y salí corriendo por el parqueadero hacia la salida entre el susto y la risa

Los mirones comenzaron a aplaudir; medio vi que el hombre se emputó y salió del parqueadero tumbando los conos por su camino.
Sentí ese pico de adrenalina, susto y nerviosismo, pero después casi me ahogo de la risa (de esas nerviosas), y me fui...
Cuando llegué a la casa, abrí las bolsas y encontré:
-3 kg de lomo de res
-1 kg de salmón
-Aceitunas verdes y negras
-Jamón, queso y yogures de dos sabores, sin lactosa
-1 pan integral
-1 frasco de aceite de oliva
-2 botellas de vino blanco
-2 frascos de nutella
-2 kg de chorizo parrillero
-12 pan frances
-1 frasco de mayonesa
-1 frasco de mostaza
-1 Libra de queso
-1 Libra de jamon
Nunca en la historia de mis compras fueron tan bien aplicados y rentables $50.000 como los que me robó el viejo loco.
Y ahora aquí estoy... tomándome un vinito, comiendo y pensando mientras escribo: ¿soy un justiciero o una persona vengativa?

¿Lo leíste hasta aquí?
Obviamente esto no es real.
 ¡Estamos en una campaña de promoción a la lectura!
¿Has leído durante la cuarentena?
La lectura estimula nuestra mente e imaginación, nos hace viajar a otros lugares y ayuda en la comunicación.
Copia, pega y roba una sonrisa  de tus amigos que están en estrés con este confinamiento y con tantas cosas raras.

PD: Este texto fue recomendado a PGV por la Odontóloga Esperanza Arias Rodríguez

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Muere Napoleón Bonaparte


napoleon

El 5 de mayo de 1821 fallece el general republicano durante la Revolución y el Directorio, Napoleón Bonaparte.


Desde su muerte bajo custodia británica en la isla de Santa Elena en 1821, las afirmaciones de que Napoleón Bonaparte fue asesinado, envenenado o sacado de la isla no desaparecieron hasta que un estudio confirmó que murió a los 51 años a causa de una úlcera péptica, es decir, ni envenenamiento por arsénico como algunos habían especulado, ni nada más: se trató de un caso avanzado de cáncer gástrico.


El estudio publicado en la revista Nature Clinical Practice Gastroenterology & Hepatology, combinó los conocimientos actuales de medicina con informes de autopsias, memorias médicas de Bonaparte, relatos de testigos oculares e historias médicas familiares, descubriendo que el sangrado gastrointestinal fue la causa inmediata de su muerte.

Las descripciones originales de la autopsia indicaban que el estómago de Bonaparte tenía dos lesiones ulceradas: una grande en el estómago y otra más pequeña que atravesó la pared del estómago y llegó al hígado.

Aunque el padre del emperador también murió de cáncer de estómago, el cáncer de Bonaparte probablemente se debió a una infección bacteriana que provoca úlceras, dijeron los investigadores. Seguramente a causa de una dieta llena de alimentos conservados en sal pero escasa en frutas y verduras que habría aumentado el riesgo de Napoleón a sufrir un cáncer gástrico.

Su muerte no llegó de repente. Durante meses, Napoleón sufrió dolor abdominal, náuseas, sudores nocturnos y fiebre. Cuando no estaba estreñido, le asaltaba la diarrea; Perdió peso. Se quejaba de dolores de cabeza, piernas débiles y molestias con la luz brillante. Su discurso se volvió confuso. Los sudores nocturnos lo dejaban empapado habitualmente. El 4 de mayo de 1821, perdió el conocimiento. El 5 de mayo, llegaron noticias a un mundo conmocionado de que el gran hombre había muerto.


El día después de su muerte bajo custodia británica, 16 observadores asistieron a la autopsia, siete médicos entre ellos. Fueron unánimes en su conclusión: Napoleón había muerto de cáncer de estómago. Sin embargo, las dudas que Napoleón había fomentado sobre lo que "realmente" sucedió nunca desaparecieron. Durante casi dos siglos, su muerte fue muy discutida.

Napoleón conquistó gran parte de Europa, pero finalmente fue derrotado en la Batalla de Waterloo en 1815. Los británicos lo exiliaron a Santa Elena, una isla en el Atlántico Sur donde murió el 5 de mayo de 1821.

Fuente: muyhistoria.es/contemporanea/acontecimiento/

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"Si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, no podrá salvar a sus pocos ricos" JOHN KENNEDY




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