LA VAN A VER NEGRA Por Eduardo Barajas Sandoval
La van a ver negra
Por Eduardo Barajas Sandoval
Mientras no abandonen la costumbre de clasificar a los ciudadanos según
su raza, los Estados Unidos no habrán llegado a la meta anhelada de ser
una democracia a carta cabal. Tampoco mientras el voto de cada uno
tenga, en la práctica, un valor desigual. Y mientras más se hagan
presentes en la vida política actos de irrespeto por las instituciones,
gestos de autoritarismo, vanidades, falacias, diatribas y descrédito
gratuito hacia los contendores, se correrá el velo de un espectáculo de
retroceso que aproxima a ese país a las repúblicas bananeras.
No ha faltado quién se pregunte si Joseph Biden hubiera escogido a
Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia si, en un momento en
el que era necesario tener un gesto hacia el electorado femenino, no
hubiera anunciado que su compañera de fórmula sería una mujer. En todo
caso ha cumplido su promesa en acto valioso de reconocimiento que al
tiempo abre el camino para la eventual llegada de una mujer al poder.
El candidato demócrata se decidió por una senadora con luz propia, y ha
ido inclusive más allá. Con la designación hecha, la señora Harris entra
en la carrera por la Casa Blanca no solamente en representación de la
mujer, sino como símbolo de la exaltación de los inmigrantes y del
compromiso de abrir espacios nuevos para los americanos de origen
africano, asiático y antillano. Todo en una. Perfecta fórmula
anti-Trump.
Dentro de la misma oleada de “Me Too” y “Black Lives Matter”, del
reclamo airado ante abusos de la policía, y en medio del furor
antiesclavista, que condena a posteriori a unos cuántos personajes y
exige rectificaciones de los recuentos históricos, la llegada de la
candidata a la fórmula demócrata agitará las aguas que tendrán que
navegar los republicanos, afectadas ya por la conducta errática de un
presidente que parecería estar en el lugar equivocado.
La trayectoria de Kamala, y su legendaria capacidad para el debate,
originada en una carrera como fiscal y senadora contundente a la hora de
interrogar, le darán buenos puntos en las batallas de la campaña y en
particular en el debate con el vicepresidente saliente, cuyo mayor
mérito parecería ser el de haber sobrevivido a un presidente
vociferante, que desde que manejaba un programa de televisión tiene fama
de echar del equipo a quien sea, con facilidad y placer.
Joseph Robinette Biden ha dicho que solamente gobernaría por un período.
Apuesta novedosa que de pronto pone a dudar a uno que otro votante, al
tiempo que abriría las puertas del poder a quien fuere su
vicepresidente. Así, y como la diferencia entre la campaña y el
ejercicio del gobierno puede llegar a ser abismal, las consideraciones
sobre la idoneidad y las perspectivas de Kamala como gobernante
adquieren una importancia extraordinaria.
Ilustración fotográfica: Kamala Harris candidata a la vicepresidencia y Joseph Robinette Biden candidato presidencial - elecciones 2020 USA. Foto: Oliver Douliery, AFP (bajada de internet para PGV)
Ya se sabe que, debido a la edad de Biden, su promesa de permanecer solo
cuatro años, y la oportunidad privilegiada que los vicepresidentes
tienen de ascender, sea por defecto del presidente, o por ocupar el
primer lugar en la lista política de sucesión, Kamala Harris estaría
desde ahora, si gana Biden, mucho más cerca que nadie de llegar al que
se considera todavía por muchos como el cargo más poderoso del mundo.
No solamente habrá que ver hasta qué punto ciertas comunidades de la
“América profunda”, que viven todavía en otra época, alimentadas con
ideales proclives al “populismo trumpiano”, estarían dispuestas a
reconocer que es necesario cambiar de presidente. También será
importante ver si esas, y otras comunidades, afectadas por la tradición
de clasificaciones raciales, estarían dispuestas a aceptar que una
persona considerada de manera un poco acomodaticia como “negra”, se
ponga camino a la cúspide del poder.
Lejos de esas consideraciones emocionales y odiosas, propias de un país
en el que el referente racial puede ser definitivo y donde no siempre
resulta presidente quien consiga el mayor número de los votos de los
ciudadanos, pues todo depende de la composición de Colegios Electorales
que tiene peso distinto de Estado en Estado, existen otros interrogantes
que difícilmente se podrán despejar a lo largo de la campaña.
En particular muchos se preguntarán si la trayectoria de abogada, fiscal
y senadora de la eventual vicepresidente sería suficiente para orientar
a la Unión en las materias propias del nivel federal, que si bien son
residuales tocan con aspectos tan importantes como la política económica
y el manejo de las relaciones internacionales. Otros quisieran saber si
tendrá las credenciales adecuadas para jugar en los múltiples
escenarios de un mundo en mutación, justo cuando está a prueba la
condición de potencia económica y política de un país de inevitable
papel protagónico en el Siglo XXI.
Por ahora, van para la campaña. Una campaña que, desde el equipo
presidencial, hace circular insistentes avisos que anuncian “la toma del
Partido Demócrata por la izquierda radical”. Que se vienen “alzas de
impuestos, fronteras abiertas, medicina socializada y aborto a
voluntad”. Que Harris “es débil en la persecución del crimen y se rehúsa
a poner America First”. Y que ella y Biden llevarán a América “por el
sendero del socialismo y la decadencia”. Catálogo grotesco y falaz, que
no dejará de tener impacto, estudiado, en ciertos sectores.
Si a lo anterior se suma la duda cuidadosamente sembrada sobre un
posible fraude electoral, que afectaría aún más la significación del
voto directo de los ciudadanos, los observadores del proceso político
estadounidense, desde repúblicas bananeras, podrán constatar que se ha
producido un contagio viral en el orden político que puede hacer tanto
daño en los Estados Unidos como lo ha hecho en otras partes.
A pocas semanas de la votación, y mientras atraviesan el túnel de la
pandemia, los votantes de toda procedencia, y en particular aquellos que
pueden y quieren escapar de la trampa de sumisión a la que suele atraer
el populismo, deben ir haciendo sus cuentas respecto del destino de un
país que vive una coyuntura crucial. Para todos los electores, sea
porque les guste, o porque les crean a sus detractores, la figura de
Kamala Harris será definitiva.
Fuentes: El autor y https://www.elespectador.com/o
18 de agosto de 2020
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