PGV - Edición de marzo 20, 2021 "LOS GRANDES PRIVILEGIOS" - y más temas de interés global.
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"El siglo XXI será de la espiritualidad o no será" Albert Einstein(1879-1955)
Ilustración gráfica: Frases espirituales más poderosa en exitoysuperacionpersonal.com - bajada para PGV
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Foto: Nelson Mandela en una presentación en Johannesburgo, Sudáfrica (2008) en es.wikipedia.org - Bajada para PGB
Por N E L S O N M A N D E L A (apodado: Madiva) (*)
Después de convertirme en presidente, le pedí́ a algunos miembros de mi escolta que fuésemos a pasear por la ciudad.
Tras el paseo, fuimos a almorzar a un restaurante.
Nos sentamos en uno de los más céntricos, y cada uno de nosotros pedimos lo que quiso.
Nos sentamos en uno de los más céntricos, y cada uno de nosotros pedimos lo que quiso.
Después de un tiempo de espera apareció́ el camarero trayendo nuestros menús. Fue justo entonces cuando me di cuenta de que en la mesa que estaba justo frente a la nuestra, había un hombre solo, esperando ser atendido. Cuando fue servido, le dije a uno de mis soldados: ve a pedirle a ese señor que se una a nosotros. El soldado fue y le transmitió́ mi invitación. El hombre se levantó́, cogió́ su plato y se sentó́ justo a mi lado.
Mientras comía sus manos temblaban constantemente y no levantaba la cabeza de su comida. Cuando terminamos, se despidió́ de mí sin apenas mirarme, le di la mano y se marchó́.
El soldado me comentó:
Madiba, ese hombre debía estar muy enfermo, ya que sus manos no paraban de temblar mientras comía.
Madiba, ese hombre debía estar muy enfermo, ya que sus manos no paraban de temblar mientras comía.
¡No, en absoluto! la razón de su temblor es otra.
Me miraron extrañados y les conté́:
-Ese hombre era el guardián de la cárcel donde yo estuve encerrado. A menudo, después de las torturas a las que me sometían, yo gritaba y lloraba pidiendo un poco de agua y él venía me humillaba, se reía de mí y en vez de darme agua, se orinaba en mi cabeza. Él no estaba enfermo, lo que estaba era asustado y temblaba quizás esperando que yo, ahora que soy presidente de Sudáfrica, lo mandase a encarcelar y le hiciese lo mismo que él me hizo, torturarlo y humillarlo. Pero yo no soy así́, esa conducta no forma parte de mi carácter, ni de mi ética.
“Las mentes que buscan venganza destruyen los estados, mientras que las que buscan la reconciliación construyen naciones."
“Al salir por la puerta hacia mi libertad supe que, si no dejaba atrás toda la ira, el odio y el resentimiento, seguiría siendo prisionero.”
(*) Nelson Mandela (Madiba):
![]() Presidente de la República de Sudáfrica | ||
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9 de mayo de 1994-16 de junio de 1999 | ||
Vicepresidente | Frederik de Klerk Thabo Mbeki | |
Predecesor | Frederik de Klerk | |
Sucesor | Thabo Mbeki | |
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Rolihlahla Mandela | |
Nombre en xhosa | Nelson Rolihlahla Mandela | |
Apodo | Madiba | |
Nacimiento | 18 de julio de 1918![]() | |
Fallecimiento | 5 de diciembre de 2013 (95 años) ![]() | |
Causa de la muerte | Infección respiratoria aguda | |
Sepultura | Qunu | |
Nacionalidad | Sudafricano | |
Lengua materna | Xhosa | |
Religión | Metodista | |
Partido político | Congreso Nacional Africano | |
Afiliaciones | Partido Comunista Sudafricano Umkhonto we Sizwe | |
Familia | ||
Padres | Gadla Henry Mphakanyiswa Nosekeni Fanni | |
Cónyuge | Evelyn Mase (matr. 1944; div. 1957) Winnie Madikizela (matr. 1958; div. 1996) Graça Machel (matr. 1998) | |
Hijos | Madiba Thembi Thembelike Mandela (1945-1969) Mazawike Mandela (1947-1948) Makgatho Mandela (1950-2005) Mazawike Mandela (1954) Zenani Mandela (1959) Zindziswa Zindzi Mandela (1960-2020) | |
Educación | ||
Educado en | ||
Información profesional | ||
Ocupación | Abogado, político, activista, filántropo, escritor y pensador | |
Miembro de | Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias | |
Distinciones | (1989) | |
Firma | ![]() | |
Web | ||
Sitio web |
Fuente: es.wikipedia.org enciclpedia libre
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Julio Londoño Paredes (*)
Cuando Venezuela regresó a la democracia después de muchas décadas de regímenes militares con la elección de Rómulo Betancur en 1959, Colombia había salido de los gobiernos del general Rojas Pinilla y de la Junta Militar. Nuestro presidente era Alberto Lleras Camargo, al quien desde 1958 le correspondió manejar la compleja coyuntura del retorno a la civilidad.
En 1960 el general venezolano, Jesús María Castro León, ex comandante de la fuerza aérea y ex ministro de defensa, había salido como exiliado a la República Dominicana, que se encontraba bajo la égida del “Generalísimo doctor, Rafael Leonidas Trujillo Molina, Benefactor y Padre de la Patria Nueva”, su título completo.
Castro León, que ya había encabezado un fallido golpe militar en 1958, regresó a Venezuela por Cúcuta, aprovechando un pasaporte diplomático dominicano que le dio Trujillo. Se apoderó de la guarnición militar de San Cristóbal en el estado Táchira y se preparó para continuar hacia Caracas. Sin embargo, el movimiento fracasó y Castro León fue detenido y enviado a prisión en Caracas.
Rómulo Betancur llamó a Alberto Lleras, se quejó de que el general hubiera ingresado a Venezuela por Cúcuta y le anunció que rompería relaciones con el gobierno de Trujillo. El mandatario colombiano resolvió hacer lo mismo de inmediato, en solidaridad con Venezuela.
El embajador colombiano y su familia en “Ciudad Trujillo” como se denominaba en ese entonces a la capital, Santo Domingo, fueron amenazados por hordas trujillistas que atacaron la embajada. Penosamente la familia del embajador logró salir del país con la protección de funcionarios de la embajada de los Estados Unidos.
Trujillo tenía obsesión contra Rómulo Betancur al que tildaba de comunista. Pocos meses después del rompimiento de relaciones, el 20 de junio del mismo año de 1960, cuando el mandatario venezolano se dirigía a una parada militar en conmemoración de la batalla de Carabobo, agentes trujillistas le hicieron un atentado mediante un carro bomba, en el que murió el jefe de la casa militar que viajaba en el automóvil con el presidente y éste quedó seriamente herido.
El caso fue denunciado ante la OEA, que convocó una reunión de cancilleres que se celebró el 21 de agosto en San José, Costa Rica. Se aprobó por unanimidad que todos los países romperían relaciones y se le impondrían sanciones al régimen de Trujillo.
Los Estados Unidos aprovecharon la oportunidad para promover una resolución presentada por el Perú, pero “cabildeada” por Colombia en la que se censuraba tácitamente al régimen cubano. Fidel Castro nunca olvidó ese hecho.
Colombia se la jugó por la solidaridad con Venezuela. Aunque parezca de ciencia ficción, qué bueno que en un momento como el actual, cuando grupos armados colombianos se encuentran instalados en la vecina república, el gobierno de Maduro en un momento de lucidez prescindiera al menos de ampararlos. Se le abriría una puerta hacia el mundo.
Además, no debe olvidar el sabio refrán de “cría cuervos y te sacarán los ojos”.
Cuando Venezuela regresó a la democracia después de muchas décadas de regímenes militares con la elección de Rómulo Betancur en 1959, Colombia había salido de los gobiernos del general Rojas Pinilla y de la Junta Militar. Nuestro presidente era Alberto Lleras Camargo, al quien desde 1958 le correspondió manejar la compleja coyuntura del retorno a la civilidad.
En 1960 el general venezolano, Jesús María Castro León, ex comandante de la fuerza aérea y ex ministro de defensa, había salido como exiliado a la República Dominicana, que se encontraba bajo la égida del “Generalísimo doctor, Rafael Leonidas Trujillo Molina, Benefactor y Padre de la Patria Nueva”, su título completo.
Castro León, que ya había encabezado un fallido golpe militar en 1958, regresó a Venezuela por Cúcuta, aprovechando un pasaporte diplomático dominicano que le dio Trujillo. Se apoderó de la guarnición militar de San Cristóbal en el estado Táchira y se preparó para continuar hacia Caracas. Sin embargo, el movimiento fracasó y Castro León fue detenido y enviado a prisión en Caracas.
Rómulo Betancur llamó a Alberto Lleras, se quejó de que el general hubiera ingresado a Venezuela por Cúcuta y le anunció que rompería relaciones con el gobierno de Trujillo. El mandatario colombiano resolvió hacer lo mismo de inmediato, en solidaridad con Venezuela.
El embajador colombiano y su familia en “Ciudad Trujillo” como se denominaba en ese entonces a la capital, Santo Domingo, fueron amenazados por hordas trujillistas que atacaron la embajada. Penosamente la familia del embajador logró salir del país con la protección de funcionarios de la embajada de los Estados Unidos.
Trujillo tenía obsesión contra Rómulo Betancur al que tildaba de comunista. Pocos meses después del rompimiento de relaciones, el 20 de junio del mismo año de 1960, cuando el mandatario venezolano se dirigía a una parada militar en conmemoración de la batalla de Carabobo, agentes trujillistas le hicieron un atentado mediante un carro bomba, en el que murió el jefe de la casa militar que viajaba en el automóvil con el presidente y éste quedó seriamente herido.
El caso fue denunciado ante la OEA, que convocó una reunión de cancilleres que se celebró el 21 de agosto en San José, Costa Rica. Se aprobó por unanimidad que todos los países romperían relaciones y se le impondrían sanciones al régimen de Trujillo.
Los Estados Unidos aprovecharon la oportunidad para promover una resolución presentada por el Perú, pero “cabildeada” por Colombia en la que se censuraba tácitamente al régimen cubano. Fidel Castro nunca olvidó ese hecho.
Colombia se la jugó por la solidaridad con Venezuela. Aunque parezca de ciencia ficción, qué bueno que en un momento como el actual, cuando grupos armados colombianos se encuentran instalados en la vecina república, el gobierno de Maduro en un momento de lucidez prescindiera al menos de ampararlos. Se le abriría una puerta hacia el mundo.
Además, no debe olvidar el sabio refrán de “cría cuervos y te sacarán los ojos”.
Fuentes: El autor y "De la solidaridad en las relaciones con Venezuela" https://www.semana.com/opinion /articulo/de-la-solidaridad- en-las-relaciones-con- venezuela/202149/
SEMANA- marzo 19, 2021
(*) Excanciller y Exembajador de Colombia. Escritor y analista geopolítico. Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario.
SEMANA- marzo 19, 2021
(*) Excanciller y Exembajador de Colombia. Escritor y analista geopolítico. Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario.
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Los grandes privilegios
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Por Juan Carlos Botero (*)
Por Juan Carlos Botero (*)
He escuchado la misma música que un día tronó en la mente de Ludwig van Beethoven.
He oído la perfección, gracias a Mozart.
He visto los colores de los grandes maestros del arte.
He contemplado una roca convertida en materia viva gracias a las manos de Miguel Ángel.
Al prender las luces de mi casa, he apreciado los errores y aciertos de Thomas Edison, quien derrotó la oscuridad.
Y he observado la luna en el cielo, la misma que pisó un hombre llamado Neil Armstrong.
He sopesado una manzana en mi mano y he sentido la misma fuerza del universo que intrigó a Newton.
He leído las palabras de Shakespeare.
He sentido el calor de Macondo y he asistido al sepelio de un rey llamado José Arcadio Buendía.
He acompañado a Juan Preciado a buscar a su padre, un tal Pedro Páramo.
He admirado la limpieza de la fórmula de Einstein, la mente de Stephen Hawking, y la curiosidad insaciable de ambos.
Me han conmovido la humildad de Gandhi, el coraje de Lincoln, la tenacidad de Bolívar y la oratoria de Churchill, que salvó el mundo.
Me han erizado los diablos del Bosco y el infierno de Dante.
Me han deslumbrado los destellos de los óleos de Van Eyck y enternecido los zapatos de Van Gogh.
Me han hechizado la pureza del arte griego y el misterio del arte egipcio.
He absorbido las ideas de Platón y las de Nietzsche, que parecen dinamita.
He leído la asombrosa frase de Jefferson: que todos los hombres son iguales.
Y he pedaleado en un invento imposible, la bicicleta.
He venerado la belleza y la fortaleza de las mujeres. Mis dedos han rozado la redondez de un seno y he olido la fragancia de tierra fresca que emana una mujer excitada.
He sentido un deleite infantil al probar el chocolate.
He paladeado la sangre de la tierra llamada vino. He saboreado la sal del mar y la dulzura de los ríos.
He sentido el roce de una brisa similar a la que empujó a Odiseo hasta Ítaca.
He visto el fulgor de los astros y el parpadeo de las luciérnagas.
He visto el milagroso verdor del pasto y el número de granos de la arena, que es infinito. He visto el mar, que disimula y oculta la vida que late bajo las olas. Y he visto las olas, cuyas crestas recogen el viento como la vela de un barco y avanzan hasta quebrarse en la playa.
Y en la playa he visto tortugas al nacer, braceando en seco y dirigidas a tropiezos a la orilla.
He disfrutado el sabor de la comida y la riqueza de las bebidas.
He admirado las hazañas de los hombres y las proezas de las mujeres.
He visto, atónito, el despegar de un avión y el vuelo de los pájaros.
Mis dedos se han mojado con el rocío y quemado con el fuego.
He visto el nacimiento de mis hijas. Las he oído reír a carcajadas, les he quitado las lágrimas de la cara, y he tenido el honor de cargarlas en mis brazos.
He apreciado la calidez de un hogar y el amor de una esposa.
He gozado del tesoro de la amistad. He sentido la euforia que nace de amar y de sentirse amado.
He disfrutado sueños tan placenteros que lamento abrir los ojos, y he sufrido pesadillas tan terribles que agradezco despertar.
He superado mil malestares menores y una enfermedad mortal.
Y me ha tocado el rostro el mismo sol que acarició el rostro de Cristo.
Estos son algunos de los grandes privilegios de la vida, que reflejan el mayor privilegio de todos: EL HECHO DE ESTAR VIVOS!!! Conviene recordarlo.
Fuente: El Espectador www.elespectador.com
Biografía de Juan Carlos Botero
Estudió Literatura en la Universidad de los Andes en Bogotá, la de Harvard en Estados Unidos y la Pontificia Universidad Javeriana, también en Bogotá. Ha colaborado en periódicos y revistas, siendo columnista en La Prensa, El Tiempo y El Espectador y ha elaborado guiones para televisión. En 1986, consiguió el premio Juan Rulfo.Es autor de relatos cortos, poemas y novelas. Lecturalia.com/autor/10967juan-carlos-botero - bajada para PGV
PD: el texto principal fue recomendado desde Medellín para PGV, por nuestro ilustrado lector y amigo Guillermo Morales Vega.
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HUMOR LITERAL
¿QUÉ ES LA “COSA” (*)
“Cosa” es, posiblemente, la palabra más usada del idioma castellano.
La cosa puede ser objetiva o subjetiva, abstracta o concreta. Pero ya sea una cosa o la otra, la cosa es que la cosa, identifica, explica o se aplica a cualquier cosa.
En relación con esta cosa de la cosa, veamos como pudiera actuar la cosa en la consulta de un galeno a la cual acude un paciente ya bastante entrado en años:
Doctor: Bueno, usted dirá que cosa le trae por acá.
Paciente: Pues la cosa, doctor, es que desde hace un tiempo a esta parte, al levantarme por las mañanas siento una cosa rara, vaya, una cosa así como si todas las cosas me dieran vueltas en la cabeza.
Doctor: ¿Y qué tiempo hace que viene usted padeciendo eso?
Paciente: Hará cosa de un mes…
Doctor: ¿Ha tomado Ud. alguna cosa para lo que siente?
Paciente: La verdad doctor, es que me han recomendado mil cosas, pero yo, no hago caso a las cosas que me dice la gente.
Doctor: Bueno, pues en primer término le diré que a mí me gusta ser muy claro en mis cosas.
Esa cosa que usted está experimentando, es una cosa que suele pasar a las personas de edad avanzada como Ud. Y lo peor de la cosa es que para esa cosa, no se ha inventado todavía ninguna cosa.
Paciente: ¿entonces la cosa es seria?
Doctor: No hay duda que requiere atención. Yo le recomiendo tres cosas: la primera, es que tome Ud. las cosas con calma. La segunda cosa que le aconsejo, es que no vaya Ud. a hacer nada disparatado.
Paciente: ¿cosas disparatadas a mi edad?
Doctor: Bueno, se lo digo por aquello de que: “el diablo son las cosas”.
Paciente: doctor ¡mire que usted dice cosas!
Doctor: La tercera cosa es que quiero que tome esto que le estoy recetando por una semana.
Si en ese lapso de tiempo Ud. nota que la cosa no mejora, vuelva para acá a ver qué otra cosa podemos indicarle, porque tenemos que evitar que esto degenere en otra cosa porque entonces sí que la cosa se pondría más difícil.
Paciente: Muy bien, doctor. Y ahora, quisiera Ud. decirme ¿Cuánto es la cosa?
Doctor: Mire, vaya con mi secretaria que es la que se ocupa de esas cosas.
Paciente: (dirigiéndose a la secretaria) Dice el doctor que me diga cuánto es la cosa.
Secretaria: Cómo no, pero no es cosa del otro mundo. Son solamente $100.00.
Paciente: ¿Qué cosa? ¡Caballeros, hasta donde han llegado las cosas!
¿QUÉ ES LA “COSA” (*)
“Cosa” es, posiblemente, la palabra más usada del idioma castellano.
La cosa puede ser objetiva o subjetiva, abstracta o concreta. Pero ya sea una cosa o la otra, la cosa es que la cosa, identifica, explica o se aplica a cualquier cosa.
En relación con esta cosa de la cosa, veamos como pudiera actuar la cosa en la consulta de un galeno a la cual acude un paciente ya bastante entrado en años:
Doctor: Bueno, usted dirá que cosa le trae por acá.
Paciente: Pues la cosa, doctor, es que desde hace un tiempo a esta parte, al levantarme por las mañanas siento una cosa rara, vaya, una cosa así como si todas las cosas me dieran vueltas en la cabeza.
Doctor: ¿Y qué tiempo hace que viene usted padeciendo eso?
Paciente: Hará cosa de un mes…
Doctor: ¿Ha tomado Ud. alguna cosa para lo que siente?
Paciente: La verdad doctor, es que me han recomendado mil cosas, pero yo, no hago caso a las cosas que me dice la gente.
Doctor: Bueno, pues en primer término le diré que a mí me gusta ser muy claro en mis cosas.
Esa cosa que usted está experimentando, es una cosa que suele pasar a las personas de edad avanzada como Ud. Y lo peor de la cosa es que para esa cosa, no se ha inventado todavía ninguna cosa.
Paciente: ¿entonces la cosa es seria?
Doctor: No hay duda que requiere atención. Yo le recomiendo tres cosas: la primera, es que tome Ud. las cosas con calma. La segunda cosa que le aconsejo, es que no vaya Ud. a hacer nada disparatado.
Paciente: ¿cosas disparatadas a mi edad?
Doctor: Bueno, se lo digo por aquello de que: “el diablo son las cosas”.
Paciente: doctor ¡mire que usted dice cosas!
Doctor: La tercera cosa es que quiero que tome esto que le estoy recetando por una semana.
Si en ese lapso de tiempo Ud. nota que la cosa no mejora, vuelva para acá a ver qué otra cosa podemos indicarle, porque tenemos que evitar que esto degenere en otra cosa porque entonces sí que la cosa se pondría más difícil.
Paciente: Muy bien, doctor. Y ahora, quisiera Ud. decirme ¿Cuánto es la cosa?
Doctor: Mire, vaya con mi secretaria que es la que se ocupa de esas cosas.
Paciente: (dirigiéndose a la secretaria) Dice el doctor que me diga cuánto es la cosa.
Secretaria: Cómo no, pero no es cosa del otro mundo. Son solamente $100.00.
Paciente: ¿Qué cosa? ¡Caballeros, hasta donde han llegado las cosas!
(*) Este texto fue recomendao para ser publicado en pGV por nuestra ilustrada lectora Alba Lucía Arias Cardona (desde Medellín - Colombia)
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Foto: Tunja: ciudad de origen de PGV. "Inicio de una noche en Tunja Taller Permanente de Cultura Ciudadana" - TTPCC - - Archivo PGV
PGV - Final de la edición de marzo 20, 2021
Gracias a los colaboradores y a nuestros lectores !!
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