PGV Edición de 27,01,21 UN FASCINANTE ADIOS A ÁNGELA MERKEL - y más temas interesantes.

 Que se siembren cien flores y que florezcan mil escuelas de librepensamiento para lograr cultura ciudadana eficaz, y aportar así sostenidamente al bienestar social en la Aldea global  (adecuación para PGV)

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Un fascinante adiós a Ángela Merkel (*)

Ilustración fotográfica: "La vida política de Ángela Merkel" en elpais.com - bajada para PGV 

Alemania se despidió de Merkel con seis minutos de calurosos aplausos.

   Los alemanes la eligieron para dirigirlos, y ella dirigió a 80 millones de alemanes durante 18 años con competencia, habilidad, dedicación y sinceridad.
   Durante estos dieciocho años de liderazgo de la autoridad en su país, no se registraron transgresiones en su contra. No asignó secretaria a ninguno de sus familiares. No afirmó ser la hacedora de glorias.  Sacó millones de ella, ni nadie animó su vida, no recibió cartas ni juramentos, no luchó contra los que la precedieron y no la disolvieron.  La sangre de sus compatriotas ... No dijo tonterías ... No apareció en los callejones de Berlín para ser fotografiada.

   Es (Angélica Merkel) la mujer que fue apodada "La Dama del Mundo" y fue descrita como el equivalente a seis millones de hombres.

   Ayer, Merkel dejó la posición de liderazgo del partido y se la entregó a quienes la siguieron, y Alemania y su pueblo alemán están en las mejores condiciones.

   La reacción de los alemanes fue inédita en la historia de los alemanes .. Todo el pueblo salió a los balcones de las casas y la aplaudió espontáneamente durante 6 minutos continuos de calurosos aplausos, sin poetas populares, escoria, escoria, descaro, coloristas  y escaladores ..

   Al contrario de nuestra realidad india, no hubo elogios, hipocresía, representación y tambores ... y nadie gritó (Merkel y Bass) o (Merkel una línea roja).

   Alemania se mantuvo como un solo cuerpo despidiéndose de la líder de Alemania, una física química que no se dejó tentar por la moda o las luces y no compró bienes raíces, autos, yates y aviones privados, sabiendo que ella es de la ex Alemania Oriental.
   Dejó su puesto después de dejar Alemania en la cima .. Se fue y sus familiares no repitieron (Somos los mayores del país) .. Dieciocho años y no se cambió la ropa vieja ..
   Dios sea con este líder silencioso.
   Dios sea con la grandeza de Alemania ...

   En rueda de prensa, una periodista le preguntó a Merkel: Notamos que su traje se repite, ¿no tiene otro?
   Ella respondió: soy una empleada del gobierno y no una modelo.

    En otra rueda de prensa le preguntaron: ¿Tiene empleadas domésticas que limpian la casa, preparan comidas, etc.?
   Su respuesta fue: No, no tengo trabajadoras y no las necesito.  Mi esposo y yo hacemos este trabajo en casa todos los días.

   Luego otro periodista preguntó: ¿Quién lava la ropa, tú o tu marido?
   Su respuesta: yo arreglo la ropa, y mi marido es el que opera la lavadora, y suele ser de noche, porque hay electricidad y no hay presión, y lo más importante es tener en cuenta.  los vecinos de las molestias, y la pared que separa nuestro apartamento de los vecinos es gruesa.
   Ella dijo: A ellos, esperaba que me preguntaran sobre los éxitos y fracasos en nuestro trabajo en el gobierno.

    La Sra. Merkel vive en un apartamento normal como cualquier otro ciudadano .. Este apartamento en el que vive antes de ser elegida Primera Ministra de Alemania y no lo dejó y no es propietaria de una villa, sirvientes, piscinas y jardines ..

   ¡Esta es Merkel, la Primera Ministra de Alemania, la mayor economía de Europa!
Gente honesta q no c “embolsica” la plata del país. Una maravillosa mujer 👏🏻👏🏻👏🏻

PD: el título presentado aquí fue adaptado intencionalmente para la ocasión. El texto principal fue recomendado, amablemente, por  la reconocida abogada e integrante del equipo de trabajo de PGV Marina Hofmann, para su públicación en este blog. 

Nota del Editor

La señora Merkel es, como persona y como gobernante, un BUEN EJEMPLO para los máximos servidores públicos y para todo ciudadano.
La voz directa del pueblo alemán en esta oportunidad ha sido estruendosamente expresada y sentida en el mundo civilizado.
Al parecer la señora Merkel caracteriza y personifica la dignidad debida y parecida en su vida personal y en el ejercicio del servicio  publico. 
Ella logró ejercer "el buen gobierno que es el que enseña a los ciudadanos a gobernarse a sí mismos primero" (conforme al milenario y sagrado Sorites  Chino), con impactos sociales y económicos sostenibles y plausibles socialmente.
SÍ SE PUEDE !!!

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Causas con destino incierto



Por Eduardo Barajas Sandoval (*)
eduardo.barajas@urosario.edu.co

 En rincones insospechados del antiguo tercer mundo no ha faltado quien se haya sentido muy a gusto con la presidencia de Donald Trump. Su partida ha sido motivo de sentimientos confusos para campeones gratuitos de una causa que se convirtió en la suya, a pesar de que el slogan principal del controvertido presidente era el de poner a los Estados Unidos por encima del resto de las naciones. En todo caso, allí están en este momento dedicados al duelo de su salida, con la esperanza de que algún día retorne al poder, de pronto para que les haga favores que en su tiempo no alcanzó a consumar. 

Chris Oyakhilome, conocido tele pastor nigeriano, lleno de carisma, pedía hace unos meses, en plena campaña presidencial de los Estados Unidos, orar por Donald Trump porque “cuando Dios pone a uno de sus hijos en una posición, el infierno algunas veces hace todo para destruirlo”. Sin tener en cuenta los comentarios peyorativos hechos por el entonces presidente estadounidense hacia unos cuántos países, en el continente africano, y en otros, hubo entusiastas que guardaron hasta último momento la ilusión de que fuera reelegido y terminaron por sumarse a las huestes de quienes piensan que el pobre gobernante, a pesar de tener el poder en sus manos, fue objeto de un monstruoso fraude, aunque nadie haya podido demostrarlo. 

¿Cuál sería el hilo que pudo unir a un magnate inmobiliario, que resolvió aventurarse en la política, con militantes externos de su causa que ni siquiera podrían votar por él? Con la idea dominante de “América Primero”, esto es en nuestro idioma “Estados Unidos primero”, no se sabe cómo irían quedando sus propios seguidores africanos, europeos o latinoamericanos en ese desfile. Y si su propuesta fundamental es la de hacer a “América grande otra vez”, concentrada en una grandeza pasada que ni siquiera Trump fue capaz de definir, vaya uno a saber cuál sería el lugar que le pudiera corresponder a uno u otro país periférico frente a un argumento arrollador de supremacía que de ninguna manera haría excepciones, para no incurrir en una contradicción elemental.

Mirado el espectáculo desde lejos, podría decirse que los actos del ex mandatario difícilmente serían motivo de atracción, salvo que se haga caso omiso de la apoteosis de la mentira, utilizada miles de veces sin rubor, la discriminación hacia latinos, negros y musulmanes, el trato indecoroso de la figura femenina, a juzgar por sus propias recomendaciones sobre la forma de tratar a las mujeres y por la secuencia de arreglos para comprar su silencio, la construcción de muros para separar al país del norte con el resto de las Américas, el drama de niños retenidos y aislados en la frontera, y el orgullo de no pagar impuestos, como si el irrespeto a la institucionalidad y a la contribución al bien colectivo fuesen secundarias frente a la astucia de evadir.

Si se trata de la forma de gobernar, y de conducir a su país en el complejo escenario de la vida internacional, no se sabe qué tanto haya podido atraer su desconocimiento del mundo y de los “deberes” que su país fue acumulando hasta convertirse en una super potencia, que mal podría seguirlo siendo desde el aislamiento. Y qué puedan pensar del desprecio por los aliados y el abandono de compromisos internacionales, entre otros el de contribuir a la tarea de instituciones que, como la Organización Mundial de la Salud, juegan un papel importante en la defensa del género humano frente a una agresión universal. En otras palabras, no se sabe cómo les sonaría una orquesta puesta a cargo de alguien que no estudió música jamás.

Enemigos de la globalización, que pretenden tapar el sol con una mano, de pronto nostálgicos de la era de las naciones apartadas, peleando entre ellas por sobrevivir, o por imponer a otras sus dictados, no parecerían advertir que la retirada de los Estados Unidos de una serie de foros como el del cambio climático, o el de la OMS en plena pandemia, no son para nada gestos constructivos en busca de un mundo mejor. Además, tal vez no caen en cuenta de que cada espacio que los Estados Unidos abandonen representa disminución de su prestancia, influencia y poder en diferentes sentidos, y que ello de ninguna manera conduciría al desmonte de una globalización que seguiría su marcha tranquilamente, sin el estorbo de una antigua potencia, ahora renegada del mundo que ayudó a construir.

No resulta fácil entender la forma como los seguidores periféricos de Trump interpretan su discurso político deshilvanado, sus falacias, y sus afirmaciones contundentes en contra de toda evidencia. Tal vez a muchos de ellos les hayan ayudado la brevedad y la sencillez de su vocabulario, reducido a términos predecibles, metidos en trinos o soltados al aire como ráfagas de argumentos fáciles de entender por cualquier “outsider” de la política. A lo mejor por eso precisamente pudo llegar a representar en su país, y a cautivar por fuera, a seres que se identifican fácilmente con su discurso elemental sobre las cosas públicas.

Mucho más difícil aún es entender cómo puede ser admirable la incitación pública, ante el mundo entero, por parte del presidente de una de las democracias aparentemente más consolidadas, para que una masa furibunda se trasladara al Capitolio a interferir en el proceso de reconocimiento de los resultados electorales, como si con ese gesto se estuviera jugando su última carta en una partida que perdió desde un principio y trató de revertir, infructuosamente, por todos los medios, inclusive el de pedir que le encontraran votos donde fuera. ¿Será que, entre la cauda tercermundista, hay quienes se identifiquen con los “trumpistas” de cuernos y cara pintada que irrumpieron en los recintos del Congreso de los Estados Unidos para profanar el escenario del legislativo cuando se ocupaba de refrendar el resultado de las elecciones?

Salido Donald Trump de la presidencia, a punto de ser juzgado por incitar a la revuelta contra las instituciones de su propio país, marginado por las redes sociales en virtud de una especie de juicio privado y sumario, que no dejó de ser ajeno a consideraciones políticas, deja en todo caso una cauda de millones de personas en su propio país, que estarían dispuestas a darle al menos una mirada a la opción de volverlo a apoyar en un eventual reintegro a la vida política. Seguramente sus seguidores extranjeros estarán también haciendo sus propias cuentas, esperanzados todavía en el arreglo de problemas relacionados con sus países de origen.

A pesar de todo lo anterior, nada más equivocado que pensar que con la ida del personaje desaparecerían problemas de los cuáles él no ha sido más que un síntoma. Sin entrar en elucubraciones futuristas sobre el pintoresco, o grotesco, personaje, quedan expósitas al menos dos de las causas del apoyo popular que le llevó a la presidencia de su país, vigentes también en otras partes y que explicarían de alguna manera el entusiasmo que llegó a producir en otros confines: el disgusto popular en contra de la clase política tradicional, desprestigiada prácticamente en todos los países, y una especie de insurgencia ondulante contra el poder de los medios de comunicación tradicionales, que por bien que hagan su oficio están expuestos a la competencia desordenada de las redes sociales, y pueden ser fácilmente objeto de manipulación por parte de jefes políticos que encuentran allí oportunidad para pescar en río revuelto.

EL ESPECTADOR 26  de  enero  de  2021

(*) Exembajador de Colombia. Exrector Universitario UPTC. Docente titular y directivo en U. del Rosario. Analista y escritor sobre temas de geopolítica internacional.

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¿Por qué hay tanto miedo ?


William Ospina (*)

Ilustración gráfica: William Ospina Buitrago - Biografía en santiago0732700.blogspot.com - bajada para PGV


¿Por qué hay tanto miedo?

¿Por qué hay tanto miedo? ¿Por qué las cuarentenas? ¿Por qué estamos viviendo esta pandemia como si fuera la primera de la historia universal?

La verdad es que este pánico ha sido muy favorecido por el progreso. Los virus antes viajaban a caballo y en barco, ahora viajan en avión. Antes les llegaban a comunidades que sabían que la muerte existe, ahora les llegan a sociedades que primero sacaron la muerte de la casa y después la sacaron de la conciencia.

Pero, a pesar de que la humanidad ya padeció la plaga de Justiniano, la peste bubónica, las epidemias del cólera, la viruela y la gripe española, hay una razón por la cual esta parece ser la primera y por eso ha paralizado al mundo como si hubieran llegado los extraterrestres.

Todas las pandemias de antes se vivieron con el fatalismo y la resignación con que la humanidad afrontó siempre sus plagas: guerras, cruzadas, napoleones, conquistas de América, eran inevitables castigos.

Ahora, por primera vez, hay una grieta de esperanza y es que sabemos que no todos los que mueren tenían que morir, que a muchos no los mata el virus o la fatalidad, sino la falta de atención adecuada. Quiero decir que la última gran pandemia respiratoria de la humanidad, la gripe española, que mató 40 millones de personas, se vivió antes de que se inventaran los ventiladores mecánicos.

Aunque estamos intentando encontrar sistemas de respiración artificial desde los días de Galeno en la Antigüedad y de Paracelso y Vesalio en el Renacimiento, solo en 1929 fue inventado el “pulmón de acero”, perfeccionado en 1951 en lo que se llamó el IPPV, y solo desde hace 70 años (que según el rey David es el tiempo de una vida humana) se generalizaron en el mundo las unidades de cuidados intensivos con sus ventiladores y sus monitores, que ayudan a los pulmones a respirar hasta que recuperen su función.

O sea que esta es la primera pandemia de la historia en que muchas personas que en otros tiempos habrían muerto inexorablemente tienen la posibilidad de salvarse. Ahora bien: ¿por qué hay en el mundo 1.500 millones de automóviles envenenando el aire que necesitan nuestros pulmones y no hay 150 millones de humildes respiradores que podrían salvar todas las vidas susceptibles de ser salvadas en cualquier pandemia? Es allí donde un fenómeno natural se ve agravado hasta la pesadilla por un sistema social donde el cuidado de la vida es mucho menos importante que los negocios.

Tenemos la posibilidad de salvar más vidas, pero los sistemas de salud se han convertido en negocios gigantescos y no están disponibles para todos. En Estados Unidos el miedo a infectarse a menudo es menos miedo a la muerte que a la ruinosa factura. No hay sistemas de salud pública preparados para atender una pandemia, ni siquiera de estas moderadas dimensiones, porque a los gobiernos les parece un gasto exagerado para tiempos normales y los protocolos médicos se relajan. Por eso en España, Italia y Francia está muriendo más gente que en Alemania, donde el rigor de la cultura no tolera negligencias.

Y es allí donde entra en juego el poder. Los Estados toman la decisión de convertir la crisis de salud en un asunto de policía, para disimular el hecho de que no hay hospitales suficientes ni cuidados intensivos para todos. Lo que se vive con pánico, el riesgo de no ser atendidos, los Estados lo convierten no en una irresponsabilidad política, sino en una culpa personal y en un caso de indisciplina social. Ya la muerte estaba proscrita, ahora está prohibida, y prohibida en términos policiales, aunque claro, como suele pasar con las prohibiciones, termina siendo abundante y dramática.

Porque los Estados no pierden oportunidad de dar un paso hacia la arbitrariedad y el autoritarismo. Qué éxtasis para el poder no ver a nadie en las calles, no solo porque nadie está delinquiendo, sino porque nadie está divirtiéndose y sobre todo protestando. Para el pensamiento controlador el orden nunca parece tan perfecto como cuando tiene un instrumento adicional de intimidación: estamos coartando tus libertades solo para salvarte. Por eso terminan prohibiendo hasta a los campesinos caminar por los campos y convierten la cuarentena en un instrumento exagerado del poder.

Fingen salvarnos de morir, pero si eso les preocupara tanto no habría tanta gente muriendo de hambre, los accidentes viales ya habrían producido la prohibición del tránsito automotor, la pobreza sería la principal preocupación de los gobiernos y de los Estados. Y por supuesto tendrían respiradores de sobra en los hospitales y salud universal garantizada.

Dado el cuadro de imprevisión, negligencia y desamparo social, claro que es indispensable la cuarentena para evitar el triunfo de la muerte, pero qué ocasión de oro para ejercer, experimentar y ahondar los instrumentos del control social.

Detrás del episodio está el telón de fondo: el virus termina siendo apenas el relámpago que deja ver la tempestad, desnuda las crisis que estaban guardadas. Si el desempleo se dispara en días, si la precariedad de las familias exige inmediatamente una renta compensatoria, si a la vuelta de la esquina aguarda el desorden social a punto de estallar, es porque una bomba estaba escondida debajo de la aparente normalidad del mundo.

Y este episodio histórico tiene otros componentes. Uno de ellos es el drama de la vejez. Nadie quiere envejecer, pero las sociedades envejecen cada vez más. Y se da la paradoja de que vivir más no significa siquiera vivir bien, porque una sociedad que ya no cree en el pasado, ni en la sabiduría, ni en la experiencia deja a las personas mayores sin un lugar en el orden cultural.

Finalmente, que por unos días ceda la contaminación, se despejen los aires, se transparenten los mares, muestren su lomo alegre los delfines, aparezcan zorros, mapaches, zarigüeyas, que suelen estar escondidos, solo revela cuán ominosa es nuestra presencia para todo el resto de las criaturas. Nos recuerda eso que llamaba Álvaro Fernández Suárez, hace 50 años, en un texto inolvidable, “la terrible mirada del hombre”.

(*) William Ospina
Biografía

Descripción

Descripción

William Ospina Buitrago es un escritor colombiano. Ganó el premio Rómulo Gallegos con su novela El país de la canela, que forma parte de una trilogía sobre la conquista de la parte norte de Sudamérica. Wikipedia
Nacimiento2 de marzo de 1954 (edad 66 años), Herveo
GénerosNovela, ensayo y poesía
OcupaciónEscritor y poeta
PD: este artículo periodístico fue recomendado, gentilmente, por el reconocido escultor e investigador cultural César Gustavo García, para ser publicado en PGV.  

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LA SEXALESCENCIA

Está circulando por las redes sociales un artículo del Dr. Manuel Posso Zumárraga, en el cual surge un nuevo término,  la sexalescencia, para identificar a un grupo de adultos de 60 o más años. Describe  hombres y mujeres que manejan las nuevas tecnologías, modernos, progresistas,  con ganas de disfrutar de la vida, aprender,  colaborar con la sociedad, viajar, conocer gente nueva,  y ser dueños de su destino, renunciando a la ubicación como personas de la tercera edad.
Es una generación que ha echado fuera del idioma la palabra “sexagenario”, porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de envejecer. Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición, en su momento, de la “adolescencia”, que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del Siglo XX. Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta o setenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria. Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura  le dio durante décadas al concepto del trabajo. Lejos de las tristes oficinas, muchos de ellos buscaron y encontraron hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganan la vida con eso.
Debe ser por esto que se sienten plenos; algunos ni sueñan con jubilarse. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad. Disfrutan el ocio, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía.
La mujer sexalescente pudo sobrevivir al deseo de poder que le dio el feminismo de los 60 y pudo detenerse a reflexionar qué quería en realidad. Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido masculinas, algunas estudiaron una carrera universitaria junto con la de sus hijos, otras eligieron tener hijos a temprana edad, fueron periodistas, atletas o crearon su propio “yo”. Este tipo de mujeres nacidas en los 50s. No son ni por equivocación las clásicas “suegras” que quieren que los hijos les estén llamando todos los días, porque ellas tienen su propia vida y ya no viven a través de la vida de los hijos. Su camino no ha sido fácil.
Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de “sesenta o setenta”, hombres y mujeres, manejan la compu como si lo hubiera hecho toda la vida. Se escriben, y se ven, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos. Por lo general están satisfechos de su estado civil y si no lo están, no se preocupan por cambiarlo. Raramente se deshacen en un llanto sentimental. A diferencia de los jóvenes; los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona, toma nota, cultivan su propio estilo… Ellos no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, ni ellas sueñan con tener la figura de una vedette. En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia. Hoy la gente de 60 o 70, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos, hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias y ellos lo saben. La gente de 60 y 70 de hoy celebra el Sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo…hacen planes con su propia vida, no con la de los demás.
Saludos,
Sexalescentemente 

PD: La publicación aquí de este texto fue recomendada, amablemente, por Rubén Dario Vega - Administrador de Empresas, Emprendor, analista e integrante de nuestro equipo de trabajo PGV. 

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"EL SIGLO XXI SERÁ DE ESPIRITUALIDAD O NO SERÁ" Albert Einstein (14 de marzo de 1879 - 18 de abril de 1955)


Pluriversidad GLOBAL para la Vida - PGV

Es un Centro de librepensamiento con capacidad para crear, re-crear, construir y gestionar conocimiento en  inteligencia social, con la finalidad de encontrar el sentido de la vida y aportar así al bienestar social en la Aldea Global.

Este Centro es dinamizado  por un equipo pluriprofesional incluyente de voluntarios, al cual usted pertenece o puede petenecer.

Contactos: WhatsApp y/o granboyaca@gmail.com 

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FIN DE LA EDICIÓN 27,01,21
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