CORONAVIRUS Y CULTURA DE APRENDIZAJE por Javier Martínez Aldanondo *
Coronavirus y cultura de aprendizaje
Por Javier Martínez Aldanondo *
La
crisis actual del coronavirus se explica porque no le otorgamos al
aprendizaje la importancia que tiene. Mi definición de aprender
es “acumular EXPERIENCIA reutilizable en el futuro”. Estamos pagando el altísimo precio de
olvidar
epidemias previas (EXPERIENCIA) como el
SARS
en 2002 o de
no
aprender rápidamente de Wuhan.
No
se trata de que no sepamos sino que nos cuesta aprender, como nos acaban de
demostrar
los británicos. Y si no aprendemos,
volverá
a suceder.
Esta es una lucha para comprobar si gana el virus o triunfa el
conocimiento. El momento de aprender es ahora y no cuando todo haya
terminado.
La premisa de este artículo es muy sencilla: lo más importante no es QUÉ aprendemos sino algo previo,
CÓMO nos aseguramos de que aprendemos. No es lo mismo en
absoluto. Diariamente circulan miles de opiniones sobre lo que estamos
aprendiendo. Es inevitable y prematuro, cada semana las lecciones irán
cambiando. Pero olvidamos algo esencial. Para que haya
aprendizaje tiene que haber rutinas planificadas para que el
aprendizaje tenga lugar. De lo contrario, el aprendizaje no ocurre. Si
te pregunto
qué
aprendiste el año pasado,
te va a costar trabajo responder. No significa que no aprendiste pero
si no lo haces consciente, es como si no existiese y no lo podrás
gestionar. El aprendizaje no sucederá
por mucho que insistamos en que debemos aprender. El aprendizaje solo
se hará consciente cuando generemos rutinas colectivas cuyo único
objetivo es aprender. Podremos aprender siempre que destinemos tiempo y
recursos y aseguremos la participación de quienes
tienen conocimiento crítico. Si lo consideramos como una actividad
ineludible dentro de la vorágine de acontecimientos que nos desbordan.
Históricamente, los seres humanos hemos aprendido espontáneamente pero
nos falta cultura de aprendizaje. La cultura de
aprendizaje es la clave para salir bien parados de esta crisis y evitar
la siguiente.
¿Qué es la cultura de aprendizaje? “En nuestra organización solo
terminamos una tarea o cerramos un proyecto cuando reflexionamos
en equipo, capturamos lo que hemos aprendido y lo que haríamos distinto
la próxima vez y lo difundimos.
Y no empezamos a hacer nada sin averiguar si hay conocimiento disponible, si alguien ya hizo lo que vamos a hacer.”
No se realiza NINGUNA ACCIÓN que no considere el APRENDIZAJE y en TODO
LO QUE HACEMOS hay siempre oportunidades para APRENDER. El aprendizaje
es parte indivisible del trabajo. Es imposible trabajar sin aprender.
¿Cómo
se inserta el aprendizaje en la cultura? Una manera sencilla de
graficarlo es considerar 3 momentos para aprender: ANTES, DURANTE
y DESPUES.
1. APRENDER ANTES:
No podemos
predecir el futuro. Si revisamos el pasado reciente, hemos sufrido
emergencias medioambientales (terremotos, erupciones, inundaciones,
sequias, incendios), sanitarias (Zika, Ébola, H1N1, gripe aviar) y
político-sociales (2019 fue tan pródigo que no hace falta
retrotraerse a las torres gemelas o a la crisis de 2008). Ya deberíamos
haber aprendido que lo inesperado va a ocurrir y que somos vulnerables.
Toda organización necesita una red de sensores que le provean
información en tiempo real de lo que está pasando
en el mundo. En los barcos, la misión del vigía era otear el horizonte,
anticipar lo que venía para alertar a la tripulación. Pero al mismo
tiempo, la empresa debe tener a mano los
aprendizajes
de lo que pasó previamente.
El objetivo es sacar partido del conocimiento disponible para anticipar
escenarios y tratar de evitarlos. Y en caso de que no sea posible,
reaccionar rápidamente con lo
que ya sabemos y asegurarnos de aprender para la siguiente ocasión. La
vacuna para el Covid-19 tardará aproximadamente 1 año (tiempo récord).
Empezar a generar ese conocimiento para neutralizar el virus cuando
tenemos el problema encima es una opción poco
feliz.
En Aprender Antes hay 2 preguntas clave
¿Qué sabemos? y ¿Qué podemos aprender de otros que lo hicieron antes?
Es decir, de qué conocimiento disponemos antes de hacer algo y dónde
podemos encontrar el conocimiento que necesitamos. Justo lo que no hemos
considerado con el Covid-19…
Cuando le preguntaron a Einstein cuál era la diferencia entre él y un ciudadano normal, respondió “si
le pides
a la persona normal que encuentre una aguja en el pajar, se detiene
cuando encuentra una aguja. Yo, sin embargo pondría patas arriba todo el
pajar en busca de todas las agujas posibles”. Esta crisis ¿era
impredecible?
¿inevitable? Había numerosos antecedentes
y los expertos
confirman que se
sabía e incluso
se
esperaba
que algo así pudiese suceder. La inversión para desarrollar la vacuna,
estar equipados con tests, insumos, personal e infraestructura, haber
reforzado la colaboración internacional, etc. era
elevada. Pero el costo de esta crisis resultará muchísimo más caro.
Estamos condenados a vivir como si
la
siguiente pandemia estuviese a la vuelta de la esquina.
¿Qué rutinas de aprendizaje podemos incorporar?
Identificar y Evaluar los Riesgos concienzudamente (¿tendrán las empresas que contratar
guionistas
de Hollywood?). Intercambiar Conocimiento con Terceros y aprender de sus experiencias (benchmarking).
Diseñar Bases de Conocimiento Inteligentes (qué podemos aprender
de lo que pasó antes). Simular Escenarios Futuros (y si ocurriera…). Impulsar la Vigilancia Competitiva. Innovar y
cuestionar
lo que sabemos revisando las rutinas defensivas que nos impiden aprender y desaprender.
2. APRENDER DURANTE:
Dado que nunca hubo un
Aprender Antes, cada país está reaccionando con los recursos que
tiene a su alcance. Es una respuesta desesperada pero no la más
eficiente, sobre todo porque existía
conocimiento
que despreciamos.
Hoy actuamos a ciegas: no sabemos si una decisión será la adecuada o si
se debería optar por otra mejor. Dependemos del conocimiento de unos
heroicos trabajadores de la salud, brutalmente
sobre exigidos.
En esta etapa, lo crítico es
¿Qué estamos aprendiendo? Ojo, no se trata de una pregunta, sino de una rutina en la que
formularnos
esa pregunta y aplicar
3
hábitos para aprender: reflexionar, sistematizar y compartir ¿Por qué es fundamental aprender y
detenerse
a pensar “mientras
nos duele”? Es imprescindible realizar esa rutina cuando estamos inmersos en la crisis para hacer consciente el aprendizaje.
Al ser humano las
cosas le preocupan intensamente en el momento en que ocurren pero
después las olvida. Apenas superamos las tragedias, volvemos a lo
cotidiano, al mundo tangible y físico (tenemos que comer
todos los días), apartamos la vista del futuro y dejamos de lado lo que
no vemos. El virus, al ser un
enemigo
invisible e
intangible,
se aprovecha de nuestra ceguera y relajación. Por eso es crucial
priorizar el aprendizaje y asumir el lugar al que nos ha conducido
nuestra
obsesión
por ejecutar.
Tenemos procesos para producir pero necesitamos procesos para
aseguramos de que se aprende a medida que se produce. Mientras
desarrollamos la vacuna o comprobamos la efectividad de
las diferentes medidas, es obligatorio incluir rutinas reflexivas para
aprender de las decisiones que estamos tomando. Si lo dejamos para el
final no solo nos costará recordarlo sino que no podemos aprovechar
inmediatamente lo que estamos aprendiendo. Por
ejemplo ¿qué
medidas funcionan en los países que obtienen buenos resultados?
Es evidente que la inmensa mayoría de los esfuerzos tienen que estar
concentrados en resolver el problema. Pero al mismo tiempo, tenemos
que dedicar algo de energía a entender cómo lo estamos resolviendo,
dejar registro de qué funciona, qué no y por qué, qué otras alternativas
podríamos haber considerado, qué estrategias se demuestran exitosas y
cuales no y cómo utilizar ese conocimiento, etc.
Solo así podremos recopilar aprendizajes, sistematizarlos y
compartirlos. De otra manera,
no
tendremos trazabilidad de cómo superamos el desastre lo que nos impedirá reutilizarlo para la
próxima
epidemia que vendrá.
Igual que hay mucha gente trabajando en sacarnos de esta pesadilla,
tiene que haber especialistas trabajando en recoger los aprendizajes.
Necesitamos salir de esta crisis más
inteligentes que cuando comenzó.
¿Qué rutinas de aprendizaje podemos incorporar? Resolución de Problemas (llegar a la
causa
raíz
de lo que funciona y lo que no funciona). Experimentar y Tomar Riesgos
(para generar vacunas, probar nuevas formas de tratamiento). Aprender
del Pasado (qué conocimiento aprovechamos de
epidemias
anteriores). Aprender del Día a Día (Post
mortem o revisión después de la acción).
Aprender
de Otros (qué han hecho
Singapur
o Corea
del Sur). Transferir Conocimiento a quienes lo requieran (Harari
pone especial énfasis en la colaboración).
Y no menos importante, Aprendizaje de los Líderes y Equipos Directivos.
3. APRENDER DESPUÉS:
¿Qué
nos quedará cuando termine la pandemia? ¿Únicamente miles de muertos y
una dramática crisis económica y social que asolará a millones de
personas? ¿O un conjunto robusto de aprendizajes? ¿Estaremos en
disposición de asegurar que algo así no se volverá repetir?
No podemos equivocarnos y pensar que una vez controlado el virus, se
termina la pandemia y comienza el aprendizaje. En ese instante
entraremos en la etapa de consolidar los aprendizajes recogidos durante
el proceso y proponer cambios: todo aquello que es obligatorio
modificar. Aprender te compromete a cambiar. El circulo del aprendizaje
solo se cierra cuando se aplican esos cambios
y
fiscalizamos los resultados de dicha aplicación.
No
basta proponer lo que hay que hacer si no se hace. Obviamente,
se requieren recursos y responsables pero si invertimos en prepararnos para guerras que no suceden, parece lógico
prepararnos
para batallas contra virus que solo se pueden derrotar con conocimiento.
Cuando no tenemos
antecedentes, no hay más remedio que empezar desde cero pero cuando
existen y los despilfarramos, pagamos un altísimo costo en vidas humanas
y pérdidas económicas perfectamente evitables.
¿Aprenderemos para impedir
una segunda oleada del Covid-19? Si en algo están de acuerdo todos
los expertos
es que las pandemias
seguirán asolándonos. Entonces la elección es obvia: ¿aprendemos
o no?
En esta etapa, las preguntas son
¿Qué conocimiento hemos generado (lecciones aprendidas) y qué cambios haremos? y
¿Qué no sabemos y necesitamos aprender para el futuro?
¿Qué rutinas de aprendizaje podemos incorporar? Retrospectiva para consolidar los aprendizajes (como
hacen las metodologías
ágiles). Storytelling
y Casos
de Estudio para plasmar buenas prácticas. Planes para difundir los aprendizajes y para implementar los cambios.
Aunque
resulte chocante, la conclusión de esta columna es que lo más
importante ahora mismo no es QUÉ aprendemos sino CÓMO nos aseguramos
de que aprendemos ¿El mundo resultante de esta pandemia será el mismo?
¿El conocimiento que nos servía antes de esta crisis seguirá sirviendo
igual? La empresa que hoy no desarrolle cultura de aprendizaje
desaparecerá. El momento de aprender es ahora. Solo
perderemos la batalla si el virus se expande más rápido que nuestra
habilidad de aprender y colaborar. Hemos evolucionado como especie
gracias a la capacidad de compartir conocimiento. El virus, que nos
empuja a trabajar desde casa, hace más evidente nuestra
dependencia de la tecnología (Google, Facebook, Apple o Microsoft saldrán aún más reforzados). Vivimos aislados pero conectados.
Entender que debemos aprender es elemental pero dilucidar cómo vamos a aprender no es nada obvio porque los procesos de trabajo
no contemplan rutinas de aprendizaje. Hace tiempo que el
trabajo ya no es un lugar.
El aprendizaje no puede ocurrir por casualidad. Para ser eficiente,
debe ser planificado y sistemático y todavía no lo hemos hecho
consciente.
Todo el mundo grita su opinión particular sobre lo que estamos
aprendiendo pero no se proponen fórmulas sobre CÓMO tenemos que
aprender. Y ese es un ejercicio colectivo, nunca individual, en un
mundo
que hemos diseñado para competir. Ningún país puede resolver el problema por su cuenta. Superar la crisis será un
proceso
colaborativo, de contagio de conocimiento. Es la
sociedad
la que tiene que desarrollar la disposición a aprender.
Para frenar el Covid-19 es imprescindible la colaboración
no solo de gobiernos o equipos de investigación sino de cada ciudadano cumpliendo su obligación.
No más improvisación ni azar. Resolver
esta catástrofe es un asunto de conocimiento. Y de aprender, siempre aprender…
No es posible aprender del futuro. Solo aprendemos del pasado y el presente. Por eso es tan importante recuperar los aprendido
de situaciones previas. Sin embargo, el ciclo del aprendizaje solo se completa en el futuro: cuando la próxima vez “pasa lo que queremos que pase”.
El reality show en que estamos inmersos durará varias semanas o incluso
meses. Gracias a este experimento sociológico universal de confinamiento masivo, estamos cursando un máster
en varias disciplinas a la vez. El aprendizaje surge desde la pregunta ¿Qué preguntas nos estamos haciendo?
¿Será el Covid-19 solo un paréntesis o surgiremos más humildes? ¿Qué aprendemos de nosotros mismos?
Es verdad que la resiliencia y la capacidad de aprender del ser humano son ilimitadas pero su
memoria
es muy corta. Tenemos que empezar
a construir esa memoria desde hoy. ¿Cuándo sabremos si aprendimos del Coronavirus? Cuando
explote
la siguiente epidemia. Si no nos tomamos en serio el aprendizaje, el siguiente virus (que
ya está en marcha) nos volverá a someter. Si no aprendemos, nos convertimos en nuestro propio virus.
* Javier Martínez Aldanondo
Ver http://knowledgeworks.cl/quienes-somos/javier -martinez-aldanondo
Investigador, Tratadista, escritor y conferencista Internacional
en Gestión de conocimiento
Ex Gerente División Gestión de Conocimiento, Catenaria, Chile
Director en Chile de Knoco,UK
Master en Internet Management, Institut Catalá de Tecnología
Licenciado en Derecho, Universidad del País Vasco,San Sebasttián España
Profesor Master Gestión de Conocimiento, Institut Catalá de Tecnología
Juez Internacional Brandon Hall Excellence in E-learning Awards
Management Administration in Human Capital Management, SAP
Profesor Master en E-learning Universidad de Sevilla
Profesor Diplomado Experto en E-learning , Tecnologías y Métodos de Formación en Red, Universidad de Salamanca
Consultor BID en el área Comunicación y Capacitación
Consultor Banco Mundial en el área Gestión de Conocimiento
Socio Cultura de Aprendizaje de Knowledge Works javier@kworks.cl y javier.martinez@knoco.com
Twitter: @javitomar
|
|
Comentarios
Publicar un comentario