¡Adelante, gatos. Vamos por las ratas! Por Juan Lozano
Ratas y gatos de la pandemia
¡Adelante gatos, vamos por las ratas!
Sin rodeos. Quiero verlos condenados. Tras las rejas. Destituidos y con sus bienes embargados. Por rateros. Por canallas. Por aprovecharse de la tragedia del coronavirus para llenar sus bolsillos. Por robarse la plata de los mercados. Por quitarles el pan de la boca a los más pobres. Por engañar a sus conciudadanos. Por hacerse pasar por personas honorables cuando no son más que ratas codiciosas que entienden el Estado como un botín y la política como un camino para enriquecerse.
Posan de señorones. Mienten
sin ruborizarse. Engañan a la gente. Están destruyendo el Estado
colombiano, saqueando entidades, municipios y departamentos. Están
minando la democracia y generando desconfianza e incredulidad en las
instituciones. Y cabalgando sobre la impunidad, que ha reinado durante
tanto tiempo; han destruido la ética colectiva y el imperio de los
valores.
A estas alturas del camino tenemos ya tantas cicatrices
por culpa de los desengaños, de la indignación progresiva, de las
traiciones causadas por los bandidos, que la conclusión sobre el
tratamiento que deben recibir es cada vez más radical. A la sociedad
solo le sirve encarcelarlos, quitarles de por vida sus derechos
políticos y hacerles devolver hasta el último centavo de lo que se
robaron, incrementado por los intereses y los perjuicios causados a la
ciudadanía.
Por eso, el trabajo articulado del fiscal Francisco
Barbosa, el contralor Felipe Córdoba y el procurador Fernando Carrillo
es tan importante en estos momentos. Justo es resaltar el esfuerzo
articulado de las cabezas de estas tres entidades para garantizar
transparencia en la emergencia. Y aunque falte mucho trecho por
recorrer, mucho pícaro por desenmascarar, mucho criminal de cuello
blanco por condenar y muchos procesos por concluir, el avance que han
logrado en estos dos meses es notable.
Ante la rata voraz que
aparece todas las noches en nuestra tele invitando a los televidentes a
que denuncien hechos de corrupción, el procurador Fernando Carrillo lo
expresó con gráfica contundencia: tres gatos cazan mejor que uno. Y de
estos tres gatos esperamos que lleguen hasta las más drásticas condenas
con las ratas tras adelantar con apego a la ley todos los procesos.
Su
sinergia ha sido virtuosa en esta emergencia. A mí me gusta la
fortaleza de los tres gatos juntos. Me gusta que no se arrugan. Me gusta
que son valerosos y saben que tienen una oportunidad única para
enfrentar la corrupción. Y confío en que sabrán sortear las presiones
políticas de los favorecedores de buena o mala fe de los investigados.
Es
un momento inédito e irrepetible. La pandemia dejó en evidencia que el
grueso de las campañas políticas en Colombia se financian por
inversionistas que esperan robarse la plata de los colombianos cuando
sus elegidos lleguen al poder para recuperar con creces lo que
invirtieron en la compra de votos y en la financiación de sus
actividades proselitistas. No son aportes altruistas para construir un
mejor país. Son dineros entregados a título de cuota inicial de los
delitos que se aprestan a cometer a través de todas las modalidades
imaginables del serrucho.
Y no se trata solamente de procesos
penales, disciplinarios o de responsabilidad fiscal aislados. Aquí hay
un problema sistémico de una clase política que, con notables
excepciones, claro está, se ha contagiado de una epidemia de voracidad,
de codicia, de búsqueda afanosa de fortunas relámpago.
Confío en
que los inocentes sean absueltos. Confío en que los culpables por
corrupción desfilen por las cárceles de Colombia. Confío en que esta
generación de ratas sea la última. Y espero que como sociedad
emprendamos un ejercicio convocante, articulado e integrador que permita
que la virtud, la rectitud y la transparencia en el servicio público
vuelvan a ser la regla.
¡Adelante, gatos. Vamos por las ratas!
JUAN LOZANO
Fuente: texto de El TIEMPO Juan Lozano
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@JuanLozano_R 24 de mayo 2020 , 10:56 p.m.
* Ilustración fotográfica del Archivo PGV
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